Los mejores libros extranjeros del año: son todos los que están

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El escritor estadounidense Stephen King, que este año ha publicado 'Quien pierde paga', en una imagen de archivo. / Efe

Si realizar una lista de las mejores narraciones en español del año es complicado, la que corresponde a la literatura extranjera es, sencillamente, endemoniado. Ello se debe sobre todo a que España es uno de los países donde más libros se traducen, tenemos esa fortuna, y sólo poner en orden ese número de traducciones y sus diversos géneros es tarea ímprova. Hemos hecho una lista de los mejores libros literarios del año atendiendo a un criterio de necesidad para el lector y gusto del que realiza la lista, junto a títulos que no son estrictamente narraciones, ¿cómo no dar cuenta de la edición de la Obra Completa, de Arthur Rimbaud o de algún estupendo libro de diarios, como los de Sylvia Plath? Y desde luego siendo conscientes que no atendemos ni al diez por ciento de lo mejor publicado este año. Once son.

David Foster Wallace, Portátil.

Con motivo del vigésimo aniversario de la publicación de la gran novela de David Foster Wallace, La broma infinita, se ha publicado este Portátil (Random House), que recoge lo mejor de los cuentos y los artículos de prensa del escritor estadounidense, amén de dos pequeños ensayos sobre torneos de tenis, El tenis como experiencia religiosa (Random House), donde Federer adquiere rasgos apolíneos mientras Rafa Nadal es visto como un Dionisos. A veces, Foster Wallace tenía esos apegos de viejo orden puritano, pero Portátil es la mejor introducción a la obra de uno de los grandes de la narrativa norteamericna actual. Altamente recomendable.

Fragmento de Portátil.
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Portada de 'Portátil', de David Foster Wallace. / Literatura Random House

Don DeLilloCero K. 

Cero K (Seix Barral) es la última entrega del escritor norteamericano, junto a Philip Roth, más representativo de la literatura de su país. La obra es ciencia ficción de rara belleza aunque reconozco que las perspectivas de que la novela se constituya en tesis adolece de una clara estructura conceptual. Pero las imágenes son rotundas, y la idea de la congelación de cadáveres para ser resucitados sine die lleva a De Lillo a abogar por la tesis spinoziana de la mortalidad del hombre. Ya lo dijo Aquiles, los dioses nos envidian porque somos mortales. Así que la novela es, en el fondo, un alegato contra la inmortalidad simbólica. Respecto a la tiranía de tamaña concepción tenemos la soledad terrible del vampiro y el desierto mental de Funes, el memorioso, la enorme creación de Borges.

Primer capítulo de Cero K. 

Arthur Rimbaud, Obra poética completa. 

Única obra de poesía que recomendamos, es decir, una clara injusticia. Pero esta Obra poética completa (Atalanta), traducida por el gran especialista en literatura francesa, Mauro Armiño, y en edición bilingüe, se presenta como la versión más moderna del padre de la poesía moderna. No es poco. La edición, además, como todas las de Atalanta, es de un raro buen gusto. Un libro que resulta idóneo para regalar estas fiestas si el destinatario prefiere no leer best sellers al uso. Por otro lado, ¿para qué hablar de Rimbaud? ¿Hace falta a estas alturas?

Primeras páginas de Obra poética completa.

Mijail Bulgakov, Los huevos fatídicos.

Los huevos fatídicos (Editorial Nevsky) es traducción nueva de la novela corta que siempre conocimos como Los huevos fatales. Mijail Bulgakov, por quien Stalin mantuvo una curiosa obsesión, y no hay nada peor que un personaje así se fije en ti, es uno de los grandes escritores rusos, junto a Isaac Babel, del período soviético. Autor de una obra maestra, El maestro y Margarita, que coge elementos de El Diablo cojuelo, de Ruiz de Alarcón; autor de una deliciosa biografía de Molière, Bulgakov siempre se consideró hombre de teatro, es también autor de obras de anticipación futurista. Los huevos fatídicos se desarrolla en el verano de 1928, cuando el científico Pérsikov descubre un rayo que acelera las células de los seres vivos. Ese momento coincide con el desabastecimiento de carne de pollo en la URSS debido a una plaga y que Pérsikov quiere remediar con su rayo. La catástrofe está servida.

Andrea Camilleri, Mis momentos.

Dejemos por un momento al inspector Montalbano y concentrémonos en su autor. Mis momentos (Duomo) es el delicioso libro de memorias de este nonagenario escritor siciliano. Digo delicioso porque es así: en sus páginas nos habla de las personas que representaron momentos decisivos en su vida. Tabucchi, sí, Pasolini, sí, pero también Ersilia Gucci “La Federala”, que le enseñó a luchar contra el fascismo, Lia Giudice, que le enseña otras literaturas nada previsibles, mafiosos que le perdonan sus deudas porque es un crío, putas que se quitan la vida porque no tienen a quien cuidar... Sicilia en estado puro. Otro mundo, en cierta manera, la humanidad al desnudo. Maestro Camilleri.

Fragmento de Mis momentos.

Sylvia Plath, Diarios completos.

Alba Editorial acaba de publicar estos Diarios de la poeta Sylvia Plath que se distingue de los Diarios que ya conocíamos en que incrementa en más de dos tercios las anteriores entregas. Se añaden, por ejemplo, dos cuadernos inéditos que su marido y albacea, el poeta Ted Hughes, no quiso se publicaran hasta 2013. La edición incluye dibujos y poemas y es, en definitiva, el documento más completo que existe sobre la gran poeta norteamericana. El libro es una inmersión intensa en una mente lúcida y terrible que no pudo soportar sus fantasmas.

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Portada de los 'Diarios completos de Sylvia Plath. / Alba Ediciones

Henning Mankell, Botas de lluvia suecas. 

Esta novela (Tusquets) fue presentada por Mankell poco antes de su muerte. Es novela, curiosamente,que trata de una resurrección, la que le acontece a Fredick Velin cuando, ya mayor, pierde su casa y tiene que vivir en un remolque. Tremenda novela sobre la decadencia de la edad y del otoño de las creencias, y aunque lejos de las aventuras y avatares de Kurt Wallander, este Velin mantiene con el célebre inspector un carácter irreductible y fiel empecinado ante los reveses de la vida. Absolutamente recomendable.

Primer capítulo de Botas de lluvia suecas.

Marilynne Robinson, Vida hogareña.

Si aún no ha leído a esta extraordinaria escritora norteamericana tiene aquí su oportunidad. Vida hogareña (Galaxia Gutenberg) nos habla de dos hermanas, Ruth y Lucille, que crecen en un caos aparente. La novela es pródiga en paisajes duros, de enorme lirismo y depravación anímica, de pura desolación. En medio de ese desierto helado y helador dos chicas comienzan su andadura hacia la edad adulta. Robinson borda aquí la pequeña obra maestra.

David Lagercrantz. El enigma Turing.

El enigma Turing (Destino) es un thriller admirablemente bien escrito sobre Alan Turing, el matemático que descifró el código de espías nazi Enigma y que fue hallado muerto en su casa de Wimslow. El supuesto suicidio con manzana y cianuro le es encargado al inspector Leonard Corell. La novela fue llevada al cine bajo el título de Imitation Game, Descifrando Enigma, entre nosotros, y es una película que se deja ver aunque poco o nada refleje los valores de la narración.

Primer capítulo de El enigma de Turing.

Stephen King. Quién pierde paga. 

Esta novela (Plaza Janés) es la continuación de Mister Mercedes y trata con los tres personajes descabalados de la primera entrega. King es un maestro de la literatura de suspense y en este libro trata de los límites mismos a los que puede llegar la lectura. La obsesión es lo que mejor se le da a Stephen King: borda ese carácter cuando se convierte en patología. Aquí se trata de la lectura misma... y de sus peligros.

Fragmento de Quien pierde paga.

John Le Carré, Volar en círculos.

Libro de memorias apasionante, Volar en círculos (Plaza Janés) nos habla de la vida real del gran escritor de la Guerra Fría, llena de episodios de espionaje cuando era funcionario en Alemania, pero llena de presidentes, grandes escritores y estupendos de la farándula cuando se hizo famoso con novelas como El espía que surgió del frío o El topo. Curiosamente la calidad de la obra de Le Carré decayó cuando cayó la Guerra Fría: la literatura casi le abandonó con la Caída del Muro. Con este libro la ha recuperado.

Primer capítulo de Volar en círculos.

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