CINE

‘Ni te me acerques’, estreno de la película que trata el confinamiento en clave de comedia

  • Está dirigida por Norberto Ramos del Val. En el guión ha trabajado junto a Manuel Riquelme e Iván Reguera
  • La película cuenta la historia de un escritor que llega a un pueblo de Aragón para escribir una novela y se queda confinado toda la cuarentena en un hotel rural
  • "Hablamos de gente que está encerrada, sola e incomunicada. Hablamos de gente que está obligada a estar encerrado en un sitio y de gente que va con mascarilla”

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“Otro apestado de la capital del Reino. Deberían haber sellado ya Madrid para que contagien todo el país”. Es una de las primeras frases de la película Ni te me acerques. Un escritor llega a un pueblo de Aragón en los días previos al confinamiento en todo el país. Ya por entonces había el run-run de que la capital debería haber cerrado para contener al coronavirus. El protagonista quiere inspirarse en el mundo rural para su nueva novela. Para ello acepta un trabajo de vigilante en un hotel rural. Pero se queda encerrado y solo con el confinamiento. Es el punto de partida de esta comedia que se estrena hoy en Madrid (Artistic Metropol, 20.00 y otros pases el fin de semana).

Ni te me acerques está dirigida por Norberto Ramos del Val (Lucero, Muertos Comunes, Faraday o Amor tóxico, entre otras). El guión es de él mismo junto a Manuel Riquelme e Iván Reguera, colaborador habitual de cuartopoder. La película se rodó tras el primer confinamiento primaveral en un hotel-balneario del pueblo de Ariño, en Teruel. Sus protagonistas son Edu Ferrés, Rosalía Mira, Emilio Buale y Rubén Hernández. El primero de ellos es el mencionado escritor, Juan Collado. La segunda interpreta a Alicia, la chica del supermercado que lleva alimentos a Juan. Entre ellos surgirá una relación que es principal eje de la película. Completan la trama Evaristo, el peculiar mecánico-camello del pueblo y Antonio, un Guardia Civil desequilibrado y obsesionado.

“La idea se le ocurrió a Iván Reguera. Dijo que esto del confinamiento tenía un rollo como la película El resplandor”, afirma a este medio el director. “Me surgió por mi hermano. Hablando con él en plena cuarentena me dijo que una amiga suya que trabajaba de recepcionista en un hotel quería irse a su casa. Pero no fue el caso porque le dijeron que se iba a quedar en el hotel sin estar abierto. Encima era una explotación laboral, ella tenía que ir todos los días a la recepción a pesar de estar cerrado. A partir de ahí se lo comenté a Norberto, empezamos a hablar y él empezó a llamar a hoteles”, corrobora Reguera.

Desde el primer momento se plantearon el trabajo en clave de comedia. “No nos apetecía hacer más drama. O te pones a hablar de lo jodido que está todo o te pones reflexivo y traumático de tirarte contra la pared a llorar. No nos apetecía hacer una cosa que pudiera traumatizar a la gente más de lo que ya estaba”, explica Ramos. “Queríamos hacer comedia en tiempos tan oscuros y pensamos en El resplandor. Aunque no llega a ser una película de parodia parodia, no es un Aterriza como Puedas. Es una parodia con 4 o 5 personajes y un escenario”, señala Reguera.

Lejos de hacer humor con una situación de pandemia, la situación sanitaria es realmente únicamente un fondo. Prácticamente ni se menciona al virus. “Hablamos de gente que está encerrada, sola e incomunicada. Eso es lo que nos interesaba. No era el rollo del coronavirus, ni meternos en ese berenjenal. Hablamos de gente que está obligada a estar encerrado en un sitio y de gente que va con mascarilla”, explica Ramos. “Si alguien se quiere ofender, se va a ofender. Pero la película no ofende, el guión es absolutamente blanco. Como decía el tercer guionista, Manuel Riquelme, casi ni se cita el covid en toda la película, la pandemia es una cosa como que está en off, lo que nos interesa es la chicha romántica”, apunta por su parte Reguera.

Un momento del rodaje de la película. / Norberfilms

Rodaje en grupo burbuja y el cameo de Juan Manuel de Prada

La película es de bajo presupuesto y todo el equipo de rodaje ha contado únicamente con 12 personas. Fueron dos semanas y media de grabación. “Estábamos metidos en un hotel cerrado solo para nosotros. Solo salíamos para comer al bar del pueblo y volver. El rollo del grupo burbuja lo inventamos nosotros”, comenta Ramos.

Como anécdota, el director recuerda que pidió indicaciones al Ministerio de Cultura sobre las medidas a tomar durante el rodaje. “Nos dijeron: sí, tened cuidado”. Una frase que contrasta con las instrucciones que se dieron en un comienzo. “Los primeros que empezaron a plantearse rodar fueron la gente de publicidad o series. Que son básicamente los dos pilares de lo que es la industria en España. A esos, como no tienen problemas de pasta nunca, les pusieron una especie de instrucciones casi para Hollywood, algo imposible”, señala.

En la película destaca también un nombre propio. Un escritor real, Juan Manuel de Prada, que hace un cameo en un par de escenas. Es el profesor de un taller de escritura creativa del protagonista, con el que habla por videoconferencia. “Fue una idea mía porque queríamos meter a un escritor famoso haciendo de profesor. Y claro, Norberto decía que la gente no lee, que no hay muchos escritores famosos. Pensamos primero en Pérez Reverte pero nos dijeron que estaba complicada la cosa. Me acordaba de la serie de Jorge Sanz, ahí él sale haciendo de editor sinvergüenza y estaba muy gracioso. Fue como la seda con él, fueron a su casa y grabaron”, recuerda Reguera.

Cartel de la película. / Norberfilms

Cambio de modelo en el cine

Es inevitable en estos tiempos, al hablar con cineastas, preguntar cómo ven la situación actual de su sector. “Como siempre he sido outsider, he estado fuera de la estructura, me preocupa poco el tema. Pero sí estoy viendo a amigos actores que lo están pasando muy mal. Teatros cerrados, funciones de las que vivía gente, cerradas. En los cines, unos empiezan a cerrar porque no va nadie, otros por las medidas de los Gobiernos. A una industria de chichinabo como la del audiovisual en España, esto le da una hostia bien grande. Pero bueno, igual que la que se han llevado todos los bares, sobre todo los de la noche”, señala Ramos.

El directo destaca la situación de “incertidumbre”. “Estamos en modo hecatombe y mi propuesta es que vamos a reírnos al menos”, afirma. Dice que otros compañeros le han dicho que era una “locura” estrenar una película ahora. “Pero es que no hay futuro y no sabemos lo que va a pasar”, responde. “El cine está casi tocado de muerte. Lo que toca es un cambio de modelo, como va a pasar en otros sectores. Hay gente que todavía se empeña en estar en el antiguo modelo y eso está tocado de muerte”, afirma el colaborador de este medio.

Destaca Reguera que hay que poner en valor que tenemos más cine a nuestro alcance que nunca. “Yo cuando tenía 15 años, para ver una película como Senderos de Gloria solo podías hacerlo si la programaban en la televisión a las 22.00”. Ahora, todo está a golpe de un pequeño pago y varios clicks. “Esta película no va a ir a muchas salas, pero en medio año va a estar en alguna plataforma y la va a ver mucha gente. Esto antes un director independiente no lo podía hacer”, añade.

Para el guionista, el reto es que el modelo funcione. “Y que los gobernantes ayuden y sepan cuál es le nuevo modelo y no se dé dinero a los de siempre. Yo cuando veo plataformas como Filmin digo que si fuera millonario les ingresaría dinero para que compren más películas. Pues lo mismo debe pensar un Gobierno que tenga un presupuesto”, indica.

El objetivo es que la película llegue a alguna plataforma online próximamente. Mientras, se programará en algunas, pocas, salas. “Siempre he levantado las películas igual, como puedo. De una forma o de otra y al final se ve, que es lo que yo quiero. Queremos que se pase un rato divertido y ya está, que se olvide la gente un rato de toda la mierda que rodea. Esa es mi contribución a la pandemia”, concluye el directo.

 

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