Islandia, otra vez

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Islandia
Manifestación en Islandia el pasado lunes pidiendo la dimisión del primer ministro, tras conocerse su aparición en los Papeles de Panamá. / Birgir Por Hardarson (Efe)

Cuarenta y ocho horas, más o menos, ha tardado el primer ministro de Islandia, Sigmundur David Gunnlaugsson, en dimitir, aunque con alguna triquiñuela tipo: “me quito de en medio un rato pero luego regreso”, tras saberse que andaba implicado en el asunto de los 'Papeles de Panamá'.  El político centrista, que había despotricado alto y claro contra los que se zafan del fisco, no ha podido soportar la presión de la calle, implacable y despiadada, hasta la coronilla por haber sido burlada, con lo que lleva la calle islandesa aguantando desde la gamberrada de los Hermanos Lehman, de 2008. 

Como ha dicho Elvira Méndez, la catedrática española de Derecho Europeo que lleva catorce años viviendo en Reikiavik y que ha estado desde el principio en la movida islandesa de la calle,  no es que en Islandia se hayan evitado los recortes cuando se decidió dejar caer a los delincuentes bancos, es que sus recortes, comparados con los que hemos sufrido nosotros, son más suaves, pero recortes, al fin.

A algunos medios españoles, incluído el diario más vendido del país, les está costando difundir la exclusiva de El Confidencial y la Sexta, felices poseedores de estos Panama Leaks que tanto darán que hablar aún. La sospecha que se acrecienta según avanzan las horas es que hay muchos más implicados de los que podría imaginar el menos inocente de los observadores. Y de calité, para entendernos. Así que esos medios se empeñan en repetir lo avariciosa que es la hermana del antiguo rey de España, doña Pilar, o el pícaro Leo Messi con su no menos pícaro señor padre, pero será inevitable que salgan cosas sorprendentes de nombres muy llamativos. Quién sabe si aquel que en su día dijo que no le encontrarían nada los ladinos periodistas, no estará ahora un poco nervioso.

De hecho, hasta el Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas, y su ex, Patricia Llosa, han tonteado con ese despacho maldito de Mossack Fonseca. El autor de La ciudad y los perros ya había dejado escrito en La civilización del espectáculo, que a veces la presión fiscal es insoportable y que es normal que la gente busque refugio en otras partes para poner a salvo sus ahorrillos; no son palabras textuales, pero éstas, sí. 

En los años ochenta, uno de mis colaboradores del programa en Radio Nacional que dirigía yo entonces me contó, satisfecho y ufano, que él no había pagado jamás un duro a Hacienda. Se las había arreglado para pasar desapercibido ante el padrón y el fisco. No le admiré entonces por su hazaña –igual él no había caído en la cuenta de que, entre otros, yo sí pagaba sus autopistas, hospitales, colegios públicos- ni me cabe admiración por nadie que se comporte así. Salvando las vertiginosas distancias, su comportamiento con respecto a sus conciudadanos y el de estos sinvergüenzas que protagonizan las noticias todos los días, son parecidos.

Es una razón para estar contentos el que estos papeles puedan analizarse y buscar a los responsables de tanta avaricia y miseria espiritual. Pero la sonrisa, no exenta de revanchismo, de algunos se les helaría en la cara si también sus fechorías –pequeñas, quizás; corruptelas de recoger basurilla por aquí y por allá- quedaran al pairo. Y de éstos, hay muchos. Claro, que ¡qué vas a comparar, mujer! Como otra querida amiga me soltó hace tiempo, “en democracia hay que consentir alguna que otra corrupción para que funcione”. Se ve que en mi libro no venían esas cosas.

Quizás porque hay muchos españoles que piensan que haces bien si puedes evitar el fisco es por lo que no están inundadas las calles con nuestros gritos arrabaleros de indignación. Parece como si la gota malaya de la corrupción hubiera abierto un profundo agujero en los cráneos y ya no dé el cerebro para rebeliones. Consuela que, al menos, el ejemplo del 15M se esté reproduciendo ahora en Francia, como ya lo hizo antes en Estados Unidos con Occupy Wall Street.

Mientras los Papeles de Panamá se siguen escrutando, nos queda la esperanza de que se revelen datos esclarecedores de los que hacen trampas, mientras que los que sí contribuimos, aunque no nos guste el gobierno de turno, seguimos rascándonos los bolsillos cada año en la temporada del IRPF que, por cierto, ahora empieza. Y se pueden hacer apuestas: ¿Quién apuesta a que el nombre del expresidente de Uruguay,  José Mújica, no sale en esos papeles panameños?

 

2 Comments
  1. andresrguez says

    Otra vez? Ejemplo de qué?

    No encarcelaron a los banqueros. No modificaron la constitución. Hicieron caso al FMI https://cienciasycosas.com/2013/01/02/como-le-va-a-islandia-despues-de-aplicar-las-medidas-del-fmi/

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