‘El renacido’: tan espectacular como fría

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Cartel de la película 'El renacido', protagonizada por Leonardo DiCaprio y Tom Hardy. / 20th Century FOX España

No me cae bien el director y guionista Alejandro González Iñárritu. Como ya escribí en mi Antiguía del cine (Poe Books), me parece un ególatra intenso al que le va el drama tan desgarrado como impostado. Tras la deslumbrante Amores perros, estrenó la afectada 21 gramos, la inacabable Babel y la horrible Biutiful. En ella tuvimos que sufrir a un Javier Bardem que no sabia ni por dónde le daba el aire y una Barcelona falsamente mugrienta y tercermundista. Una auténtica patraña. Con Birdman, pretenciosa y amanerada hasta agotar, se ganó el favor de los Oscar. Hoy ya nadie la recuerda, así son las modas.

Tras su éxito académico, Iñárritu ha vuelto con El renacido. Y aunque no es redonda, no le ha salido una mala película. Con un presupuesto de nada menos que 135 millones de dólares, el director mejicano se ha rodeado de un gran equipo técnico en el que destaca con luz propia (y nunca mejor dicho) el director de fotografía Emmanuel Lubezki. Todo indica que este año va a conseguir su tercer Oscar consecutivo (tras los logrados con Birdman y Gravity), una hazaña histórica en los más famosos premios del cine.    

El renacido está ambientada en 1823. DiCaprio es un explorador en una expedición de rudos tramperos que recolecta pieles. Junto a él trabaja su hijo mestizo y un tipo chungo que se la va a liar. Que se le ve venir, vamos. Su vida cambiará de forma brutal y sólo le quedará la sed de venganza y la dura supervivencia en medio de la más salvaje naturaleza. No les cuento más (y menos el momento más impactante del film, rodado de maravilla) porque aquí pretendo que no haya spoilers.

El renacido poco tiene que ver con esa preciosa película que fue Las aventuras de Jeremiah Johnson. Mientras en el setentero film de Sydney Pollack la naturaleza tiene un papel catártico para el personaje de Redford y disfrutamos de paisajes salvajes como algo duro pero espiritualmente cautivador, de un western ecologista que va de buscarse a uno mismo, en El renacido nos encontramos ante una naturaleza atroz y los restos de un hombre arrasado que sólo busca sobrevivir y vengarse. Es mucho más fría, seca y vacía de contenido moral, aunque a veces pretenda entrar en el terreno del misticismo sin lograr nada sólido, casi rozando el ridículo.  

Uno de sus problemas es que es una película demasiado física y a su vez poco emocional. Demasiadas imágenes impactantes y pocas secuencias que te estimulen mental o intelectualmente. A pesar de ese citado misticismo que no cala, en El renacido no hay hombres, hay animales o alimañas. Auténticas bestias. Y puede que a muchos espectadores les guste, les seduzca esta apuesta. Yo me quedé con ganas de más profundidad, alma, emoción fuera del impacto, del asombro visual.

Iñárritu cree que con largos planos contrapicados de frondosos bosques es más director, más autor. Y se equivoca. Como se equivoca con el abuso de eternos planos secuencia que resultan artificiosos porque muchas veces sacan al espectador de la historia, hacen que se vean las costuras del film, algo que hizo de manera enfermiza en Birdman y por eso se la cargó. En El renacido esta apuesta formal a veces funciona (hay coreografías excelentes) y otras no tanto, pero en general la película funciona visualmente. Esta vez sí.

El film es brillante, y aunque tiene un metraje excesivo marca Iñárritu, no deja de entretener y mantenerte en vilo hasta el final. A veces piensas que las perrerías que sufre el pobre DiCaprio son excesivas, demasiadas. Pero las aceptas hasta el final, un remate previsible pero impactante y rodado con pulso y determinación.

Además de su sobrecargado metraje en la sala de montaje, ¿qué se podría haber pulido antes, en su guión? Desde luego los flashbacks que explican el pasado familiar del personaje principal. Se pueden entender porque El renacido es, en buena medida, una película muda con un protagonista prácticamente mudo, pero resultan demasiado aclaratorios y a veces hasta horteras.

DiCaprio, que esta vez se lleva el Oscar si una tragedia griega no lo impide, hace un trabajo físico soberbio, aunque siempre rozando esa intensidad exagerada a la que tan habituados nos tiene. Ahí están, para evidenciarlo, sus últimos trabajos en la fallidas películas que ha hecho con Martin Scorsese o en ese disparate que fue Django desencadenado. Con lo bien que se le da hacer de persona normal a este hombre, como en la infravalorada Celebrity, de Woody Allen.  

Y si DiCaprio está bien, no digamos ese actorazo que es Tom Hardy, como bestial y animalizado villano de la función. Lo mejor, sin duda, de la película. Su composición es perfecta, poderosa, tanto de voz como físicamente. Me da que este señor, también nominado, nos va a seguir dando muchas alegrías.  

Una lástima que El renacido no tenga un guión para tirar cohetes, aunque seduzca visualmente. Con veinte minutos menos de metraje y menos pretenciosidad visual quizás estábamos ante una película memorable y no lo que se estrena este fin de semana: una buena epopeya, pero sin emoción humana de la que se recuerda a la salida del cine. Eso sí: véanla en ese espacio, en una sala de cine. Para eso está rodada El renacido, para verla en un pantallón.     

 20th Century FOX España (YouTube)
1 Comment
  1. natxoman says

    100% de acuerdo

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