“La condesa frente a la roja”, en esos términos escribe The Guardian sobre la batalla electoral que se libró la noche del domingo, 24, en Madrid, refiriéndose, claro está, a Aguirre y Carmena. También destaca que Ada Colau, la “cruzada anti-pobreza”, se sentará en la silla del consistorio barcelonés. Europa está pendiente de lo que pase en España a partir de ahora, después de haber estado atendiendo a los datos electorales como si de algo suyo se tratara y no de unas elecciones regionales (sic) y locales españolas. El periódico de Manchester, que identifica a Barcelona en Comú y Ahora Madrid como las fuerzas que representan a "los indignados de España", ve claramente una transformación del bipartidismo español en un tetrapartidismo propiciado por la brillante irrupción de los emergentes Podemos y Ciudadanos.
Para The New York Times, Podemos es un partido de extrema izquierda, así que pasan de distinguir matices de transversalidad partidista o ideológica que valga. Por otra parte, la noticia no viene en portada, como en The Guardian, sino muy dentro de las páginas dedicadas al mundo en general, y a Europa, en particular. España no les queda tan cerca a los norteamericanos, ni les importa tanto ya que su estabilidad o no estabilidad modifica poco la vida americana. El NYT prefiere escribir "Popular Party" antes que "People’s Party", como hace el periódico británico, con claras resonancias del otro lado del extinto telón de acero.
Es bonito que subraye las palabras de Carmena, antes de retirarse a las tantas de la noche dominical, asegurando que trabajaría duro para conseguir seducir a los que no han votado por el cambio. El autor de la crónica destaca que Ada Colau, “tras enjugarse unas lágrimas” –detalle de 'human interest', como nos enseñaban antiguamente en la facultad–, levantó el puño en señal de victoria y felicitó a sus seguidores porque “gente normal, que normalmente carece de poder, tuvo una oportunidad histórica y la ha usado”, en alusión al voto que la ha conducido a la alcaldía de Barcelona.
Le Monde ha publicado un buen número de artículos y reportajes sobre lo que ha calificado de “seísmo político en España”, aunque comete algún error de apreciación, como considerar que los indignados están a las puertas sólo de Barcelona y que Manuela Carmena era apenas conocida por los medios de comunicación y la sociedad española. Tampoco es muy precisa la información de La Repubblica, pero, en general, la curiosidad que se aprecia por “las fuerzas surgidas desde abajo” es general.
Un interés aparentemente más frío es el mostrado por el Süddeutsche Zeitung o Der Spiegel que inciden en que la corrupción de los partidos tradicionales ha torpedeado el bipartidismo y hecho emerger partidos y coaliciones dispuestos a acabar con ella. Los dioses les oigan.
También los americanos O Globo y Clarín –de Brasil y Argentina, respectivamente– ocupan buen espacio con la noticia, en general, destacando que la izquierda sube en España desbancando al poderoso partido de derechas por excelencia. En la BBC destacan que han ganado los partidos anticorrupción.
Me sorprende, y favorablemente, que casi ninguno recalque el hecho de que el cambio de las dos ciudades más importantes tiene cara de mujer y, en una de ellas, Madrid, de mujer no tan joven. Lo cierto es que los nombres propios que han subido a la palestra, tanto para ganar como para ganar a medias o perder, son nombres femeninos que parecen haber eclipsado, aunque sea por un momento, a los habituales nombres varoniles. A mí me gusta que así sea, no porque una mujer vaya a hacerlo mejor que un varón, sino porque estas dos mujeres, precisamente, cada una en su estilo y conocimiento y espíritu de lucha, pueden hacerlo muy bien.
Como pasó con la llamada Primavera Árabe y el Movimiento 15M, que una cosa estaba poco relacionada con la otra, también en estas elecciones, por más que recuerden lo sucedido en las generales de Grecia, con Syriza, hay muy pocas cosas en común. La única –y no por ello, menos importante– la indignación popular. Por fortuna para los españoles, la organización del aparato del Estado funciona mejor en casa, lo que permite ciertas garantías en la puesta en marcha de esta nueva y esperanzadora etapa política.
Nunca os habrá tomado tanto el pelo eso que los tontos llaman partitocracia, que ya no es PPSOE sino sólo PP, y que algunos llamamos el capital que maneja los hilos, mueve las voluntades y conforma la opinión.
Tras el 24-M, vuelve el zapaterismo sin Zapatero: http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2015/05/tras-el-24-m-vuelve-el-zapaterismo-sin.html