Tiempo de verano
Pascual García
Por las cosas en Súper 8 que grababa mi padre, yo, a los tres años, era una especie de querubín de rizos castaños y ojos grises que se paseaba en bolas por la campa contaminada de hierba y de amor de Woodstock. Allí todo el mundo iba sin sostén y movía la cabeza de un lado para otro. Eran los hippies: fumaban, follaban, algunos corrían delante de la policía, otros morían por sobredosis y, eso sí, casi siempre escuchaban buenas canciones. Unos años después de aquello mi padre acabó dirigiendo el departamento de personal de Auditions Corporation, una multinacional dedicada a la producción industrial de aparatos para sordos... A mí siempre me gustó más la primera vida de mi padre que la segunda, y le quedé muy agradecido cuando me dejó en herencia su impagable colección de vinilos. También me legó una casa en Ibiza y un millón y medio de dólares. Quizás por eso pienso que son necesarias al menos un par de generaciones para cumplir los objetivos. Para cumplir los objetivos de verdad, quiero decir... Ya sabes: vive y dejar vivir, haz el amor y no la guerra, prohibido prohibir y todas esas mierdas... A mí me ha ido bastante bien así... No sé lo que habrá pasado contigo, pero supongo que siempre te quedará la lotería como último recurso para cumplir los tuyos, tus objetivos, digo… tus sueños…
Da gusto que sea agosto para leerte en
estos relatos cortos.
Genial!!!
La música seleccionada un acierto.