‘Comanchería’: perfecto retrato de la América de Trump

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Cartel de la película 'Comanchería'.

En el cine hemos disfrutado de grandes películas de atracos como El último refugio, La jungla del asfalto, Atraco perfecto, Rififí o Tarde de perros. Lo que diferencia estos clásicos de otras películas de atracadores más ligeras y frívolas es que se preocupan por hacer un retrato de su sociedad y sobre todo de los más desfavorecidos. Son películas que tratan sin tapujos la diferencia de clases y las crisis económicas que les tocaron vivir.

El cine negro, además de entretener, es un género perfecto para mostrar las diferencias y desequilibrios de una sociedad, los anhelos de los más desfavorecidos. ¿Qué es el cine de gangsters sino un reflejo de alguien que nace en una ratonera y quiere llegar a ser alguien en el sistema capitalista, a tener una mesa siempre disponible en el Cotton Club?

Es el caso de la estupenda Comanchería, que originalmente se titula Hell or high water. La expresión “Come hell or high water” significa algo así como “Haz lo que tengas que hacer, da igual las circunstancias”. Aunque lo cierto es que la distribuidora no se ha inventado nada: Comanchería era el primer título que dio su director a la película. Comanche, en la lengua de esta tribu comanche, significa “enemigo de todos”.

En Comanchería, ambientada en el oeste de Texas (aunque ni un solo plano se rodó allí), un padre divorciado (Chris Pine) y su hermano exconvicto (Ben Foster) deciden salvar la granja familiar atracando los bancos de la zona. Y como sucede en muchas buenas películas, durante todo el film el espectador se pone de parte de los criminales y en contra de los banqueros, que pagan con su propia moneda (y nunca mejor dicho) su usura y la destrucción de tantas familias desprotegidas. Aquí los verdadero ladrones son los que lucen corbata y camisa planchada.

Comanchería tiene un guión bien trabajado, con una más que digna construcción de personajes y una buena dirección del escocés David Mackenzie. En ella destaca ese hombre que ya tiene hechuras de leyenda, el señor Jeff Bridges hablando con un estupendo acento texano, un Texas ranger fondón y siempre flanqueado por su Sancho Panza, su compañero comanche (Gil Birmingham).

El sheriff Marcus quiere jubilarse con honores, no quiere palmarla de viejo sin antes cazar a los últimos bandidos. Precioso personaje y más si lo encarna el hombre que nos ha dado grandes interpretaciones como las de La última película, Fat City, Tucker, un hombre y su sueño, Los fabulosos Baker Boys o Corazón roto.

Estamos ante una película de acción y también un neowestern amargo, sombrío. Un film brillante sobre puntos finales en la vida de sus personajes. Bridges se jubila, los atracadores sólo pretenden recuperar sus tierras, Texas se marchita plagada de negocios en quiebra y casas desahuciadas, familias echadas a la cuneta, ciudadanos sin esperanza. Un país que agoniza. Sin ideales, sin esperanza. ¿Qué mas quieren para una película de género y encima de serie B, porque ha costado sólo 12 millones de dólares?

Son 102 minutos que se hacen cortos de lo bien narrado y montado que está todo, cine de género de serie B que tiene mucho más fondo y vida que el cine de clase A (el de los tebeos o los bodrios académicos habituales) y encima bien acompañado con la banda sonora de Nick Cave.

Y todo con un acerado sentido del humor, retratando sin medias tintas lo poco que queda de esa “gran nación”, de ese “país de las oportunidades”, donde en los billetes de dólar nos recuerdan patéticamente que “creen en dios”. En fin, una película árida y sangrienta que es mucho mejor que No es país para viejos, un film que, inconscientemente, refleja el mundo del votante de Trump: hombre de mediana edad, blanco, en paro, desesperado, sin futuro y que vive mucho peor que sus padres y abuelos.

Comanchería es una de las sorpresas del año. Ya tiene tres nominaciones en los Globos de Oro, seis en los Critics Choice Awards y para el American Film Institute es una de las 10 mejores películas del año. Lo es.

Nota curiosa: la película está dedicada a David John Mackenzie y Ursula Sybil Mackenzie, padres del director y muertos mientras se rodaba la película.

1 Comment
  1. Fer. says

    Muy buena película, pero ¿mejor que No Country for Old Men? eso estoy seguro que no.

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