Esta semana la televisión pública ha estrenado dos producciones con las que intenta contribuir, junto a Águila Roja, que vuelve el jueves, a recuperar el trono de las audiencias perdido. El lunes comenzó la serie histórica Carlos, Rey Emperador, que es la que nos ocupa, y ayer estrenó Olmos y Robles, un producto contemporáneo mezcla de policíaco, comedia y retrato social.
Sin duda, la gran apuesta para este difícil cometido es Carlos, Rey Emperador, que aprovecha el gusto del público por el género histórico y los vientos favorables levantados por la vida de la abuela, Isabel, que estuvo tres temporadas en antena con éxito indudable.
Los datos de audiencia permiten concluir que, a pesar de las inclinaciones habituales del respetable por productos más livianos, puede contar con el favor del público, pues el capítulo de estreno fue visto por 2.783.000 espectadores con una cuota de pantalla del 15,6%, solo superado por el regreso del concurso de talento de Telecinco La Voz Kids, que obtuvo el 28,1% de cuota de pantalla con 4,46 millones de espectadores.
La serie cuenta con excelentes atributos que pueden facilitar el éxito: un extenso elenco de actores estupendos, jóvenes y maduros, lo que es de agradecer, pues a ciertas edades los grandes intérpretes apenas encuentran papeles medianamente dignos; ambientación muy cuidada; vestuario impecable; rigor histórico en los datos ofrecidos; realización extraordinaria y unos guiones que auguramos brillantes, si tenemos en cuenta que el capítulo de apertura consiguió presentar personajes, tramas, tono y ambientes de manera clara y eficaz, que de eso se trataba.
Además, recrea una época histórica verdaderamente apasionante, en la que nos encontramos a personajes como Enrique VIII, Francisco I, El Duque de Alba, El Cardenal Cisneros, Hernán Cortés, Leonardo Da Vinci, Velázquez, Juan de Padilla, Moctezuma, Lutero, Pizarro…, en las distintas localizaciones en las que está ambientada la serie: Castilla, Portugal, Francia, Inglaterra, Roma o las Indias.
La serie nos cuenta la vida del Carlos I de España y V de Alemania, desde su llegada a tierras ibéricas en 1516 procedente de su Flandes natal para asumir el trono de Castilla y Aragón que le había legado su abuelo Fernando, hasta su muerte en el monasterio de Yuste, justo cuarenta años más tarde.
Está protagonizada por el joven Álvaro Cervantes, en el papel de Carlos I, y por Blanca Suárez en el de su mujer, Isabel de Portugal. De momento no ha habido demasiado tiempo para valorar sus interpretaciones, que han sido bastante correctas y contenidas en el primer capítulo, pero el hecho de que algunos responsables de Isabel, como Oriol Ferrer o Salvador García, estén al frente, junto con Jorge Torregrosa y Joan Noguera, puede ser cierta garantía de un buen trabajo en este sentido, tanto de ellos, como del resto.
Intuimos que desde el punto de vista argumental Carlos, Rey Emperador va a girar, fundamentalmente, en torno al protagonista, pero también va a haber presencia importante de otros personajes. Ahora solo falta que las tramas susciten interés y se desarrollen con ritmo, y podamos disfrutar, a pesar de la reducción presupuestaria, de un producto diferenciado de su precedente.
A pocos días de la Diada y a unas semanas de la consulta soberanista de Cataluña, parece un momento cuanto menos singular para ver esta biografía de quien reinó por primera vez en una España unida.
Quien quiera refrescar la memoria, en este enlace encontrará una breve semblanza de Carlos I, algunas de las frases que se le atribuyen y un interesante árbol genealógico de todos los reyes de España con una breve biografía de cada uno, incluyendo a Felipe V, el mejor amigo de Artur Mas.
Solo una objeción. Es el árbol genealógico de todos los reyes de Castilla…