‘Yo, él y Raquel’: el deshonesto cine indie

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Cartel de la película 'Yo, él y Raquel'. / Fox

Esta es la historia de un chico modernillo y bastante sieso llamado Greg y de su último año en el instituto, donde no es el chico más popular, que digamos. Su mejor y único amigo se llama Earl y con él hace baratas películas de aficionados homenajeando a grandes clásicos del cine. Su vida da un giro de 180 grados cuando su madre le obliga a entablar amistad con una chica de clase a la que le han diagnosticado leucemia.

Así leído, tenemos en pantalla un dramón de no te menees, pero como tiene el envoltorio vistoso, humorístico y frívolo del cine independiente, Yo, él y Raquel se ha metido en el bolsillo a la crítica y a los festivales de cine. Javier Ocaña ha escrito en El País que el film (Mejor película y Premio del Público en Sundance y muy valorada en San Sebastián) es “el Love Story de la generación hipster”. No anda nada descabellado.

Su responsable es el mejicano Alfonso Gomez-Rejon, que ha trabajado como ayudante de dirección de Alejandro González Inarritu o Martin Scorsese, además de en series como Glee o American Horror Story, y que debutó en el largo con una cosa de terror que no vio nadie llamada Espera hasta que llegue la noche.
Gomez-Rejon adapta aquí un guión de Jesse Andrews (que adaptó a su vez su propia novela) y lo hace con una correcta dirección de actores, un montaje algo redicho y una puesta en escena bastante exhibicionista.

En su extravagancia a veces recuerda a la fría puesta en escena de las películas de Wes Anderson y otras a films indies y escolares como Juno. También la han emparentado con otras películas como Bajo la misma estrella o 500 días juntos. Eso sí: no roza, ni de lejos, la brillantez de Las ventajas de ser un marginado, el último buen film ambientado en un instituto que yo he visto en una sala.

Tengo un gran problema con Yo, él y Raquel. Y la razón es que es un film tremendamente ladino. Sabedores de su enfermedad y para que no tengamos la previsible muerte de la chica en la cabeza, el narrador, Greg, suelta al principio de la película: "She survives... Don't freak out". Es decir: no te asustes, que ella sobrevive. Y, ¿saben? No sobrevive. Muere. No se puede hacer eso en una película porque es jugar de la forma más rastrera y tramposa con el espectador. Es vergonzoso.

Yo, él y Raquel se pondrá de moda entre los modernetes, pero en pocos meses nadie se acordará de ella porque es otra película fabricada por Hollywood y empaquetada como cine independiente y fuera del circuito comercial, cuando no hay nada más comercial que películas de este pelaje. Y no descubro nada nuevo, ya lo hizo Peter Biskind en su libroSexo, mentiras y Hollywood’: “La convergencia entre películas de estudio y filme independiente dio lugar a una crisis de identidad entre los indies. Claro, se habían vuelto más viables, pero ¿seguían siendo independientes? Se acuñó el término “Indiewood” para describir esta nueva realidad”.

Como bien recuerda Biskind, hace casi un cuarto de siglo la empresa independiente Miramax estrenó la baratísima En la cama con Madonna. Recaudó 15 millones de dólares. Ese año la empresa estrenó 40 películas, el doble que un gran estudio. ¿Qué hizo el gigante Disney? Atacar con toda su artillería para comprar Miramax y con ella hacerse con el emergente cine independiente y cargarse a los demás competidores. La táctica de Disney fue brillante: en vez de crecer verticalmente (cine, discos, cable…), preferían comprar contenidos para que los rivales (Murdoch, Malone, Viacom y Time Warner) tuvieran que tratar con ellos para llenar de contenidos todas sus caras ventanas.

La jugada les salió redonda tanto a Miramax como a Disney y dejó fuera de combate a los competidores “independientes”: Sony Classics, October, Fine Line y Goldwyn. Y a estas empresas “independientes” se les unieron Gramercy, Fox Searchlight (dueña de Yo, él y Raquel) o Paramount Classics, todas ellas descaradas tapaderas de los grandes estudios.

La ladina estrategia, todavía viva, fue: hago productos de estudio, pero paralelamente me creo una empresa satélite para producir cine “indie”, “de premios” o “de festival” y así domeño todo el mercado, entero. Compito en premios independientes o de festival y en académicos o industriales, como los Oscar.

Yo él y Raquel es otra película 'Indiewood', una más, un melodrama con empaquetado indie pero blanda, inofensiva, conservadora y previsible, nada arrojada, como tantas películas de Anderson, Reitman, Sayles, Lee, Demme, Van Sant, Wang, Waters, los Coen, Hartley, Linklater, Haynes, Araki, LaBute, O. Russell, Rodríguez, DiCillo, Anderson, Aronofsky, Boyle... ¿sigo?

20 Centhury FOX España (YouTube)
4 Comments
  1. la novata says

    Muy mal el spoiler. Lo debería avisar

  2. Nc says

    Creo que te afectó tanto que al final muera que eso es lo que te ha hecho odiarla: punto para la pelicula

  3. Spoiler says

    Iván, dedicate a otra cosa, por favor.

  4. HEY YOU says

    La película lleva ante todo la firma de un director, una mirada, unos deseos y una actitud frente al mundo.

    Tu enfado con las grandes productoras y el conglomerado hollywoodiense resérvatelo antes de juzgar tan banalmente un film. Eres conscienciente de la cantidad de trabajo y de escenas maravillosas que contiene este película? Me da que de idea de cine tienes bastante poca.

    El cine ante todo es arte, amigo. No lo ensucies.

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