Cierra ‘l’Unità’, mítico referente de la prensa de izquierdas

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Cierre_de_L'Unità
Portada de la última edición del periódico con el título 'Han matado l'Unità'.

Decir l'Unità ha sido durante muchos años decir prensa comprometida con los postulados del Partido Comunista Italiano pero abierta a todas las ideologías que fomentaran el consenso, como asociaciones cristianas de base, sindicatos de nula orientación marxista... De hecho, de los diarios comunistas históricos, bien puede decirse que mientras l'Unità representaba la vanguardia en las actitudes y modos de actuar del PCI, L'Humanité, por ejemplo, no se quitó nunca el marchamo de ser un diario guiado por la férrea dirección del PCF, que es modo elegante de decir que era un diario estalinista, de los de la línea dura.

El primer día de agosto l'Unità ha echado el cierre después de noventa años de dar e interpretar noticias, información. Su fundador fue Antonio Gramsci, creador del Partido Comunista Italiano, y uno de los más sutiles pensadores marxistas del siglo pasado. Esa base intelectual, de clara influencia humanista, impregnó siempre la política del PCI y, por supuesto, d e su órgano de prensa oficial, éste que ha caído a casi el momento de conseguir el siglo de existencia. Su primer número salió en 1924.

Palmiro Togliatti decía que l'Unità era el Corriere della Sera de la clase trabajadora en referencia a la influencia decisiva que el periódico milanés tuvo entre la clase media. Lo cierto es que l'Unità ha sido un referente informativo de la izquierda y su muerte, debido a que sus ventas no llegaban a los 30.000 ejemplares desde los años noventa, es metáfora de los cambios profundos que están ocurriendo en los medios de prensa. Los trabajadores llevaban desde la primavera sin cobrar, son alrededor de 80, pero ni así el diario ha podido salvarse. Y eso que se ha intentado con varias reuniones con los accionistas, que llevaban acumulando pérdidas de 30 milllones de euros, con varias propuestas, una de las cuales había sido formulada por Daniela Santanché, la bestia negra y tapadera de Silvio Berlusconi. Ni por esas.

Con esta es ya la tercera vez que cierra l'Unità. La primera fue durante la dictadura de Benito Mussolini, que sencillamente metió a Gramsci entre rejas y prohibió el diario. En realidad no desapareció sino que pasó a la clandestinidad, pero esta vez los problemas son económicos y, aunque parezca mentira, más efectivos que el fascismo. Matteo Renzi, primer ministro del Gobierno italiano y secretario del PD, Partido Demócrata, heredero del PCI, ha dicho en un tuit: "Reabriremos l'Unità".

Pero el problema es más serio que una mera cuestión de voluntades y, si me apuran, de dinero, y tiene que ver con el modo de presentar el periodismo en los tiempos actuales. La crisis de l'Unità está clara: es la crisis de todos los periódicos ideologizados cuya tumba comenzó a cavarse en los años ochenta, en los años del posmodernismo, cuando las ideologías comenzaron a disolverse y en los barrios obreros se votaba a la derecha mientras en algunos de clase media resurgía una izquierda, eso sí, muy limpia, higiénica, casi socialdemócrata, pero con más visos éticos. Lo de Bettino Craxi aún hoy escuece con sobrada razón.

La crisis ha afectado, ya digo, a todos los diarios ideologizados, es decir, portavoces de un partido o de un grupo social como le ha pasado al Corriere della Sera y a la mayoría de los diarios en papel. De hecho entre el 40% de votantes que en las pasadas eleciones europeas votaron listas progresistas había gente cansada de la politica de Berlusconi y que anteriormente había votado a la derecha, sin problema alguno. En el caso de España, una formación como Podemos ha dado el campanazo pero aún está por ver el análisis sociológico que perfilan los votantes de la formación. Lo que si está claro es que muchos conservadores españoles optaron por la abstención y algunos, no muchos, votaron a la lista de Pablo Iglesias.

El problema surge en que un órgano de prensa responda a semejante torre de babel política y social y la fórmula no está clara. Crisis ha habido muchas y l'Unità, en otros tiempos, introdujo para sobrevivir publicidad, que no tenía porque les parecía burgués, luego deportes, páginas dedicadas al cine, en fin, algo inconcebible que no existiera en el periodismo de hoy día. Incluso llegaron a regalar vídeos de cine, bajo la dirección de Walter Beltroni, apasionado del género, creando una monumental serie de historia del séptimo arte y hasta se atrevieron a regalar los Evangelios, algo que algunos sesudos y viejos comunistas no aguantaron.

El titular del diario el día último de julio ha sido, "Han matado l'Unità", pero lo cierto es que el diario cerró en 2000 y luego con una nueva junta de accionistas, volvió a resucitar. Pero no remontó nunca la cifra de 30.000 ejemplares y la junta de administradores, en la reunión última, pidió una garantía de un millón y medio de euros para que el diario funcionara hasta septiembre.

La cuentas, vistas así, salen, son claras, y los accionistas no han visto viables las propuestas, ni siquiera la de Daniele Santanche, la delfina de Berlusconi, lo que es definitivo, pero los periodistas del diario hablan de compadreos políticos e intereses inconfesados para que el diario se cierre definitivamente, como así parece.

Los trabajadores acusan al PD de abandonarles mientras sus dirigentes prometen segur luchando para reabrir el diario.

Una cosa está clara: la sombra de Gramsci hace tiempo desapareció de la escena política y moral italiana.

1 Comment
  1. juanjo says

    Efectivamente, toda una tragedia cultural, política e ideológica.

    Con l’humanité constituía el máximo símbolo del progresismo europeo

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