Festivales de Almagro y Mérida, Shakespeare y clásicos griegos por goleada

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Tim Robbins junto a la directora del Festival de Teatro Clásico de Almagro, Natalia Menéndez, durante la presentación de la obra "Sueño de una noche de verano" que se representará en su 38ª edición. / Mariano Cieza (Efe)

Va ya para 38 años la celebración, cada principio de julio, del Festival de Teatro Clásico de Almagro, con su espléndido Corral de Comedias, reproducido con total minucia, dando vida a obras que se representaron en sus escenarios en el Barroco espléndido y otras, la mayoría, de las que nada se sabía siquiera de su existencia. Este año la nómina de autores cuyas obras se representan es abrumadora: que si Tirso de Molina, que si Fernando de Rojas, que si Juan del Encina, Moliére, Maquiavelo, por supuesto Cervantes, por supuesto Lope de Vega, por supuesto Calderón, pero ¿adivinan quién se lleva este año el trofeo de ver representadas nada menos que 13 obras? Sí, claro, Shakespeare, que este año recorre como un sarampión nuestros festivales de teatro, en Alcalá de Henares está triunfando en estos momentos El sueño de una noche de verano, que ha dirigido Tim Robbins, después de representarla con éxito por medio mundo.

Son 13 frente a seis de Cervantes, cuatro de Lope de Vega y otras cuatro de Calderón. El inglés nos gana por goleada hasta el punto de que en el espacio de un mes se va a representar buena parte de su repertorio, con mayor o menor fortuna, pero el espectador podrá asistir a todo un maratón Shakespeare en un paisaje estupendo que hace de la localidad manchega un lugar privilegiado del buen hacer teatral en verano. El secreto del éxito de este festival radica en su programación, que viene destilada ya de experiencias pasadas y aquí adquiere el peso del reconocimiento, de cierta idea de consagración. Un pueblo que multiplica su población y que no sólo desde el Corral de Comedias, sino desde plazas y rincones, el Museo del Teatro, la Plaza Mayor, a la caída de la tarde, se representan obras de clásicos con la única frescura que da la escena en vivo. Almagro, cada julio, se hace más Almagro.

El Festival de Almagro comenzará, como hace quince años, con la entrega del Premio Corral de Comedias, que este año le ha sido concedido a José Luís Gómez, y la primera representación, siempre a cargo de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que este año, por aquello del ahorro, según el Ministerio de Cultura, no se hará aquí el estreno oficial de la temporada, que se había convertido ya en una costumbre bella e imprescindible, sino que se repondrá Enrique VIII y la cisma de Inglaterra, una obra de Calderón, que ha dirigido Ignacio García y que interpretan Sergio Peris Mencheta, Mamen Camacho, Joaquín Notario y Pepa Pedroche, y que convendría el espectador comparase con el Enrique VIII, de Shakespeare, claro, para hacerse una idea de cómo era el teatro de intencionalidad política de aquella época visto desde el lado español, ahí teníamos nosotros a la reina católica, Catalina de Aragón, y el británico, donde Shakespeare pone toda la carne en el asador, no en vano Isabel I era hija del monarca y de Ana Bolena.

Le sigue otra reposición, esta vez cervantina, En un lugar de la Mancha, y otra, esta vez avalada por el éxito, el Don Juan Tenorio, de Blanca Portillo, una actualización del mito del burlador de Sevilla al que creo han quitado las alas de la soberbia casi cósmica hasta reducirle a un chulo de barrio. Para acabar con el Fuenteovejuna, de Lope, dirigido por Ángel Luís Martín Fernández y que interpretan los vecinos del pueblo.

Y ahora Shakespeare. Ya desde comienzos de julio, el día 3, se descolgará Tim Robbins con su Actor´s Gang en El sueño de una noche de verano, pero ese mismo día hay ya un Otelo, dirigido por el argentino Gabriel Chamé. Sin embargo la apoteosis llega a mediados de mes: el 15, un Hamlet dirigido por Alfonso Zurro; el 17, Las alegres casadas, por Andrés Lima; el 24, El mercader de Venecia, dirigida por Eduardo Vasco y donde Arturo Querejeta dará vida a Shylock, y luego, La tempestad y un Romeo y Julieta de bolsillo, así como suena. Pero el Almagroff, que es la parte más independiente del festival y donde se dan cita las compañías más rompedoras, y que tiene sede propia en La Veleta, programa dos versiones de Romeo y Julieta, otro Hamlet, otra versión de El sueño de una noche de verano, Up all Night, interpretada por Els Mc Gregor Theatre, pero en las esquinas de Almagro uno se podrá topar con Mucho Shakespeare, y, luego, a partir de las 10 de la noche, la compañía mexicana Los Tristes Tigres, interpretarán Algo de un tal Shakespeare, con clara intención de cachondeo y cierto ludibrio.

Un centenario es un centenario y este año tenemos dos:  Cervantes, sí, pero también Santa Teresa que hasta ha inspirado el cartel de la Feria del Libro madrileño. En Alcalá de Henares hizo compañía a otra ilustre monja, Sor Juana Inés de la Cruz, pero aquí, en Almagro, nuestra escritora tiene una antología de sus escritos, El cielo que me tienes prometido, de Ana Diosdado y Teresa o el sol por dentro, una particular y bella versión de El Brujo. Por su lado, Moliére, que no podía faltar en un festival de teatro clásico, viene representado por El avaro y El burgués gentilhombre. Lope de Vega, finalmente, pone el broche de oro con La boda para los otros y discreta para sí, que hace el grupo madrileño La Finea, y, no podía faltar, el descubrimiento del año, Mujeres y criados, de Lawrence Boswell y Rodrigo Arribas.

Una cita imprescindible que significa el broche de oro para las representaciones habidas durante el año y que anticipaba con el estreno del CNTC la temporada próxima. Un error no haberlo hecho este año. Pero pecata minuta ante el elenco de obras y compañías.

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Ana Belén protagoniza 'Medea', que se representará en el Festival de Teatro de Mérida. / Jero Morales (Efe)

Por su parte Ana Belén acaba de inaugurar con Medea, bajo la dirección de José Carlos Plaza, en versión de Vicente Molina Foix basado en textos de Eurípides, Séneca y Apolonio de Rodas, la 61ª edición del Festival de Teatro Clásico de Mérida, la gran cita de la escena grecolatina en nuestro país. Con esta Medea se da paso, así, a cierta tradición surgida recientemente de comenzar este magno festival con tragedias que tienen como protagonistas a grandes personajes femeninos: Fedra y Electra, representadas en 2007 y 2012. Ana Belén posee experiencia sobrada en estos papeles, ya hizo una Antígona que dirigió Miguel Narros en el 75, y aun y así confiesa sentirse un tanto anonadada con el imponente escenario del Teatro Romano, con sus treintena de metros de escenario donde se representaron por vez primera obras clásicas y sus tres mil espectadores.

Después de Medea, uno de los platos fuertes, habrá otra en Mérida que llevará a cargo Aitana Sánchez Gijón, dirigida por Andrés Lima, junto a Antígona y Edipo Rey, dentro del ciclo del Teatro de la Abadía que lleva en Madrid con gran éxito la representación de estas tres tragedias. Jesús Cimarro, que lleva cuatro años al frente de esta institución, está contento con la programación de este año, que se basa en la gran diversidad de lo representado, no limitándose a la sola escena de obras de clásicos tal y como se lleva haciendo con cierta idea de la tradición, sino que este año se abrirá a nuevos caminos. Así, un Sócrates que dirigirá Mario Gas, con José María Pou de protagonista.

Además del estreno de Juan  Echanove como director con la magnífica La asamblea de las mujeres, de Aristófanes, con Lolita en el papel principal,y  con María Galiana y Pastora Vega, o el César y Cleopatra, de Magüi Mira, o la presencia de actrices como Carmen Machi y Ángela Molina...

Un Festival que durante dos meses presenta una colección de obras de tema clásico con una enorme variedad de recursos. Ya mediado agosto Mérida se descolgará con El cerco de Numancia, de Cervantes, un bello colofón al Centenario de nuestro principal escritor. Una hermosa despedida.

3 Comments
  1. paco otero says

    Ir acumulando años ,tiene su placer,cuando se pueden hacer juegos comparativos y exquisitas coincidencias .Si maestro esto que presenta usted como bello colofón en MERIDA.MEDEA ANABELEN, me trae ala memoria la primera vez que vi a Ana BELEN DIRIGIDA POR NARROS EN EL TEATRO ESPAÑOL DE MADRID, EN EL CERCO DE NUMANCIA «yo estaba en las primeras filas del patio de butacas…fueron mis primeras clases de teatro;los dos ella y yo teníamos los mismos años aproximadamente 17» sinceramente que bello recuerdo que agradable articulo mostrándonos la fuerza cada día mas viva del teatro en nuestro país.

  2. CIM Formación says

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  3. Nana Stokan says

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