Lecturas de feministas árabes para después del ramadán

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Si difícil es hablar de un feminismo único, en el que se engloben mujeres con características e intereses desiguales, porque cada país, y casi diría que cada una de nosotras, sufre formas de opresión diferentes, del mismo modo no podemos hablar de un feminismo de los países árabes en el que se unifiquen toda las problemáticas, pero vamos a intentarlo. Y evitemos, además, esa tendencia que tenemos desde Occidente a identificar el feminismo como un rasgo propio de nuestras sociedades, la historia demuestra que el feminismo no es una construcción de carácter propiamente occidental, también tenemos buenas muestras en Oriente.

Añádase a estos prejuicios que puede parecer que las feministas árabes son de reciente incorporación, nos creemos que fueron las primaveras árabes las que dieron visibilidad a los movimientos en los que ella aparecían. Sin embargo, fue un periodo dentro de una tradición de lucha y reivindicaciones por la igualdad que comenzó ya en el siglo XIX, momento en el que en Egipto, Siria y Líbano crecieron movimientos en defensa de los derechos de las mujeres, muy relacionados con la burguesía y con los nacionalismos.

Tras el surgimiento de la Nahda, el renacimiento cultural árabe y su defensa de una identidad nacional laica que rechazaba el colonialismo europeo y la dominación otomana, cuajaron las movilizaciones feministas que se venían fraguando desde el siglo XIX. Ya a principios del siglo XX, en Egipto la egipcia Huda Shaarawi se convirtió en el símbolo de esta primera etapa de reivindicaciones. Ella no solo trazó las bases del feminismo en el mundo musulmán, sino que además protagonizó uno de los acontecimientos más simbólicos a su regreso del Congreso Feminista de Roma cuando se quitó el velo frente a la multitud que venía a recibirla. El feminismo tenía que ser laico y alejarse de obligaciones estéticas, convirtiéndose de este modo en un movimiento de liberación y como tal incompatible con la defensa del uso del hiyab.

Así fue cómo la mujer irá conquistando algunos derechos hasta que en la década de los 70 se extienda de nuevo el Islam. La religión trajo una involución en la lucha por la igualdad que, unido a una crisis económica, dio con la mujer de nuevo al interior del hogar y facilitó que las mujeres volvieran a cubrirse con hiyab y se alejaran definitivamente de la mayoría de presupuestos feministas. Surgieron entonces un buen número de feministas, muchas de las cuales siguen hoy vigentes, que defendían la incompatibilidad de ser feminista y llevar velo. De algunas de estas feministas y de sus libros voy a hablar ahora. Sus voces nos llegan desde Marruecos, Argelia, Egipto y Jordania.

NAWAL EL SAADAWI

La cara oculta de Eva. La mujer en los países árabes (2017), Kailas, trad. Noemí Fierro Bandera (reedición)

Mujer en punto cero (2017), Capitán Swing, Trad. Mireia Bofill.

Nawal El Saadawi es una de las figuras incontestables de referencia en el feminismo árabe. Doctora, escritora y activista egipcia, tiene más de 60 libros publicados desde los que defiende, de uno u otro modo que está en contra de todas las religiones, porque todas están en contra de las mujeres.

La cara oculta de Eva es, de sus muchas obras, un clásico imprescindible de la literatura árabe moderna, desde el que Nawal El Saadawi denuncia la opresión que sufren las mujeres en el mundo islámico. Esta edición incorpora un nuevo prólogo y epílogo al texto editado a finales de los setenta; un libro que mantiene toda su vigencia más de veinticinco años después de su publicación.

Desde el libro, Saadawi relata de manera impactante y con un buen número de ejemplos la violencia y la injusticia que sufren las mujeres: la prostitución, los asesinatos por razones de honor, los abusos sexuales, la ablación ⎯que ella misma sufrió de niña⎯… Y se queja de que “la sociedad árabe tiene un concepto del honor desvirtuado. El honor de un hombre está a salvo siempre que los miembros femeninos de su familia mantengan sus hímenes intactos. Su honor está más relacionado con el comportamiento de las mujeres de su familia que con el suyo propio. Ya puede tratarse de un mujeriego terrible, que si las mujeres de su familia protegen sus órganos genitales, se le considerará siempre un hombre honorable. Las normas morales no son las mismas para las mujeres que para los hombres, y toda la sociedad se rige por esta doble moral.” Una queja que se repita en la mayoría de pensadoras árabes.

Mujer en punto cero es un texto que escribió tras conversar con una mujer detenida en la cárcel de mujeres de El Cairo. Fardous, la protagonista del relato, estaba detenida en la cárcel por asesinar a su proxeneta. En realidad, por adelantarse a él, que tenía previsto asesinarla. A lo largo de las páginas del libro vemos transcurrir una vida de miseria y lucha en la que su protagonista trata de salir adelante antes de acabar ajusticiada. “Sí, soy una mujer peligrosa a la que deben matar. Sé por qué me teme. Yo desenmascaré su horrible realidad y no me van matar porque maté. Ellos matan a diario bajo el nombre de Dios, el amor, la paz y la justicia; ellos practican la prostitución bajo en nombre de matrimonio, el amor y la virtud; ellos roban y saquean bajo el nombre de la ley y la legalidad internacional. Me matan para no destapar sus secretos ocultos.”

Dos más que recomendables lecturas.

LEILA SLIMANI

Canción dulce (2017), Cabaret Voltaire, trad. Malika Embarek López

Sexo y mentiras. La vida sexual en Marruecos (2018), Cabaret Voltaire, trad. Malika Embarek López

Tras despuntar un más que merecido Premio Goncourt en 2016 con la sobrecogedora Canción dulce, Leila Slimani llegó a nuestras librerías con un ensayo comprometido que le costó publicar. Sexo y mentiras. La vida sexual en Marruecos.

En Canción dulce, Myriam, madre de dos niños, decide volver a trabajar a pesar de las reticencias de su marido. Tras un laborioso proceso de selección de niñera, por fin reemprende su carrera. Louise conquistará el corazón de los niños pero… poco a poco sus más terribles fantasmas aflorarán y harán de ella una figura imprescindible en el hogar que, al mismo tiempo, supondrá para ellos el peor de los finales.

Con el ensayo Sexo y mentiras esta joven marroquí afincada en Francia, confirma los temas que le preocupan y le interesan, y todos ellos pasan por la situación de desamparo que viven muchas mujeres de su país. Sexo y mentiras nace como consecuencia de la publicación de su primera novela, Dans le jardín de l’ogre, que no ha sido publicada en castellano. En ella se abordaba la adición sexual femenina; un tema que sorprendió a muchos al ser su autora una joven marroquí. En muchas de las presentaciones que hizo del libro, se le acercaban mujeres a hablarles de su relación con el sexo y, a partir de ahí, empezó a tirar cabos hasta escribir Sexo y mentiras.

Unas mujeres que, en voz baja, podían acercarse a ella a hablarle de sus vivencias, pero en ningún caso podían hacerlas públicas, confirmando, de este modo, la afirmación de Slimani que asegura que existen dos Marruecos el de las apariencias y el de la realidad. En uno, el de las apariencias, se puede llegar a rechazar a una esposa por no ser virgen. En el otro, en el de la realidad, se constatan las miles de relaciones extramatrimoniales que exigen y que, en no pocos casos, dan con los frutos de esas relaciones en los hospicios o en las clínicas donde se hacen cirugías para recuperar la virginidad perdida.

Dos lecturas para no perderse.

 

WASSYLA TAMZALI

El burka como excusa. Terrorismo intelectual, moral y religioso contra la libertad de las mujeres (2011) / Informe de Itziar Elizondo Iriarte, Traducción de José Miguel Marcén, Saga Editorial.

Carta de una mujer indignada (2011), cátedra, Trad. Magalí Martínez Solimán.

Wassyla Tamzali es abogada, escritora y militante feminista defensora del laicismo, argelina que, durante casi 20 años ha dirigido programas de la UNESCO, para la defensa de los Derechos de las mujeres.

Su libro El burka como excusa es el rechazo explícito, rotundo y plenamente razonado del uso de cualquier velo femenino. Desde posiciones feministas desenmascara la incoherencia de cierta izquierda europea, señalando las actitudes que tuvieron el PSOE y PSF, en el debate en torno al burka por adoptar las tesis del relativismo cultural, acercándose de este modo a posiciones de la derecha. Así, “a través de ese debate, los islamistas son hoy los aliados de las izquierdas y los corifeos de la libertad, y las feministas quedan reducidas a un ostracismo sin paliativos”. Dicho eso, además Tamzali es especialmente crítica con el feminismo islámico, al que califica de impostura y lo califica de oximorón.

"Yo no estoy en contra del velo, estoy en contra del discurso del velo. Si alguien lo lleva y asume su papel como mujer en la sociedad, yo no estoy en contra, porque asumo que no todas las mujeres abrazan el feminismo, que es un pensamiento político. Pero es absolutamente incompatible ser feminista y llevar el velo. Me opongo a que el velo sea una forma de liberar a la mujer. Y me enfado cuando escucho que no es un obstáculo para el feminismo, porque el feminismo es un pensamiento político que está basado precisamente en la liberación del cuerpo. Se puede ser militante a favor de los derechos de las mujeres, de la educación de las mujeres, pero no se puede ser feminista con el velo".

Además del texto de Tamzali, El burka como excusa incluye un informe de la periodista Itziar Elizondo en el que nos explica la situación de la prohibición del burka en España y la actividad política que ha suscitado el tema. “Los principales partidos ⎯asegura⎯ han utilizado el burka como exclusa, posicionándose en el bando de la prohibición, la permisividad o la abstención en función de la localidad en que se encontraban y siempre con la mente puesta en ganar algunos votos o, por lo menos, conservar los que ya tenían ante futuras citas electorales en las que la integración de inmigrantes en el marco de una convivencia multicultural constituye uno de los temas clave”.

En el segundo texto, Carta de una mujer indignada, Tamzali se pregunta qué hacemos los occidentales para defender la universalidad de los derechos humanos. Y se queja de la desaparición de la unidad de la izquierda en cuanto se tratan los derechos de las mujeres de los países árabes, reduciéndolo a la esfera de su cultura. “Obviamente, hay que tener cuidado con el enemigo; ¡pero es el colmo que haya que tenerlo con los amigos!”, se lamenta, criticando las actitudes desde la izquierda. Analiza con inteligencia el tema del velo, y las trampas que genera no ya en las mujeres que se lo ponen, sino en los occidentales que elevan esa prenda a valor identitario, sin criticarlo, mientras que para ella es un signo de desigualdad y machismo.

Dos lecturas imprescindibles.

JOUMANA HADDAD

Yo maté a Sherezade. Confesiones de una mujer árabe furiosa (2011), Debate, Trad. Marta Mabres Vicens

Superman es árabe. acerca de dios, del matrimonio, del macho y de otros inventos desastrosos (2014), Vaso Roto, Trad. J. Clariond y G. Bucci

Esta jordana poeta, traductora y editora, saltó a la fama con su ensayo Yo maté a Sherezade, donde, a partir de una relato autobiográfico, hace una metáfora de la desaparición del prototipo generalizado de mujer árabe, contra el estereotipo occidental de la mujer árabe sumisa e invisible. Desde sus páginas, y sus vivencias, recrea la realidad de la diferencia de mujeres en los países árabes así como la amalgama y el paternalismo occidental ejercidos sobre la figura de la mujer árabe, así como contra el machismo y la sociedad patriarcal imperantes en Oriente Medio.

Su indignación como mujer árabe e intelectual, es el reflejo de la lucha de muchas mujeres que esperan un cambio y un reconocimiento en la sociedad y la política. Alejadas de la imagen uniforme de  sumisión, opresión y analfabetismo y sujetas a la tradición y ⎯cómo no⎯, al velo.

En clara continuación a este primer ensayo, desde en Supermán es árabe, también desde un texto autobiográfico, ataca no solo el modelo patriarcal de las sociedades árabes a partir de la metáfora de Supermán, sino también a sus hombres y a sus sociedades. Y reivindica la necesidad de una mayor igualdad en las pautas de comportamiento. En su crítica no establece diferencias entre las tres religiones monoteístas porque todas ellas tienen una concepción patriarcal de su sociedad. Un libro en el que, nos insiste la autora, “Mi principal objetivo no es convencer a los machos de que deben respetar a las mujeres y su dignidad. El segundo castigo de los machos es ser machos. Y el primero es mi existencia y la de otras mujeres (y hombres) como yo decididas a encontrarnos y a unirnos.”

Unas muy interesantes lecturas.

En tiempos en que alguna progresía occidental confunde tolerancia y multiculturalidad con hiyabs, en los que la izquierda está tomando un rumbo peligroso al ir de la mano del fundamentalismo islámico en su defensa del velo, es bueno escuchar de primera mano la histórica lucha de las feministas orientales para comprender que detrás de un pañuelo religioso no puede haber otra cosa que represión contra la mujer.

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