La literatura insomne de Pascual García Arano

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Pascual García Arano. / Gonzalo Jerez 'El Selenita'
Pascual García Arano. / Gonzalo Jerez 'El Selenita'

Cuarta obra de Pascual García Arano, que ya publicó Carta de ajuste en 2006, Doble cero en 2009 y La metralleta nacional (Bubok, 2010). Radio Paraíso *, editada por Izana Editores, parece rebuscar en los orígenes literarios y periodísticos de su autor, ya que se estrenó como profesional de la cosa en una radio pirata de Pamplona, de nombre Radio Paraíso, que, en el año 82, emitía en programas como La Cha-Cha Atómica o La gran Resaca una serie de relatos, comprimidos por necesidades del medio en que se transmitían, con los que García Arano animaba el cotarro. Cuando comencé a leer algunos de los cuentos del autor, que se incluyen en el libro, precisamente en la sección de relatos de verano de cuartopoder.es, no sabía de estos guiños: sólo sabía que al leer estos relatos breves me encontraba ante una de las mejores prosas que me ha sido dada leer en este género que se puso tan de moda en nuestro país en los últimos años.

En cualquier caso, supongo que ese hacer teclas en la radio pirata pamplonesa le sirviera a García Arano para aquilatar tiempos, porque lo cierto es que en estos relatos se desprende cierto virtuosismo respecto al ritmo de los mismos que le puede venir de esa disciplina en el medio. Pero de la importancia de esta parte diría lo que afirmó José Bergamín respecto a su fidelidad política: “Yo, comunista hasta la muerte, pero sólo hasta ahí”, es decir, conviene preservar los impulsos más íntimos y tengo para mí que el valor de estos cuentos remite ya poco a aquellas intervenciones primeras.

Sí persiste cierto aire gamberro, que es otra manera de decir transgresor, de aquellas primeras intervenciones, pero estos relatos poseen una calidad formal muy alejada, mal que le pese al autor, de las influencias del periodismo. Y digo mal que le pese porque el libro está dedicado, bellísimamente, a esos tiempos: “Aquí está de nuevo, como cada lunes, La Cha-Cha Atómica, el programa de las chachas de Pamplona... dentro Hagen”. Creo que García Arano descubrió en la radio un medio idóneo para la dramatización, que es recurso que le va como anillo al dedo y que borda. En España es raro encontrarse escritores que dominen el arte del diálogo, uno de los últimos grandes fue Gonzalo Torrente Ballester, y soy de los que piensan que muchos escritores actuales confunden el diálogo con la transcripción fonográfica. García Arano sabe dialogar, y muy bien, y estos relatos son un ejemplo idóneo para gozar de ese arte. Digo, al autor le tira la dramatización y no es baladí que dentro de Radio Paraíso se hallen incluso piezas dramáticas, como la titulada Historia de amor en tres actos, que bien puede representarse tal y cómo está escrita, pero la mayoría de estos relatos son puro diálogo y hay cuentos, como el primero del libro, Just in time, que, sin restar un ápice su narratividad, se decanta hacia el puro teatro. Pero hay que decir que el autor es hombre de oído, es decir, es escritor que prefiera escuchar voces que pintar paisajes, y si bien es cierto que en su literatura existe esa tendencia a la dramatización, lo cierto es que ésta atiende sobre todo a las voces, tomadas ésas como caracterización genuina de los personajes. Estos relatos, pues, poseen hallazgos raros de encontrar en la narrativa actual, y entre esos hallazgos se encuentra la capacidad de describir personajes a través de las voces. Ya digo, un hallazgo y nada baladí. Esa cualidad es rara.

Esa tendencia se complementa con un sentido del humor que planea en la mayoría de los relatos, otorgando a éstos a veces cierta cualidad de caricatura. Y ese sentido del humor es esencial pues condiciona la visión del mundo que ofrece el autor, una visión del mundo que bebe en lo surreal pero que, sobre todo, es deudor de la literatura de transgresión de la narrativa norteamericana de los sesenta. El libro, así, está lleno de referencias culturales, literarias y musicales, que García Arano coloca en sitio pertinente, pues hay que decir que es autor proclive al malentendido, pues oculta muy bien lo que de trabajo literario arduo hay detrás de la aparente facilidad que se desprende de muchos de estos relatos.

Me referí antes a que este libro puede ser encuadrado dentro de la tradición del relato breve y conviene repetir esto para desmarcarlo de la moda del microrrelato, que es otra cosa. De hecho la cualidad de brevedad de estos relatos están condicionados por la forma del relato mismo, sin deber nada a esa mezcla de ocurrencia y aforismo, amén de poema, que suele condicionar el microrrelato. Aquí no hay nada de esto: de hecho coexisten relatos como El hombre que dijo “cuatro”, que consta de poco más de unas líneas, puro microrrelato, o Juan Santacurda con otros, como el titulado Radio Paraíso, que es relato largo que cierra el libro, donde hay un personaje que se llama Eufemiano Nabokov y donde se habla de los Rolling y no de los Stones. Ojo al dato. Este tipo de detalles es puro García Arano, es decir, es narrativa llena de detalles muy trabajados y dejados caer al buen tuntún, como si tal cosa. Gesto de escritor genuino.

¿Tendría que referirme necesariamente a lo que de crítica de la sociedad actual se esconde en esta narrativa? Decirlo así lleva a confusión pues de la visión del mundo que estos relatos desprenden se infiere el resto. De ahí que me resista a referirme a crítica social. Yo diría que estos relatos actúan al modo de un bomba de relojería en el imaginario confortable de nuestra civilización. ¿Pero, qué otra cosa ha hecho desde siempre la buena literatura?

Izana Editores (YouTube)
2 Comments
  1. Mari Nieves says

    Un libro extraordinariamente bien escrito. Sus relatos de total actualidad, sacuden, emocionan, al lector. La reseña de J.A. Juristo hace justicia al autor y al texto. Felicidades!!!

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