Thierry: un cadáver con muchas preguntas que responder sobre el fin de ETA

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Francisco Javier López Peña,'Thierry', en mayo de 2008, en Burdeos, tras su detención. / Efe

Francisco Javier López Peña, alias Thierry, fue detenido dos veces en su vida. Una en 1983, junto a Arnaldo Otegi, y otra, en 2008, en compañía de Ainhoa Ozaeta, nuera in pectore de José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, alias Josu Ternera. Ayer falleció en el hospital Pitié Salpêtrière parisino a causa de un derrame cerebral.

Había nacido en la localidad vizcaína de Galdácano el 30 de mayo de 1958 y se incorporó a la banda en 1980, en el momento en el que ETA-militar toma el control de Herri Batasuna.

Durante tres años, formó parte del aparato legal (no fichados) de la banda. Un gudari más. No se le conocen de entonces delitos de sangre. Pero sí se sabe que era un buen carpintero y albañil, y eso lo llevó a convertirse en uno de los mejores especialistas dentro de la banda a la hora de acondicionar refugios y construir zulos para esconder las armas. De hecho, enseguida su primer alias, Bartolo, es sustituido por el de Zulos.

Es entonces cuando conoce a Domingo Iturbe Abasolo, alias Txomin, y a Josu Ternera. Txomin era entonces el kíe de la banda. Ternera, miembro de la ejecutiva, ya se perfilaba como su número dos. Acumulaba méritos como ladrón excepcional. Había ya organizado dos espectaculares robos en Hernani (uno a una fábrica de la que se llevó cuatro millones de pesetas y otro a un almacén de explosivos con los que se asesinó a Carrero Blanco) y varios asaltos a furgones blindados.

Ternera convierte entonces a Thierry en su estrecho colaborador. Y en su amigo. Ambos eran hombres de acción. Se sospecha que fue en aquella época cuando Ternera presenta a sus dos cachorros preferidos: Thierry y Arnaldo Otegi. Ternera empezaba a distanciarse entonces de Txomin. El líder de la banda había empezado, en 1982, a considerar la posibilidad de tratar, con el recién elegido gobierno socialista de Felipe González, un final negociado de la violencia terrorista. El germen de las negociaciones de Argel.

Ternera se opuso frontalmente a la vía del diálogo. Y el dócil Thierry -que era un gran manufacturero pero nunca se caracterizó por tener ideas propias- se radicalizó con él en la defensa de la vía violenta. Pocos meses antes del primer contacto entre Txomin y los enviados del gobierno felipista en París, un chivatazo provoca la detención de una decena de militantes del ETA. Todos afectos a las tesis guerrilleras de Ternera. Entre ellos, Thierry y Otegi. En cuanto se le pone en libertad, Thierry pasa a la clandestinidad.

Su actividad en la banda, durante los años siguientes es bastante gris. Cuando Txomin muere en un extraño accidente en Argel (1987) y Josu Ternera asume la dirección de la banda, Thierry continúa trabajando como escudero del líder y participando en la construcción de zulos e instruyendo a cachorros en confección de explosivos. Antes de la detención de Ternera en 1989, a Thierry ya se le consideraba uno de los ideólogos de la conocida como estrategia de “socialización del dolor”. Esto es: vale cualquier víctima: todos son cómplices.

Pero su peso ideológico nunca fue significativo. Thierry era un hombre arrebatado, no demasiado inteligente, nulo orador y nada carismático. Poco después de llegar a la dirección de ETA en 1992, Iñaki de Rentería se inventa el puesto de jefe de zulos para asegurarse su fidelidad. Y, tras unos meses, le convence de que se refugie en Cuba a causa de la enorme presión policial. Varios etarras posteriormente detenidos han declarado que, ya en aquella época, sospechaban que Thierry tenía algún problema mental. Quizás paranoia. En la isla caribeña permanece durante más de una década.

Poco después de que ETA anunciara “el alto el fuego permanente” el 22 de marzo de 2006, algunos medios de comunicación desvelaron que las policías española y francesa sospechaban que Thierry había regresado a España.

El mediador etarra en las conversaciones era en principio Josu Ternera. El viejo maestro de Thierry. Pero el jefe de comandos de la banda era el joven Mikel Garikoitz Aspiazu (Bilbao, 1973), alias Txeroki, absolutamente contrario al diálogo. Desde el inicio de las conversaciones, tanto policía y guardia civil españolas, como la gendarmerie francesa, tenían la certeza de que Ternera (jefe político) no tenía ningún control sobre Txeroki.

El 30 de diciembre de 2006 un artefacto explosivo mató a dos personas en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas. Thierry ya había participado entonces en las conversaciones de presunta paz con el interlocutor gubernamental, el socialista vasco Jesús Eguiguren. “Le dije que si se rompían las negociaciones se iba a pasar la vida en la cárcel, y él me respondió que si se rompían las negociaciones me fuese comprando corbatas negras para asistir a funerales”, asegura Eguiguren que le dijo Thierry.

Pero lo más seguro es que Thierry fuera un hombre de Ternera, enfrentado a Txeroki. De hecho, cuando fue detenido en Burdeos en mayo de 2008 iba acompañado por Ahinoa Ozaeta, novia del hijo de Josu Ternera. Un hecho que desactiva la teoría de que Thierry se había impuesto a Ternera y era el jefe de Txeroki. Y, a finales de ese mismo año, Thierry y Ahinoa fueron suspendidos de militancia. Según fuentes policiales, durante las conversaciones con el Gobierno Zapatero, Thierry cerró el grifo financiero al aparato militar de Txeroki para evitar atentados. ¿Por orden de Josu Ternera?

Txeroki fue detenido el 17 de noviembre de 2008.

El 20 de octubre de 2011 ETA anunciaba el cese definitivo de la actividad armada.

El 30 de marzo de 2013 murió Thierry. Un cadáver con muchas preguntas que responder.

1 Comment
  1. Patronio says

    Si yo me tengo que enfrentrar a la dulce abogada Yolanda Molina, juro por Dios y por Tutatis que me cago por la pata abajo y reconozco sin más haber sido en mis vidas anteriores el mismísimo Judas Tadeo, Marco Julio Bruto, el Papa Luna, Torquemada, Mateo Morral, Juan Yagüe «carnicerito de Badajoz» y hasta el mismísimo cornamentado Islero. Mándenme directamente al patíbulo, pero no me obliguen a mirar a la cara a esta cosa. ¡Acojona, oigan!

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