'Z. La ciudad perdida': ¡Por fin una de aventuras como las de antes!

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Cartel de la película 'Z. La ciudad perdida'
Cartel de la película 'Z. La ciudad perdida' / eOne Films (Facebook)

Soy de los que, de crío, disfrutaron de los últimos coletazos del cine de aventuras. Me tragué hasta Las minas del rey Salomón con Sharon Stone y tenía ocho años cuando se estrenó En busca del arca perdida, inspirada en los seriales de los 30 y en concreto en las películas de Republic Pictures.

Indie es un remedo del Charlton Heston de El secreto de los incas, un cazatesoros con chaqueta de cuero y sombrero como los de Harrison Ford. Pero otro de los personajes que inspiraron a George Lucas para crear a Indiana es uno real: Percy Fawcett, protagonista de Z. La ciudad perdida. De hecho, hasta aparece como personaje en la novelita Indiana Jones y los siete velos.

Fawcett, explorador y aventurero, fue también una fuente de inspiración para Arthur Conan Doyle, padre de Sherlock Holmes. Doyle usó, más concretamente, las descripciones de sus expediciones para escribir su novela El mundo perdido, que a su vez es fuente de inspiración de King Kong y de Parque jurásico, novela y película. Pero hay más obras inspiradas en él: el malo de Up y el personaje de Ridgewell del tebeo de Tintín La oreja rota.

Z. La ciudad perdida ha sido posible gracias al empuje de dos tipos: Brad Pitt como productor (Plan B es su empresa) y James Gray como realizador. Los dos (que ahora preparan película de ciencia ficción) han levantado un costoso largometraje que nos remite a grandes films épicos de hace décadas. A David Lean, John Huston, Steven Spielberg, John Milius, Werner Herzog... Sólo con la gran secuencia de arranque, una cacería rodada de lujo, la película deslumbra visualmente y empiezas a pensar que la cosa va a funcionar.

Y la cosa funciona. Aunque Gray es un realizador irregular (empezó con 25 años pero le cuesta mucho levantar sus proyectos), su apuesta por un cine que hemos perdido en las pantallas es verdaderamente admirable. Hace poco él mimo comentó (como bien recoge Roberto Morato en la revista Imágenes) que hacer este tipo de cine cada vez es más duro, una locura económica. Cuenta Gray que hoy sólo puedes elegir entre el cine de Marvel y el cine que se rueda con un iPhone. La clase media del cine desaparece, como la clase media en la sociedad.

Y cuidado con que esto dure porque si desprecias al público que no es gafapasta o infantil, si dejas que se resguarde en las series de televisión (muchas sobrevaloradas hasta la nausea) y haces que no le apetezca regresar a las salas te has cargado el cine comercial. Al menos el cine comercial como lo conocimos: maduro y complejo pero a la vez épico y espectacular.

La película de Gray y Pitt nos lleva al cine de aventuras y exploradores que había desaparecido de las salas y lo hace con un personaje fascinante y una producción de campanillas, destacando las escenas acuáticas en el Amazonas y las escenas de batalla en la I Guerra Mundial. Los productores han hecho un trabajo admirable y toda la recreación es impecable. Y entre ellos no me olvido del fabuloso vestuario de la española Sonia Grande.

Da gusto ver un film como Z. La ciudad perdida en un mundo en el que está todo explotado y plagado de rebaños de turistas, en el que hemos olvidado que hubo exploradores, verdaderos aventureros, hombres que se adentraron en lugares donde nadie se había adentrado jamás. Tipos individualistas que vivieron en un planeta que todavía no había sido arrasado. Posiblemente fueron cómplices de esa devastación ecológica.

Z. La ciudad perdida no es una obra maestra, pero cumple a la perfección su función primordial, que es entretener en todo momento y con un personaje muy interesante, medio pirado y obsesionado pero siempre valiente y viril. Un tipo con complejo de clase y padre y marido desastroso pero embriagado por un sueño. Charlie Hunnm no tiene el carisma de un Harrison Ford o un Peter O´Toole, pero defiende bien su personaje, sobre todo físicamente. También está estupenda Sienna Miller como la mujer de Fawcett (personaje que representa la lucha de la mujer a principios del XX). El ya muy crecido Tom Holland como el hijo (el conflicto padre-hijo es recurrente en Gray) también cumple. No puedo decir lo mismo de Robert Pattison, que siempre me ha parecido un flojo y un actor mediocre.

No esperen a ver esta película en su casa, acudan a la pantalla más grande que tengan a mano para disfrutarla. Gocen del cine como se merece.

El plan B:

Herederos de la bestia es un documental de Diego López y David Pizarro que homenajea una película que modernizo el cine español: El día de la bestia. Por este trabajo desfilan sus protagonistas y su equipo técnico además de realizadores como Paco Plaza, Jaume Balagueró, Daniel Monzón y Nacho Cerdá. Una pena que tras esta película Álex de la Iglesia comenzase su caída libre. También el cine fantástico español.

aurumprod (YouTube)

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