‘Irrational Man’: Woody Allen pone otra vez el piloto automático

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Cartel de la película.
Cartel de la película.

Pedirle a Woody Allen que se tome un tiempo para hacer una película redonda con la que despedirse es ya una quimera. Él morirá en el tajo o cuando un productor ya no le vea capacitado para ir a rodar. Siendo generosos, a Allen le queda una década de carrera. Y no se intuye un remate a lo grande, pero quién sabe...

Irrational Man es una de sus muchas películas menores, hecha con el piloto automático puesto, y forma parte de sus reflexiones dostoievskianas sobre el crimen de Match Point, Balas sobre Broadway y Delitos y faltas. Desgraciadamente, se parece más a la primera que a las dos últimas, películas magníficas. No soy fan de la sobrevalorada Match Point, película con un guión plagado de giros y situaciones tramposas e increíbles.

En este drama que a algunos les ha parecido una comedia negra, Allen nos presenta un interesante dilema: ¿y si un crimen pudiera dar sentido a una vida sin rumbo ni sentido, a un vacío vital? Es lo que le ocurre aquí a Joaquin Phoenix, un profesor de filosofía fondón y alcohólico que acaba dando clases en una universidad privada plagada de pijazos. Pero al contrario que Martin Landau en Delitos y faltas, Phoenix no siente arrepentimiento alguno y el crimen le emociona, le excita, lo revive, incluso sexualmente. Una buena idea, pero chapuceramente desarrollada.

A Allen siempre le ha gustado plantearse estos límites morales, la vuelta de tuerca con Crimen y castigo, citado literalmente en Irrational Man. Como en Delitos y faltas, aquí el protagonista cree que en un mundo sin dios puedes matar a alguien porque te parece justo... y no pasa nada. Si no te descubren, no hay castigo. En Balas sobre Broadway se asesinaba por el bien del arte, se mataba a una actriz espantosa por salvar una obra genial.

El problema de Irrational Man es que, a diferencia de las dos brillantes películas citadas, en ella la supuesta comedia negrísima no funciona, no se atisba por ningún lado. El film es demasiado serio, seco, mecánico. Nunca aburrido, eso sí.

Woody Allen suele ser muy buen argumentista. Legendaria es la bolsa que guarda en su sala de montaje con decenas de ideas para hacer una película apuntadas en papelitos. En ellos solo apunta la idea, una frase o dos. Nada más acabar una película, vacía la bolsa sobre su cama y elige una idea. Esa será su próxima película. En esta ocasión, la idea podría resumirse en: profesor de filosofía borracho de existencialismo y de güisqui de Malta se prepara para perpetrar un crimen sin tener relación con su víctima, como en Extraños en un tren. Mientras se dispone a perpetrar su crimen, se lía con una profesora madurita (la musa indie Parker Posey) y con una bella joven (Emma Stone en su segunda colaboración con Allen) comprometida con un pobre pijín. Las dos se mueren por sus huesos.

Pero algo falla y eso vuelve a ser, como pasaba en Match Point, la credibilidad. Y el final, que por supuesto no desvelaré pero es de lo más chapucero y cutre que ha escrito y rodado Allen en toda su carrera.

Y al igual que en Match Point (donde usó música de Caruso hasta el empalago porque le hicieron una buena oferta por los derechos de toda su obra), en Irrational Man la banda sonora es repetitiva, machacante y muy poco trabajada. Y este sí que es un crimen que Allen lleva perpetrando con demasiada asiduidad. Con lo que él fue diseñando las bandas sonoras de sus películas...

Pueden saltarse este nuevo Woody Allen, es flojo, con una trama gratuita y nada currada. Una pena que cumplir con el ritual cinéfilo de ver su película anual se le haga a uno cada vez más cuesta arriba. Pero todo depende del papelito que elija tumbado sobre su cama. Quién sabe... Hasta el año que viene, señor Allen.

EstrenosCinema (YouYube)
1 Comment
  1. natxoman says

    bodrio. Aburrida.

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