Llega a nuestras salas la película que Amazon Studios abandonó en un cajón

  • Se estrena por fin la última película de Woody Allen y los españoles tenemos cierta suerte de verla en salas porque es una película gafada
  • "Día de Lluvia en Nueva York" estaba guardada en un cajón por las serias acusaciones de Dylan, Ronan y Mia Farrow
  • En Estados Unidos está marcada y excluida de las salas

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Se estrena por fin la última película de Woody Allen y los españoles tenemos cierta suerte de verla en salas porque es una película gafada. Para alborozo de sus seguidores, la estrena en nuestro país A Contracorriente Films. Se ha visto ya en países como Polonia, Grecia, Francia o Bélgica y también se estrenará en Italia, Alemania, Portugal y en algunos países latinoamericanos, pero conviene recordar que los norteamericanos no han podio ver en sus cines Día de lluvia en Nueva York porque en Estados Unidos está marcada y excluida de las salas.

El último Allen ha permanecido guardado en un cajón de Amazon Studios por las serias acusaciones de Dylan, Ronan y Mia Farrow. Allen, que en cada entrevista evita que le pregunten por las denuncias ante el ataque de ira de su jefa de prensa, acabó demandado a Amazón por no distribuir Día de lluvia en Nueva York y finalmente la compañía decidió devolverle los derechos de la cinta.

Allen y Amazon siguen enfrascados en su batalla legal porque además la plataforma había acordado con el director rodar varios proyectos por valor de 80 millones y que fueron cancelados ante la mala prensa y el circo amarillista alrededor del director. Tras las acusaciones de los Farrow, Michael Caine, Natalie Portman, Mira Sorvino, Greta Gerwing y Timothée Chalamet (que donó su sueldo en Día de lluvia en Nueva York a causas benéficas), no creyeron su versión de los hechos.

Sí lo hicieron Diane Keaton (“Es mi amigo y sigo creyendo en él”) y Scarlett Johannson (“Amo a Woody, le veo cada vez que puedo y he tenido muchas conversaciones con él al respecto. He sido muy directa con él y él lo ha sido conmigo, mantiene su inocencia y yo le creo”). También el actor Jude Law (Ted Davidoff en Día de lluvia en Nueva York) protestó con indignación al ver que Amazon enterraba la película que lo ha unido al director de tantas grandes películas.

Por culpa de la polémica, la censura y el pleito con Amazon, en 2018 nos quedamos sin la obligada película anual de Woody Allen, aunque no por primera vez, como algunos han escrito. Que falle a su cita anual ha sucedido por primera vez desde 1981, año en el que Allen no estrenó película. Desde su debut en Toma el dinero y corre, de 1969, ha escrito y estrenado un largometraje por año excepto en 1970, 1974, 1976, 1981 y 2018. En el último medio siglo solo ha habido 5 años en los que sus seguidores no hemos visto una película suya en las salas.

Pero centrémonos en el cine, que es lo que nos trae la nueva de Allen. Y además un cine estimable. Día de lluvia en Nueva York no es una de sus obras maestras, desde luego que no, pero es agradable de ver, una comedia romántica, frívola y ligera como lo fueron Café Society o Midnight in Paris solo que ambientada en la actualidad. La trama funciona bien, no aburre en ningún momento y te deja el regusto de haber disfrutado hora y media de una bonita, agradable y también olvidable historia.

En Día de lluvia en Nueva York, que ha dividido bastante a la crítica, Timothée Chalamet y Elle Fanning interpretan a una pareja de pijos veinteañeros. Los dos son guapos, de familia bien y universitarios y han decidido pasar un fin de semana en Nueva York aprovechando que ella va a entrevistar a un cineasta (Liev Schreiber) que pasa por un mal momento creativo y que a pesar de los ánimos de su guionista (Jude Law) odia su última película, como le pasó a Woody Allen con Manhattan.

Separados en la ciudad, ella conoce al actor latino Francisco Vega (Diego Luna en un cliché con patas que recuerda a un joven Banderas) y él a la joven Chan (Selena Gómez). Y todo con un Manhattan lluvioso, fiestas privadas, hoteles de lujo, salas de montaje, mansiones, coches de caballos en Central Park, jazz y la luz de Vittorio Storaro. Todo de postal y puro cliché, pero que no ofende y resulta una buena propuesta para todo seguidor de Allen.

La película trascurre con la ligereza de un vodevil de enredos y gente bien de los años treinta, películas que a Allen le fascinan. Y tienes que aceptar todas sus casualidades: encuentros fortuitos parando un taxi en un distrito metropolitano como Manhattan, en el rodaje de un cortometraje... Pero estas inverosímiles casualidades son escasas (como lo eran en la muy superior Blue Jasmine), te las tragas y te entregas a disfrutar de la afable e inofensiva función.

Lo peor:

La protagonista es otra rubia tonta del sur, igual que la protagonista de Si la cosa funciona. Es curioso que un hombre que ha escrito estupendos personajes femeninos (que se lo pregunten a Mia Farrow o a Diane Keaton, Dianne Wiest, Mira Sorvino, Penélope Cruz y Cate Blanchett, estas cinco últimas con un Oscar gracias a Allen) también tenga tendencia a escribir figuras femeninas que son o solo guapas e inocentes, o piradas, o ninfómanas, o castradoras o necesitadas de una figura masculina intelectualmente superior.

No me invento nada, solo hay que ir a su cine para comprobarlo. Es el caso de las protagonistas de la citada película con Larry David y de Crisis en seis escenas, Irrational Man, Magia a la luz de la luna, Vicky Cristina Barcelona, Acordes y desacuerdos, Poderosa afrodita, Días de radio, Manhattan... Y solo son algunos ejemplos.

Lo mejor:

En la banda sonora destaca el uso del grandioso tema Misty (de Erroll Garner) y Timothée Chalamet cantando Everything Happens To Me, de Hoagy Carmichael y Johnny Mercer. Lo hace muy bien, sin resultar meloso. Por cierto: el abuelo materno de Chalamet, Harold Flender, escribió para el cómico Sid Caesar, como Woody Allen, para el que trabajó como reputado escritor de gags en 1958 y (sin salir en los créditos) en 1963.

Selena Gómez besando en un rodaje a Chalamet y reprochándole lo mal que lo hace. Buen momento de química entre los dos.

La confesión de la madre del protagonista en una estirada fiesta de la alta sociedad. La película parece armada a partir de esa emotiva y honesta escena. Y ella, Cherry Jones, está estupenda. Qué gran actriz.

En fin, qué quieren que les diga, para un hombre que va a cumplir 84 años en diciembre no está nada mal Día de lluvia en Nueva York, una película con no demasiadas ideas, sin muchas pretensiones, eficaz y de metraje corto y llevadero. Y sí, está llena de lugares comunes y es bastante irreal y etérea, pero me temo que es lo que buscaba Allen. Porque este último cine de Allen no es un trozo de vida, sino un trozo de pastel. No es mío, es de Hitchcock.

Muchos estamos ya expectantes por ver en una gran pantalla, y con esos inconfundibles créditos blanco sobre negro, lo que ha rodado en una ciudad de la belleza de San Sebastián. Hasta el año que viene, señor Allen.

1 Comment
  1. Equidad says

    Mezclar patriotismo y Cultura hace que no haya de lo segundo.

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