‘Notas a Apocalypse Now’, diario del rodaje más demencial de la historia

  • La demencial sucesión de accidentes y contrariedades personales, climáticas y financieras que sufrió Francis Ford Coppola rodando la película es única en la historia
  • El diario de Eleanor Coppola que recuerda el infernal rodaje al que se enfrentó su marido ha sido recientemente editado por Barlin Libros
  • Ya fuese en su vida privada o en sus, películas, Coppola lo hacía todo a lo grande y Eleanor se veía obligada a parar sus delirios en más de una ocasión

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Muchos rodajes son conocidos porque se fueron de madre y por lo accidentados e infernales que fueron, pero la demencial sucesión de accidentes y contrariedades personales, climáticas y financieras que sufrió Francis Ford Coppola rodando su libre adaptación de El corazón de las tinieblas en Filipinas es única en la historia del cine.

La primera gran insensatez de Coppola fue ir a rodar una producción de 31 millones de dólares sin un guión acabado. Coppola reescribía el texto inicial de John Milius sin conocer el final y lo que es peor: su verdadera intención, su substancia. A ese ir dando tumbos con el libreto, se unió un protagonista al que tuvo que despedir porque no le funcionaba (Harvey Keitel), una guerrilla que luchaba contra el dictador Marcos, monzones, inundaciones, decorados destrozados, la hipoteca de todos sus bienes para seguir rodando y gastando, el ataque al corazón de Martin Sheen sin haber acabado la película, los caprichos de un Marlon Brando orondo y holgazán, sacrificios de animales, uso de toneladas de gasolina real en la jungla…

Notas a Apocalypse Now, diario de Eleanor Coppola que recuerda el infernal rodaje al que se enfrentó su marido, ha sido recientemente editado por Barlin Libros. En él Eleanor nos recuerda que Apocalypse Now es una película en la que sus diferentes bloques narrativos están muy diferenciados: el inicio en Saigón, la locura del coronel Kilgore, el ataque de los helicópteros, el puente Do Long, la muerte de Limpio, el templo de Kurtz, la ejecución ritual del final… Y también que Coppola no rodó ninguno de esos bloques sin problemas, ni uno solo se rodó de manera relajada, normal. Así lo escribe ella: “Ha habido obstáculos muy grandes en cada etapa de la película. No ha habido ni un solo día en que, sencillamente, Francis se fuera a trabajar, lograra lo propuesto y punto”.

El prólogo de este libro es ya suficiente para enganchar al lector interesado en el loco proyecto que fue Apocalypse Now. En él, Eleanor escribe que Steve McQueen estaba interesado en el protagonista pero no podía ir al extranjero diecisiete semanas porque no quería sacar a su hijo del país, iba a celebrar su graduación de bachillerato. Además, el agente de Brando le dijo a Coppola que no le interesaba participar y Pacino que le gustaba el personaje de Willard, pero que no soportaría tantas semanas en la selva. Para ello le recordó a Coppola lo enfermo que se puso rodando las escenas cubanas de El padrino II en la República Dominicana.

Coppola le ofreció entonces el papel de Kurtz a McQueen y le dijo que solo serían tres semanas. El agente de McQueen le respondió que lo haría pero cobrando lo mismo que haciendo de Willard durante diecisiete semanas: tres millones de dólares. Coppola llamó a James Caan y le ofreció el protagonista por 1,25 millones. Su agente le pidió dos, Coppola volvió a ofrecerle 1,25 y Caan dijo que ni hablar.

Tras este rechazo, Coppola le ofreció el papel de Willard a Jack Nicholson y su agente lo rechazó porque el actor iba a dirigir Camino del sur. Coppola llamó entonces a Robert Redford, al que le gustó el papel de Kurtz pero tampoco quería viajar. Coppola canceló la oferta de McQueen y le ofreció a Nicholson el papel de Kurtz, que también rechazó. Entonces llamó nuevamente a Pacino y le ofreció el papel de Kurtz, que también rechazó. Eleanor escribe sobre estos días: “Francis se siente muy frustrado. Agarra todos sus Oscar de las estanterías y los lanza por la ventana. Los niños recogen los trozos del patio. Cuatro de los cinco se han roto”.

En su libro Eleanor presenta a su marido como un ser que nada tiene que ver con aquel exitoso y genial director al que los medios reverenciaron durante años. Incluso antes de su monumental éxito con las dos partes de El padrino, Coppola ya era un ser lleno de miedos e inseguridades. Como ejemplo, Eleanor recuerda sus crisis en el rodaje de El padrino. Una mañana estaba sentado en el inodoro cuando entraron dos miembros del equipo diciendo que la película era una mierda total y que el imbécil del director no sabía lo que hacía. “Francis, que levantó los pies para que no le reconocieran los zapatos, tenía la sensación de que en el rodaje de Apocalypse Now estaba pareciendo algo muy parecido y que parte del equipo se preguntaba cómo era posible que aquella mierda sin sentido la estuviese dirigiendo el director de El Padrino”.

Coppola, un hombre depresivo y muy dado a los altibajos emocionales, estaba lleno de dudas en el rodaje de su película bélica. Así se lo confesó a su director de fotografía, Vittorio Storaro: “Vittorio, tengo que confesarte algo. Cada día tengo mucho miedo de que pienses que soy un imbécil, que no soy lo bastante específico, que estoy intentando encontrar mi camino y el de la película”.

En otro momento de sus notas, Eleanor escribe: “Anoche Francis se subió por un andamio a una plataforma de iluminación y se quedó allí recostado. Tenía el aspecto más desgraciado que haya visto nunca. Estaba sobre este enorme set de esta enorme producción, con todas sus pertenencias hipotecadas, cientos de personas del equipo le esperaban. Brando debía acudir al set y se estaba retrasando porque no le gustaba la escena, y Francis no había sido capaz de escribir una escena que Marlon considerara correcta. El mejor actor, en el mejor set de la mejor producción, con el mejor cineasta y Francis sin una escena que filmar. No paraba de lamentarse: “Sácame de aquí, solo quiero abandonar todo e irme a casa. No puedo hacerlo. No lo veo. Y si no lo veo, no puedo hacer nada. Es como si fuera una noche de estreno y se levantara el telón y no hay nada”.

Páginas más adelante, podemos leer: “En la máquina de escribir encontré una nota que ha escrito para él mismo: “¿Cuáles son mis problemas? Lo que más me aterroriza desde hace varios meses es que la película es un caos. Un caos de continuidad, de estilo. Y, lo más importante, el final no funciona ni a nivel de público ni a nivel filosófico. Brando resulta una decepción. La película alcanza su punto álgido durante la batalla de helicópteros. Tengo los nervios destrozados. El corazón roto. La imaginación muerta. No tengo autoconfianza. Pero, como un niño, lo único que quiero es que venga alguien a salvarme…”.

Cuando comenzó la compleja producción de Apocalypse Now, Coppola había sido nominado nueve veces al Oscar, seis a los Globos de Oro y había ganado la Palma de Oro del Festival de Cannes. Era una celebridad mundial y un hombre tan admirado como temido. Ya no era el artista bohemio que una vez aspiró ser, sino un empresario con prestigio, poder y dinero. Las palabras de Eleanor sobre su marido hablan también de esta contradictoria faceta: “Lucía muy deprimido, no quería seguir. Solo tenía ganas de dejarlo todo y meterse en la cama y no levantarse más. Se puso a hablar de lo solo que se sentía, de cómo la gente que lo trata adapta dos posturas. Una es besarle el culo, la otra es resistirse a él, demostrarle que no están impresionados con toda su riqueza y todo su éxito y su talento. Casi nadie logra aceptarlo con una actitud natural”.

Tampoco ayudaba demasiado la actitud megalómana de Coppola. Para celebrar su cumpleaños, en pleno rodaje y en la playa de Baler, el matrimonio Coppola invitó a trescientas personas. Desde san Francisco mandaron cientos de hamburguesas y salchichas. El resto de la comida y toda una orquesta llegaron desde Manila, en varios camiones y al atardecer. La tarta de cumpleaños medía casi dos por tres metros. Más tarde, en Napa, en su casa, celebró otra gigantesca fiesta de la vendimia con todos sus empleados (Coppola es un conocido empresario vinícola), sus familias y amigos. Otras trescientas personas.

Ya fuese en su vida privada o en sus, películas, Coppola lo hacía todo a lo grande y Eleanor se veía obligada a parar sus delirios en más de una ocasión. Así lo explica: “Francis está enviando un bombardeo constante de télex para encargar cosas para la película y para el chalet en el que se aloja: manteles, vinos buenos, carne congelada, equipos de alta fidelidad… dice que está diseñando su vida para vivir cada momento con exquisitez. Hay una especie de histerismo en ello”.

Eleanor Coppola también tiene el valor de hablar de las infidelidades. Y se reconoce cansada de las mentiras de Francis: “Me creí sus palabras literalmente. Igual que Kay en la última escena de El Padrino. Todos los indicios le dicen que su marido ha matado a gente, pero cuando ella se lo pregunta, él lo niega, y ella se lo cree. Como yo y todos los indicios a lo largo de los años, los pequeños obsequios, las notas, las cosas que encontraba en sus bolsillos cuando regresaba de un viaje, el broche que alguien le mandó a Filipinas y que él llevó como amuleto de la suerte. Y cuando yo le preguntaba, decía: “Ellie, solo es una amiga”. Me creí las palabras. Negué las pruebas. No quise ver la verdad”. Finalmente el matrimonio siguió adelante, la película ganó la Palma de Oro en Cannes y recuperó tres veces el dinero invertido.

Notas a Apocalypse Now es un interesantísimo testimonio de Eleanor Coppola y también un acercamiento, privado y certero, a un genio como Francis Ford. Es el retrato de la aventura megalómana de un cineasta total que no tiene una película igual y que con sus aciertos y errores, algunos flagrantes, ha buscado siempre reinventarse, sorprenderse, no repetirse jamás. Triunfar o fracasar, pero estrepitosamente, sin medias tintas, jugando, arriesgando, entregándose. Porque Coppola, director pero también guionista, editor, dramaturgo, productor, empresario y hasta fundador de un estudio, es un gran artista conceptual y un inimitable e irrepetible gigante del cine.

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2 Comments
  1. Alfonso Ansó Rojo says

    El libro de Eleanor Coppola lo publicó en español Emecé Editores (Barcelona) en mayo de 2002 (fecha de la primera edición), traducción de Mar Vidal, revisada por Roberto Fernández Sastre. En realidad, «Notas a Apocalypse Now» no es el título, sino que es el título en inglés, que en realidad es «Notas» a secas («Notes»). El título en español es: «Con el corazón en las tinieblas».

  2. Alfonso Ansó Rojo says

    El título completo del libro de Eleanor Coppola es:»Con el corazón en tinieblas. Un diario íntimo de Apocalypse Now».

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