‘¿Qué invadimos ahora?’: Moore pasa olímpicamente de España

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Cartel de la película '¿Qué invadimos ahora?' de Michael Moore. / avalon.me

Michael Moore popularizó mundialmente el género documental, lo sacó de los guetos intelectuales, lo hizo comercial. A pesar de que su estilo egocéntrico horroriza a los puristas, el suyo es todo un logro: con Bowling for Columbine se llevó el Oscar (en una gala donde llamó a George W. Bush de todo menos guapo) y ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes con su exitazo de taquilla Fahrenheit 9/11. Ahora, tras Sicko, Slacker Uprising y Capitalismo: Una historia de amor, regresa con ¿Qué invadimos ahora?, una cachonda sátira en la que se propone “invadir” países extranjeros para llevarse, en vez de su petroleo, lo mejor de esas democracias. Por ejemplo: un sistema sanitario gratuito, un sistema carcelario humano, una educación exquisita, un consumo de drogas despenalizado...

En ¿Qué invadimos ahora? Moore hace una gira (o una metafórica “invasión” portando la bandera de las barras y estrellas) en la que incluye países como Italia, Francia, Portugal, Finlandia, Islandia, Eslovenia, Túnez o Alemania.

Aprendemos del documental de Moore que en Finlandia, por ejemplo, los chavales no hacen más de diez minutos de deberes en casa. No les piden que memoricen como loros, sino que aprendan a aprender, a ser felices aprendiendo, sabiendo. Los profesores, hasta el de matemáticas, remarcan la palabra felices. Todos los jóvenes dominan cuatro idiomas. Igualito que en España.

En Alemania, por ejemplo, estudian concienzudamente el holocausto y su pasado fascista y dictatorial para no volver a repetirlo nunca más. Las miles de víctimas civiles tienen sus calles y hasta sus placas en las aceras. Igualito que en España.

En Portugal, por ejemplo, el consumo de drogas es legal. Puedes ponerte ciego a coca, marihuana, costo, cristal o lo que te venga en gana que un policía no te va a meter en la trena por llevar droga en los bolsillos. El consumo de cualquier tipo de narcóticos es libre. Igualito que en España.

En Noruega, por ejemplo, las cárceles no minan la moral de los presos, no los degradan, no los cosifican, conservan su dignidad. Cuando ves imágenes de una de sus cárceles de máxima seguridad y la actitud de presos y guardias llegas a pensar que es una coña marinera de Moore, que eso no puede ser posible. Igualito que en España.

En Islandia, por ejemplo, decenas de banqueros fueron detenidos y encarcelados por llevar al país a la ruina. Moore entrevista al Eliot Ness que los metió en la trena para orgullo de sus conciudadanos y millones de europeos. Igualito que en España.

El tono propagandístico, totalmente intencionado, vuelve a ser potente, pero lo peor del trabajo de Moore es que sólo se dirige a sus incondicionales y se conforma con los extremos, con la imagen de una Europa ideal, una socialdemocracia de ensueño donde ni se cita a España ni a Grecia, ni a los brutales recortes, ni a los millones de parados, ni a los muchos lobbies en la sombra.

También peca de ingenuidad y cae en tópicos que a veces rozan lo ridículo. Por ejemplo: todos los italianos trabajan lo justo porque les gusta mucho hacer el amor y lo hacen muy bien. Otro ejemplo: todos los niños franceses comen productos de alta cocina y desconocen la Coca-Cola. Y otro más: con mujeres presidiendo bancos, como pasó en Islandia, no habría quiebras. Defender las cuotas femeninas queda muy progre pero es poco inteligente y mucho menos justo. Lástima. Caer en ese maniqueísmo y en la manipulación no ayuda a un trabajo documental que está bien fundado, que tiene una buena tesis: busco en Europa ideas que mejoren mi país y descubro que todas ellas están inspiradas en ideas norteamericanas.

Yo, como espectador español, he visto ¿Qué invadimos ahora? con mucha vergüenza. Porque Moore ha pasado de nosotros. Porque somos un país pobre, cutre, desigual, individualista e insensible donde prima el sálvese quien pueda. Un país que tiene muy poquito que enseñar. Más bien tiene muchas vergüenzas que esconder. Por eso Moore ha pasado de largo.

Avalon (YouTube)

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