Edvard Munch, Zurbarán, Picasso… los grandes del año en Madrid

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El descendimiento de la cruz, de Roger van der weyden. Exposiciones 2015
'El descendimiento de la cruz', de Roger van der Weyden se expondrá este 2015 en el Museo del Prado. / museodelprado.es

Las exposiciones programadas para este año en Madrid tienen todas las características de una celebrada, aunque previsible, excelencia. Tal es así porque la sucesión de nombres famosos en la historia del arte clásico y, sobre todo, contemporáneo, no dan tregua ni descanso para otras posibles, y en el fondo más arriesgadas, manifestaciones artísticas, que como mucho, si dejamos aparte ARCO, dedicado este año a Colombia, quedan arrumbadas en una especie de bric a brac reservado al azar de las galerías de arte. En una palabra, se va a tiro fijo, sin arriesgar prácticamente nada, ya que la afluencia turística de la capital y el dinero invertido en estas grandes muestras no lo permite. Sin embargo, la lista de las exposiciones por venir, a poco que nos fijemos, abruman un tanto.

Conviene empezar por la retrospectiva que el Thyssen dedicará en febrero a Paul Delvaux, el pintor belga afecto al surrealismo, al igual que su paisano Magritte. La colección consta de los fondos aportados por el propio museo, al que se añaden las obras propiedad de Carmen Thyssen. El resultado será, de seguro, una muestra celebrada, y ello por dos motivos: Delvaux es pintor escaso en España, por lo que mostrarlo se hace precioso, pero también porque la mezcla de carnalidad, erotismo y ensueño que encierra su obra le han hecho siempre proclive a cierta popularidad que sólo una visión pacata quiso cercenar en su momento.

Femme au chapeaux, Picasso, Kunstmuseum de Basilea. Exposiciones 2015
'Femme au chapeaux' de Picasso, Kunstmuseum de Basilea. / museodelprado.es

Por su parte la Fundación MAPFRE, que suele organizar muestras de fotografía muy cuidadas y certeras, se descuelga, también en febrero, con una serie dedicada a Garry Winogrand, uno de los grandes fotógrafos neoyorquinos del siglo pasado y que es conocido en la historia de la fotografía como un retratista único. La muestra recoge no sólo una amplia selección de retratos, sino del ambiente de la gran ciudad norteamericana, sobre todo en la década de los 50 y 60, la época del desarrollismo de la American Way of Life. Como documento de aquellos años no tiene precio.
El Museo del Prado y el Reina Sofía acogerán obras maestras del Museo de Arte de Basilea, que está remodelándose y que dispersa sus joyas por medio mundo. El Prado expondrá nada menos que diez picassos, estamos ya en marzo, que harán compañía, en la Sala Villanueva, a obras maestras de la casa, mientras que el MNARS tirará la suya por la ventana mostrando ochenta obras de factura contemporánea, aquellas que han hecho el arte de nuestros días. La lista abruma: Edvark Munch, Kandinsky, Léger, Juan Gris, Braque, Francis Picabia, Le Corbousier, Max Ernest, Paul Klee, Jean Arp, Giacometti, Mondrian, Dubuteff, Rothko, Jasper Johns, Andy Warhol...

Pero el Prado prepara para poco después una muy bella exposición de factura clásica, dedicada a obras mayores de Roger van der Weyden, de quién se mostrará El calvario, El descendimiento de la Cruz y la llamada Virgen Durán, además del conocido como Tríptico de Miraflores. Todo ello con motivo de la restauración de El calvario, perteneciente a El Escorial. Un buen momento, pues, para volver a repensar en las relaciones entre la Monarquía y la pintura flamenca: no olvidemos que, ya en otoño, veremos expuestos en la Biblioteca Nacional grabados de Rubens, de los que la institución posee una de las mejores colecciones del mundo.

Y, en verano, Zurbarán en el Thyssen, de seguro una exposición de éxito, de las de relumbrón. La muestra se centra en el Zurbarán joven, el que recibe encargos de todo tipo, que se mezclarán con obras mayores, de madurez. El atractivo de esta exposición se halla en los cuadros que se expondrán por vez primera del pintor de los frailes. ¿De los frailes? En verdad hemos visto, precisamente en el Thyssen , alguna inquietante Magdalena de Zurbarán que descompone ciertos tópicos.

Pero no pecaremos de visionarios si auguramos que la gran exposición del Thyssen este año será la que dedique a Edvard Munch. La muestra consta de setenta obras entre óleos, grabados y obra gráfica, en colaboración con el Museo Munch, de Oslo. Es una muestra de éxito mediático asegurado, ya lo fue la que hace muchos años trajo del mismo la Fundación March, ya que el autor de El grito resulta extrañamente popular y, a la vez, resulta ser un exponente exótico de las vanguardias nórdicas, preteridas hasta hace pocos años en favor de las alemanas, francesas e italianas. Munch, un precursor inquietante del expresionismo...

El Prado acogerá, ya en otoño, exposiciones no por menos espectaculares menos esenciales: así, la de Luís de Morales, por ejemplo, y, sobre todo, la de Ingres, que tiene todas las bazas para ser un hito. Juega a su favor que es pintor poco valorado en España como esencial para entender cierta idea de Modernidad. Roberto Calasso le dedicó unas inteligentes páginas, ocultando pertinentes anotaciones entre páginas y páginas dedicadas a Baudelaire donde, curiosamente, no se hace mención de Walter Benjamin. Exposición que enlaza en cierta manera con la dedicada en MAPFRE, El canto del cisne. Pinturas académicas del Salón de París. Colecciones Museé d´Orsay: 84 obras pertenecientes al gran museo parisino donde se quiere demostrar que el arte académico no tiene que ser forzosamente sinónimo de baja calidad y falta de creatividad.
Año pródigo, con especial vocación ante las grandes muestras. Madrid tiene un lugar destacado en la corriente de los circuitos internacionales. Turismo y dinero así lo exigen.

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