MEMORIA SELECTIVA

25 años del ‘Vacaciones en el Mar’ de La Puta Opepé, un disco que trajo aires nuevos al rap hecho aquí

  • El 8 de enero de 1996 salió a la venta este primer disco del grupo de Palma de Mallorca con canciones tan míticas como ‘Don Simón’, ‘Escupe la flema’ o ‘Estilo Pancho Villa’
  • “Todavía estábamos en la época de las maquetas y cintas de cassette y la gente lo copiaba y rulaba por parques y patios de institutos", recuerda Hermano Ele, uno de los integrantes del grupo
  • "Hacían un sonido entre jamaicano y funky, muy festivo. Se atrevían a hacer cosas que no hacía nadie. Fueron unos grandes pioneros", afirma Manuel Pena, actual director de BOA

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“Don Simón, Don Simón, Don Simón, Don Simón, para pillar el cebollón, Don Simón, la flor y nata del alcohol, Don Simón, de todos el mas peleón”. Si estabas al tanto de las novedades musicales de los años 90 te sonarán, sin duda, estos versos. El 8 de enero de 1996, es decir, hace 25 años, salía a la calle uno de los discos pioneros en el rap y hip-hop hecho en nuestro país. Desde Palma de Mallorca irrumpía en una escena aún embrionaria una banda que con el tiempo se convirtió en una de las más queridas del panorama nacional. Vacaciones en el mar se llamó el primer disco de La Puta Opepé, un grupo formado por Xino Arcade, Hermano Ele, Paco, Don Manolo y Biyi. Ese Don Simón, junto a otros temas como Escupe la flema, Estilo Pancho Villa o El único rey magnético original son canciones que han quedado en el recuerdo colectivo.

Y es que La Puta Opepé trajo un aire y estilo nuevo al hip-hop que ya se estaba haciendo en España y cuyos máximos referentes eran el Club de los Poetas Violentos (CPV), sobre el que ya escribimos en su 25 aniversario, o 7 Notas, 7 Colores. Sonidos reggae, raggamuffin, mucho funky, dancehall...Y mucho cachondeo y fiesta aunque con letras variadas de las que se podía también sacar un mensaje.

Juan Carlos Alonso, más conocido como Hermano Ele, recuerda para cuartopoder cómo vivieron la grabación de aquel debut, en el estudio Antonio Noguera de su ciudad. “Me acuerdo de la ilusión que teníamos ahí, éramos noveles completamente y flipamos con que una discográfica nos viniera a hacer un disco. Nos pusimos firmes y con nuestras mejores ganas fuimos a hacerlo”, destaca. El artista comenta la sorpresa de la persona encargada de grabarlo al decirle que la música salía de una computadora. “Estaba acostumbrado a sonorizar baterías y amplificadores de guitarra y el tipo se quedó bastante flipando. Hoy en día creo que no sería viable que él se pusiera a grabar música sin ordenador, así cambian los tiempos”, afirma.

“El del estudio sabía de grabar voces pero de la música no tenía ni idea. Hubo un momento en el que nos dejó las llaves del estudio y nos dijo que hiciéramos lo que teníamos que hacer. Hoy en día a la hora de mezclar una canción existen una serie de cosas, de automatizaciones y recursos que en aquella época no había. Tuvimos que mezclar en el estudio a la vieja usanza, aprendernos en la canción dónde había que subir un volumen o bajarlo o dónde había que poner un delay. Éramos cuatro tíos en torno a una mesa de mezclas tocando botones, roscas y todo. Con escaleta y todo, destinando un día entero a la mezcla de cada canción”, rememora Hermano Ele.

Esa falta de experiencia en las grabaciones de la época era generalizada por lo nuevo del género. Lo corrobora también Sergio Aguilar, creador de la discográfica Yo Gano, la pionera en editar hip-hop en este país y que ya contaba con CPV o 7 Notas 7 Colores en su catálogo por aquella época. “Estos problemas de ir a un estudio con un tipo que no tenía ni idea de hip-hop le pasaba a todos los grupos al principio. No había nadie con experiencia previa así que era una situación normal”, destaca a este medio.

Portada del disco

A Aguilar la existencia de aquel peculiar grupo le llegó por diferentes vías de forma casi directa. La primera, gracias a compartir piso en Lavapiés con Kamikaze, de CPV, donde tenían su local de ensayo. Una de las maquetas que circulaban era de Hermano Ele en solitario y otra del grupo al completo. “Se escuchaba mucho porque a CPV les gustaba mucho ese punto raggamuffin y dancehall”, afirma. Por otro lado, Mucho Muchacho, de 7 Notas 7 Colores, los conocía de coincidir en Barcelona. Y juntos formaban una especie de crew o colectivo llamado “La comunidad guisante”. De hecho, recuerda Aguilar, el el primer maxi de 7 Notas 7 Colores que editó aparecía detrás un logotipo de ese colectivo que fue improvisado por él mismo. “Mucho Muchacho luego me dijo que tendría que sacarles un disco a sus compañeros del colectivo. Escuchándolos me gustaba lo que hacían, tenían un estilo muy particular. Y tenían rodaje como para meterse a grabar”, añade.

Y el disco salió a la calle. “Las cifras de venta siempre fueron modestas en los tres discos que sacamos. Pero hay que decir que todos aguantaron muy bien la caída en ventas de los CD. Todo caía en picado y nuestras cifras se mantenían a lo largo del tiempo”, destaca Hermano Ele. Aquel disco fue muy pirateado, según reconoce el músico. Todavía estábamos en la época de las maquetas y cintas de cassette y la gente lo copiaba en cinta y ese disco rulaba por los parques. Tengo hablado con gente que me ha dicho: vosotros no sabéis lo que habéis llegado a sonar en los parques y patios de institutos. Eso hizo que llegara a mucha gente”, añade.

Aunque hubo presentaciones y conciertos, no había casi circuitos para actuar en aquella época. “Lo había para la gente del rock y pop pero en el hip-hop no, los promotores tampoco creían en esa historia. La gente del hip-hop además estaba empezando a tener mala fama, tanto en los garitos y los pueblos”, afirma Hermano Ele. El mallorquín recuerda en este sentido una anécdota: el director de cine Daniel Calparsoro metió en su película Asfalto (año 2000) un cameo de Mucho Muchacho. “Ese cameo entonces le servía más a Mucho para hacerse promoción que al revés. Ahora mismo si Calparsoro mete a dos raperos en una película, ellos serían el señuelo para que la gente joven fuera a verla. Ha girado mucho la tortilla. Ahora mismo (antes de la pandemia al menos) la escena está a tope, se manejan buenos números, cifras y cachés”, explica.

Estilo peculiar y fiestero en directo

El disco fue comprado en el año 2000 por BOA y en su momento fue distribuido por Running Circle o Conforte. Manuel Pena, actual director de la discográfica BOA, los define como “una especie de rara avis”. “Hacían un sonido entre jamaicano y funky, una cosa muy extraña. Muy festivo, te partías el culo, en directo contaban chistes, la verdad que el grupo era una fiesta. Las canciones llevaban ese rollo de desfase, de pasarlo bien y de bailar. No tenían ese sonido duro de la escena de Zaragoza o de Madrid”, afirma a este medio.

La Puta Opepé, recuerda Pena, era un grupo muy respetado. Y recuerda cómo desde CPV “flipaban” con lo que hacían a pesar de tener otro estilo y otro tipo de discurso. “Pero es que La Puta Opepé eran buenos en lo que hacían. Y tenían ese halo de sonido jamaicano, el raggamuffin que se llevaba mucho en la época, rapear con cierta tonalidad y una base ragga. Era una mezcla de Jamaica y Philadelhia o Atlanta, sitios funkys. Ellos eran grandes conocedores de la música, eran unos tíos con mucha cultura musical para la época. Escuchaban cosas que aquí no escuchaba nadie. Se atrevían a hacer cosas que no hacía nadie. Fueron unos grandes pioneros haciendo lo que hacían”, añade.

La Puta Opepé
Foto promocional de La Puta Opepé en 2013. / Facebook La Puta Opepé

Aguilar, por su parte, destaca su profesionalidad: “Este era uno de los grupos que ensayaba. Había otros que no lo hacían, le echaban morro y ya está. Había grupos que en disco estaban muy bien pero en directo no. Hay grupos con los que yo he trabajado que no ensayaban, no tenían disciplina ni capacidad de trabajo. La Puta Opepé sí, tenían su local y ensayaban mucho, cuando iban a grabar tenían los temas muy acabados y cuando iban a hacer un directo lo tenían muy preparado, cada cambio y cada cosa estaba bien pensada. Otros grupos, por los motivos que fueran, no ensayaban. Muchos llegaban al estudio sin letras hechas o con temas cogidos con alfileres. Eso luego se notaba. Esta gente eran de currárselo y ensayar”.

El creador de la discográfica no recuerda estar en la grabación de Vacaciones en el Mar pero sí destaca el control que quería tener la banda sobre todo el proceso. “No todos los grupos se implicaban de la misma manera en todas las partes del proceso y ellos sí eran muy de implicarse y querer estar muy encima de todo”, afirma. Aguilar recuerda la creación del diseño del álbum, hecha a medias entre Zisko, un graffitero de Barcelona, y el propio Aguilar. “Salió una portada que no era para nada hip-hop. Más allá de la tipografía del logo lo otro era muy de vacaciones en el mar pero muy poco hip-hop. Pero es que el grupo era así, tenía un punto de mucha cultura hip-hop, de haberla mamado, y de ser de la escena. Pero con un estilo más personal suyo, eso se ve en las letras y diseños”, comenta.

El grupo volvió, tras varios años de ausencia, en 2013. Desde entonces han actuado en varios festivales y conciertos. También grabaron ese año el disco Regreso al futuro. “Realmente La Puta Opepé somos una banda de festivales. Como tenemos ese directo divertido y dinámico la gente muchas veces nos llama para animar la fiesta y porque saben que hay un buen concierto garantizado”. Hermano Ele sigue en activo con una larga carrera en solitario haciendo canciones.

Dificultades de un grupo insular

El ser de Palma de Mallorca fue un pequeño hándicap para el grupo, especialmente en los primeros tiempos. Lo explica el propio integrante de La Puta Opepé: “Nos hicimos un hueco gracias a la gratitud de la gente, el material les encantó. El rollo centralista nos ha pasado factura, la insularidad nos ha pasado factura a la hora de viajar o girar. Cada vez que alguien intentaba contratarte estaba el problema del coste de los billetes y todo lo que suponía mover a 4 personas para allá. El dinero no alcanzaba. Ese tipo de problemas ya no se dan tanto ahora pero siempre es un sobrecoste. Es una historia de la que no nos hemos podido librar y nos ha pasado factura. En la península coges la furgoneta y le metes 70 pavos de gasolina y te llevas a 7 tíos contigo. Nosotros siempre teníamos que ir con equipo reducido.

“Yo recuerdo hablar mucho con ellos por teléfono desde el salón del piso de Lavapiés. Al principio ni yo me podía permitir pillarme vuelos ni ellos venir a Madrid. Esto marcó mucho la relación con el grupo. Yo estuve luego muchos años con ellos trabajando, casi hasta el 2004 que cerré la discográfica. Fueron de los primeros y estuvieron hasta el final. Sí que era un problema recurrente el sentirse un poco aislados por el hecho de estar en una isla, eso les limitaba a la hora de hacer giras. Pero es verdad que luego yo sí viajé algunas veces a Palma y estaba días con ellos para negociar o planificar algunos temas”, recuerda Aguilar sobre La Puta Opepé.

La escena ha cambiado mucho y Hermano Ele reconoce que entonces era un poco raro que apareciera un grupo de Mallorca. “Pero ahora estoy viendo que con el paso del tiempo la ciudad sigue generando grupos. Hoy en día hay figuras como Rels B o Dollar Selmouni que siguen poniendo a Mallorca en el mapa”.

Preguntado por la pura actualidad, Hermano Ele destaca, obviamente, que es una época de bastante “incertidumbre” en la escena musical. “No sabes si esto va a ser uno de esos hitos en la historia de la humanidad que va a significar que no hay vuelta atrás a la vida que teníamos antes, a las condiciones y demás. Cuando pasó lo de las Torres Gemelas, aquello cambió la manera de volar y coger un avión. E incluso de tomar un tren. No sabemos si en el futuro nos vamos a poder concentrar en aglomeraciones”, apunta.

Uno de las palabras usadas en este Vacaciones en el mar ha formado luego parte de la cultura popular de este país. El corte número dos del disco se llama El único rey magnético original e incluye el siguiente verso: “La mirada penetrante del guisante más chanante”. Joaquín Reyes, cómico albaceteño, ha reconocido en varias ocasiones que su inspiración para titular su emblemático programa de humor La Hora Chanante le vino de esa canción. “Nosotros chanante lo oímos estando en Barcelona .Se le agradece que lo reconozca cuando realmente lo de chanante es una palabra común”. La Puta Opepé, el grupo que nos enseñó a disfrutar del Don Simón, a que Mallorca era fonki o a que había que escupir la flema al despertar.

 

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