Hablar de periodismo, en Colombia, es hablar de una profesión de riesgo, en la que te puedes jugar la vida si cuentas las cosas que incomodan a los poderosos. Hollman Morris (Bogotá, 1969) ha vivido en su propia carne la extorsión del estado: teléfonos pinchados, seguimientos ilegales, incluso amenazas a su hija de corta edad. Hemos aprovechado su estancia en España, para hablar de Colombia, del foro internacional de víctimas, de periodismo y de Derechos Humanos.
– El pasado sábado se ha celebrado el I Foro Internacional de Víctimas desde el exilio, ¿qué es exactamente?
– El Foro es un acontecimiento único en la vida de Colombia, jamás se habían sentado juntos en un mismo escenario víctimas del terrorismo de Estado, de los paramilitares o de las FARC, porque sobre cada una de ellas pesan prejuicios. Por primera vez esto se ha conseguido. El evento se desarrolló simultáneamente en 19 ciudades de Europa y América y las personas que allí concurrieron, contaron sus experiencias como víctimas y se apuntaron propuestas para la paz y para la reconciliación nacional que se está llevando a cabo en La Habana [Oficialmente, desde el año 2012, el gobierno del presidente Santos y la guerrilla de las FARC están en conversaciones de paz, que se desarrollan en la ciudad de La Habana]. El centro de este foro son las víctimas, independientemente de quien haya sido el actor que las haya convertido en tales. Yo participé desde Madrid, porque estaba aquí, pero había exiliados colombianos en Barcelona, Bruselas, Montreal...
– ¿En qué punto se encuentran las negociaciones?
– Como nunca antes Colombia se ha acercado tanto a la firma de la paz con las FARC, hoy vemos hechos, gestos que nunca antes se han visto. Por ejemplo el hecho de que haya una comisión de militares activos hablando con las FARC en La Habana e imaginándose como sería la paz y la reinserción de los guerrilleros a la sociedad civil.
Hay una discusión importante cual es que las FARC se ven ellas mismas como víctimas, producto de un exclusión política, eso hace que se llame a una revisión histórica. Se pretende que una comisión histórica construya, con todas las versiones y sin contaminación, la versión más aproximada a la verdad histórica.
Ahora bien, la firma de la paz es muy diferente a hacer la paz. Firmamos la paz y toda la sociedad colombiana tiene que crear un paradigma nuevo de nación, de reconciliación. Son muchas generaciones de colombianos que nunca hemos conocido la paz. Lo que uno como padre espera es que a nuestros hijos no les toque un país en guerra, que estigmatiza, que mata, que señala e invisibiliza la diferencia.
– Esta tarde (por ayer) participarás en un debate con Baltasar Garzón sobre Periodismo y Derechos Humanos, ¿qué papel juega el periodismo en los Derechos humanos?
– Si uno adopta la definición clásica de Naciones Unidas de que defensor de derechos humanos es todo aquel que denuncia una injusticia, el periodista en su búsqueda de la verdad y en su deber de dar voz a los más débiles, se convierte per se en defensor de los Derechos humanos. Sin embargo, el informe de memoria histórica que se publicó el año pasado, revela que la sociedad colombiana le dio la espalda a sus víctimas y a la barbarie. Ahí cabe preguntarnos dónde estaban los grandes medios de comunicación, cuál ha sido el papel real de los medios de cara a las víctimas y de cara al conflicto. Porque, efectivamente, los medios movilizaron al país contra la guerrilla y contra su violencia pero no hicieron lo mismo con la violencia paramilitar, por eso existen víctimas de primera y segunda categoría. Cuando se llamaba a marchar contra los crímenes de estado, o del paramilitarismo los grandes medios se hacían a un lado.
– Hace casi tres años entrevisté a Herbin Hoyos, periodista colombiano que estuvo amenazado de muerte y fue secuestrado por las FARC y me decía que si no hubiera sido por los medios de comunicación, Colombia estaría en manos del terror.
– Creo que ha sido gracias a apuestas personales de algunos periodistas en nuestros proyectos mediáticos, a diferencia de grandes medios que han puesto trabas a poner todas las cartas sobre la mesa. Por ejemplo, en el momento tan delicado que nos encontramos, no puedo entender cómo el jefe de los informativos de la cadena de Prisa en Colombia se burla de las amenazas que ha recibido nuestro canal, acusándonos incluso de que las estamos inventando.
– ¿Por qué tuviste que salir dos veces de tu país?
– La primera vez fue en el año 2000 por amenazas de los paramilitares a una compañera periodista y vine a España, pero en el año 2009 se descubre que había una campaña de desprestigio, seguimientos ilegales, amenazas, por parte del Estado y Uribe me acusa de ser aliado del terrorismo. Las amenazas se incrementan y me toca salir del país en 2o1o.
– ¿Por qué alguien que está amenazado, vuelve a su país?
– Porque uno no es nadie en otra parte y porque uno no renuncia a colaborar en un proyecto de país más justo.
– En esos años tan duros recibiste dos premios muy importantes, uno de Human Right Watch, en 2007, y el Premio Internacional de Derechos Humanos de Nuremberg en 2011, ¿por qué son esos premios?
– Son por una trayectoria dedicada a defender los Derechos Humanos desde los medios de comunicación, que se hace con muchas dificultades, a pesar de la seguridad personal, de la familia y de la falta de reconocimiento de los propios colegas.
– Vuelves en 2012 porque te llama el alcalde de Bogotá para que te encargues de dirigir Canal Capital
- Efectivamente, el alcalde me llama estando en Washington y yo veo la forma de regresar con dignidad. Eso muy poca gente lo entiende. Regresar al país y que el país me devuelva lo que me ha quitado, después de haberme acusado de terrorista, al final es una manera de decir yo tenía razón y aquí estamos para construir un país diferente.
En segundo lugar regreso porque siempre he creído en la propuesta de televisión pública y como un reto para demostrar que se puede hacer una televisión más humana, que defienda y promueva derechos humanos. Naciones Unidas ha dicho que nuestra televisión es paradigma en el mundo. Una televisión que promueve Derechos Humanos desde dentro del conflicto.
– He leído una carta firmada por distintos intelectuales de tu país, defendiendo tu gestión "en la certeza de que la televisión que él alienta es la de todos, por lo tanto la que el país necesita si quiere ingresar en la modernidad". Según he leído tu canal da voz a todo el mundo, principalmente a las minorías.
– Una de la causas de la violencia en Colombia ha sido matar la diferencia, estigmatizar al que piensa diferente, invisibilizar a las minorías étnicas, por eso esta televisión tiene que abrirse a todas las realidades del país, especialmente a los que históricamente no han tenido voz; indígenas, negros, comunidad LGBTI, movimientos de grafiteros, hip-hop...
– ¿Qué tipo de televisión crees que se debe hacer desde una emisora pública?
– La televisión pública en Colombia generalmente no tiene audiencia, no incide, no genera debate. Nosotros queremos tener un papel activo, estar en el debate nacional. Una nación no puede dejar la opinión en manos de la televisión privada, no puedes dejar la educación de tus hijos a la televisión privada, porque, queramos o no, se convierte en el ministro de educación de tu país. Queremos una televisión que sirve a la gente, intentamos llevar la cultura a cada casa. Tenemos un convenio con el sistema de teatros públicos de Bogotá, cada obra que adquiera un teatro público lleva incluido el derecho de retransmisión de la televisión pública.
– ¿La audiencia os ha respaldado?
– Todavía estamos lejos de llegar a los datos de las privadas, pero a mi me interesa que me digan que estoy haciendo buena televisión y no televisión que da ratio de audiencia.
Hollman Morris es uno de los mejores periodistas de nuestro país. Ha sido valiente, como pocos, para decir la verdad, incomode a quien incomode. Ojalá tuviéramos muchos más Hollman Morris en Colombia, y en el mundo.
Hollman ha mostrado una realidad que siempre han querido mantener oculta a los demás. A Hollman le debo a que no crea todo lo que me digan, que uno tiene que buscar otras fuentes y ser muy critico con la información que se recibe.
Gracias Hollman por hacer un trabajo de periodismo digno pese a toda la persecución, peor no se puede esperar menos en nuestro país, sigue siendo valiente haber si algún día despertamos los colombianos del letargo en que vivimos ; sigue haciendo bien lo que sabes