Un proyecto colectivo para llevar al cine ‘La mano invisible’, de Isaac Rosa

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Reparto 'La mano invisible'_Isaac_Rosa
El reparto de 'La mano invisible': De izda. a dcha., Josean Bengoetxea, Javier Godino, Fernando Cayo, Esther Ortega, Elisabet Gelabert, Bruto Pomeroy y Marta Larralde. / lamanoinvisiblelapelicula.com

La mano invisible es una novela que Isaac Rosa publicó en 2011, convirtiéndose desde entonces, a pesar de ser su sexta narración editada, en libro referente de su autor. Ahora, Isaac Rosa, escritor inquieto y que posee un compromiso social decantado, además de una curiosidad que se dirige a todos los lados, está embarcado en un proyecto muy interesante: alrededor de un equipo formado en torno al joven director de cine, David Macián, se ha formado en régimen de cooperativa un proyecto para llevar al cine esta novela, una narración que trata el tema de las relaciones de trabajo actuales sin las fantasmagorías ni artificios retóricos de esos que restan verosimilitud a ciertas obras cuando se abordan estos temas.

Todos las personas que trabajan en la película lo hacen por sacar adelante un proyecto en el que están ilusionados porque creen que la novela refleja en gran parte lo que sucede en el mundo laboral de nuestro país. Elisabet Gelabert es la actriz que interpretará a una limpiadora, y piensa que la película debería servir para formar cierta conciencia de empatía hacia el otro. Ese espíritu cooperativo y, además, de toma de conciencia social, que ha resumido muy bien la actriz, es en definitiva lo que define todo el proyecto. Un proyecto formado por gente del medio audiovisual: David Macián, que es el director, ha realizado ya cuatro cortos, además de trabajar también como guionista; Daniel Cortázar es un guionista de origen vasco premiado por el Gobierno de Euskadi por su proyecto Una casa con bicho; Fernando Fernández, que ha colaborado con directores como Julio Medem, será el director de fotografía; Joseán Bengoetxea actuará de carnicero; Javier Godino, de informático; Fernando Cayo, de albañil; Esther Ortega, que colaboró en Azul oscuro casi negro, hará de costurera; Bruto Pomeroy, que ha trabajado en El día de la bestia, El milagro de P. Tinto o 2 francos, 40 pesetas, actuará en el papel de camarero, y Marta Larralde, conocida por actuar en series como Hospital Central, será la mujer del traje. La película contará también con Irene Navares como directora de producción y María Díaz como directora artística.

Una cooperativa, en suma, que busca colaboradores y mecenas, donde cuenta ya con la editorial que publicó la novela, Seix Barral, y otras entidades como Veló Casting, VTF Abogados, Bricovel... y que se apoya en el sistema de crowdfunding a través de Verkami, donde quién lo desee puede apoyar la financiación de la película desde la suma de 5 euros.

Considero a Isaac Rosa uno de los narradores de la nueva hornada literaria española más interesantes que me ha sido dado leer en los últimos años. Confieso que lo de llevar La mano invisible al cine me interesa por varios aspectos. Sobre todo porque la literatura de Isaac Rosa es una narrativa de cierto orden complejo en la manera del tono y el estilo y con muy pocos ribetes de orden cinematográfico. Tiene a su favor un cierto orden mental de raíz, digamos, brechtiana. De ahí que sus novelas, se nota en La mano invisible, pero también, sobre todo en su última entrega, La habitación oscura, tenga mucho de presentación de un espacio dramático y eso sí puede dar lugar a que ese espacio teatral se transmute en espacio cinematográfico. Aquello que dice, por lo demás es fácilmente comprensible, pero transmitir esa idea de la secretaria , por ejemplo, que repite “no es la benevolencia de quién sea esté detrás de todo esto la que nos procura el alimento, sino la consideración de su propio interés”, posee mucho más el ámbito de la opacidad desnuda de un Beckett o el mensaje didáctico de un Brecht que creo difícil llevar a los planos del cine, que exigen cierta inmediatez emocional.

De ahí el interés porque se haga la película, desde luego, pero también el resultado de todo ello. El albañil que destruye, una vez pasadas una serie de horas, el muro que ha estado construyendo; la mujer que coloca piezas en una cadena de montaje sin saber su función, una vez más, bendito Charles Chaplin; un rumano que hace de emigrante, es decir, sirve para todo, para cualquier cosa; la mecanógrafa que sigue apuntando la labor de los demás; el carnicero que no para de cortar carne... y todo ello en un espacio público, una nave industrial, donde una serie de espectadores les contemplan y se inmiscuyen casi en sus emociones diferidas. Ocurren, sin embargo, una serie de cambios y poco a poco el orden armónico comienza a resquebrajarse por demanda de la producción, y surgen las paranoias, reales o fingidas, sobre la mano invisible que los gobierna. Al final todos desertan, público incluido, y es el vigilante el último en irse, en apagar la luz. Metáfora de la nada, ya digo, que me resulta interesante ver reflejada en la pantalla.

Isaac Rosa, sin embargo, cree que la dinámica que genera esa pregunta se acomoda mucho al modo de afrontar las cosas que tiene el cine y confía, además, en el equipo que se ha formado y en el espíritu del proyecto porque cree que se ajusta perfectamente al espíritu que le movió a escribir el libro. Hay por otra parte,una correspondencia entre este grupo de profesionales que deciden y se reúnen para llevar a cabo esta película y aquello de que trata la novela, que en el fondo describe la construcción de una obra colectiva. Y ese modo de actuar colectivo, cree Isaac Rosa, es una necesidad que demandamos hoy día.

Esa densidad conceptual de sus novelas es algo, ya digo, que me resulta curioso el poder llevarlas al cine. El propio Isaac Rosa comenta a cuartopoder.es: “sí, lleváis razón, yo también me lo he preguntado varias veces, pero se hizo una versión de El vano ayer hace tiempo y no resultó nada mal. Parece que el cine me quiere: se proyecta hacer una versión de El país del miedo, estamos ahora con ésta de La mano invisible y me llegan noticias de que se quiere realizar una película sobre La habitación oscura”.

Hay escritores que no aguantan las películas que se han hecho de sus novelas, caso de Almudena Grandes, pero Isaac Rosa está contento “quizá porque no intervengo. Una vez hecha la novela, ésta es independiente y la versión cinematográfica es un modo de leer la novela, de interpretarla”. De ahí que “no intervenga nunca en los guiones. En esta La mano invisible me consultan sobre algunas claves de la novela y aspectos distintos entre narración y guión de cine pero, aunque en este sentido superviso, no colaboro nunca en modo alguno en el guión”.

Dicho esto, nos puede la curiosidad sobre esta versión cinematográfica. No digamos nada ante la versión futura de una novela como La habitación oscura.

Iniciativas así merecen nuestro apoyo.

David Macian (YouTube)

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