Los ochenta años de la muerte de Lorca se abren con polémica

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Federico García Lorca, en una imagen de archivo. / Efe

La actividad en Granada este mes de agosto es enorme. La Fundación que dirige Laura García Lorca está negociando el traslado de todo el patrimonio del poeta al rutilante Centro Lorca, un edificio que ha costado 23 millones de euros y que se encuentra en pleno centro de la ciudad. A esta frenética negociación, no exenta de problemas de malversación de antiguos responsables, se suma la noticia de que en septiembre se reanudan los intentos, va ya por la tercera vez, para saber dónde se encuentran exactamente los restos del poeta, asesinado junto a dos banderilleros anarquistas y un maestro nacional, un peligro público para los golpistas por el mero hecho de serlo. Además, todo ello coincide con el próximo jueves, día 18, del ochenta aniversario de su asesinato, con lo que ello conlleva de obligados homenajes y de expectativa mediática.

Lo de la exhumación de los restos del poeta no fue nunca del agrado de la familia y Laura García Lorca siempre ha afirmado que los restos del poeta deberían estar donde fueron enterrados y que no deberían saber cuántos tiros recibió y detalles así... cosas inevitables y que son más ruido mediático que otra cosa. Pero lo cierto es que la expectación es máxima y, por si fuera poco, la polémica sobre este asunto no ha hecho más que empezar. Por ejemplo, Luís García Montero defiende la postura de la familia y cree que con ello, con la presencia de Federico en su lugar de entierro, se salvarán esas tierras de la especulación urbanística. Pero, por el contrario, Miguel Caballero, que es el impulsor de esta exhumación, oficialmente en busca de Dióscoro Galindo, que así se llamaba el profesor asesinado junto a Lorca, piensa que esta opinión no tiene sentido alguno ya que la zona donde se va a excavar posee doble condición de protección, la que tiene como vía pecuaria y, sobre todo, porque está ubicada en el Parque Natural de la Sierra de Huétor.

Esta oposición tan vehemente de la familia siempre fue motivo de especulación, algunas con tesis disparatadas, pero ahora se suma la de que la familia no quiere que aparezcan los restos por motivos económicos. La razón estriba en la ley de derechos de autor que hace que a los ochenta años de la muerte del autor los herederos pierdan los derechos de edición del mismo, pasando a ser de dominio público. Resulta que la fecha de inscripción de su fallecimiento es de 1941, con lo que los derechos pasarían a estar vigentes hasta el 1 de enero de 2022. Por el contrario, si se encuentran los restos, es evidente entrever que la fecha de fallecimiento se adelantaría cinco años, que son los que harían que los derechos dejaran de estar vigentes desde el año que viene.

Lorca siempre es noticia, y de carácter mediático, como si su asesinato representara algo más que el suyo y se hubiera convertido en símbolo de los miles de víctimas de la represión franquista. Hace pocos meses salió a la luz el informe policial que se elaboró en 1965 a petición de la investigadora francesa Marcelle Auclair, la pionera en las investigaciones lorquianas, donde se afirmaba que había sido fusilado por socialista, masón y homosexual. Informe que a ella la denegaron, informe en el que no todos coinciden, ya que hay quien piensa que detrás de todo aquello hubo más que un mero asunto político. En La casa de Bernarda Alba podía haber alusiones a parientes con los que la familia Lorca mantenía un contencioso por linde de tierras, no olvidemos que los Lorca eran unos terratenientes acomodados de la vega granadina, que en aquellos años de preindustrialización y nulo negocio turístico era como decir la oligarquía del momento.

Decimos que Lorca fue siempre noticia y así fue... y sigue siendo. El presidente del PEN Club de aquellos años en que Lorca fue asesinado era el escritor H.G. Wells, que pidió de inmediato explicaciones al Gobierno franquista. Luego, en temprana fecha como 1948, el hispanista Claude Couffon inició la búsqueda de los restos del poeta; se sumó más tarde Gerald Brenan, que ya vivía de nuevo al sur de Granada, y en los años cincuenta, Agustín Penon, siendo Marcelle Auclair la primera en establecer una biografía.

Y en estas llegó Ian Gibson, que hasta ahora es imprescindible en todo lo referente al poeta y la Generación del 27, en especial Buñuel y Dalí. Gracias al testimonio de Manolo “El Comunista”, a esto contribuyó Gibson de manera decisiva, la Junta de Andalucía autorizó la excavación en busca de los restos del poeta en Llanos de Corbera, a 400 metros de distancia del sitio considerado hasta entonces oficial. Más tarde vino Alfacar, porque una de las sobrinas del poeta afirmó en el New York Times que era una vergüenza que se construyera un campo de fútbol donde había sido asesinado Lorca. Los dos intentos no arrojaron resultado alguno.

Y ahora llega la tercera intentona, en Alfacar, junto a tres pozos de agua donde se espera encontrar rastros. La suma de dinero que ha costado esta excavación se cifra en 33.000 euros, de los que la mayoría se han conseguido mediante crowndfunding, aunque la CNT ha aportado 5.000 euros. De los cuatro cadáveres que se espera encontrar, no hay duda de cuál pertenecerá a Lorca: al maestro le faltaba una pierna, los otros serían cadáveres digamos de estructura normal, y el cuarto tendría un cráneo más grande lo habitual: ese sería el de Lorca.

La leyenda continúa.

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