Pedro Sánchez, showcialista

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 Fotografía facilitada por la estación de esquí de Aramón Cerler del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en la estación de esquí donde pasa unos días de descanso. / Efe
Fotografía facilitada por la estación de esquí de Aramón Cerler del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, donde pasa unos días de descanso. / Efe

Los anhelos constantes de Pedro Sánchez por aparecer un todas las teles y en todos los sitios me obligan a acuñar un neologismo: showcialista. Las últimas hazañas mediáticas del secretario general del PSOE han consistido en descender con el aventurero catódico Jesús Calleja en aerogenerador desde 70 metros de altura y escalar el Peñón de Ifach, que no sé dónde está ni me importa. Pedro Sánchez, en plan super héroe, vuela tan veloz para arriba como para abajo, al contrario que sus demoscopias. Cuánto mal hace la ciencia. Beatriz Talegón, ex patrona de las Juventudes Socialistas, lo pone a parir en twitter: "No me sorprende verte en TV escalando o haciendo el hortera. Me sorprendería verte en un comedor social ayudando sin focos ni maquillaje".

Cuatro días después, la amanecida del fin de año, el presunto hortera descuelga un artículo en El País que demuestra que es mucho más fácil ascender una montaña que regurgitar una idea. El primer periódico de España trata el artículo del secretario general del principal partido de la oposición como se merece: sin destacarlo en portada. Ninguneándolo. Transparentizándolo. Y a quien esto balbucea no le extraña. Pasan las horas, los días y los meses en los periódicos, y la incógnita Pedro Sánchez se va despejando. Yo al principio me preguntaba qué piensa Pedro Sánchez. Ahora ya solo me pregunto si Pedro Sánchez piensa.

Captura de la portada de 'El País' del pasado.
Captura de la portada de 'El País' del pasado.

No envidio el trabajo del editor de dicho artículo, titulado Un balance mirando al futuro. Los dos destacados, o sea, las dos frases más indagadoras de nuestro amado líder son (prestad atención, indocumentados): "Si uno es lo que hace, el gobierno del señor Rajoy es poco y malo"; "Los socialistas queremos proponer a la sociedad un cambio posible". Ni una idea. Ni una propuesta. Ni un endecasílabo. ¿Es esto todo lo que me tiene que ofrecer el líder de mis socialistas?

Que Pedro Sánchez desaproveche tinta y papel del mayor medio de comunicación escrito de España para decirnos dos obviedades de tamaña candidez es un insulto a los periódicos, a la gente, a la democracia y al pensamiento.

Pedro Sánchez no dedicó la infinitésima parte del esfuerzo que supone subir una montaña o volar con aerogenerador en articular su mensaje navideño. En eso se parece a cualquiera de nuestros dos reyes. No se interprete como piropo. El showcialismo consiste en eso. Pero me temo que a este paso Pedro Sánchez jamás llegará a la presidencia del gobierno. Como mucho, será investido presidente de la federación de alpinistas. Incluso de la federación de alpinistas de los montes de Venus, si existiere, pues lo de guapo no se lo quita nadie.

Un día antes, Pablo Iglesias era invitado a escribir en territorio hostil, El Mundo, sobre el adelanto de las elecciones griegas y la previsible victoria de Syriza: "En los próximos días veremos a los fondos de inversión agitar el miedo para tratar de influir en el voto de los griegos y veremos a sus partidos, se llamen Nueva Democracia o PP, PASOK o PSOE, repetir que hay que seguir haciendo lo mismo que nos ha llevado al desastre". Antes de que el líder de Podemos firmara el folio, el Fondo Monetario Internacional rompía conversaciones con Grecia ante el adelanto electoral.

Los evangelios de San Pedro y de San Pablo son bien distintos. En uno Mahoma sube a la montaña en parapente, en el otro la montaña va a Mahoma y nos explica por qué.

Y a algunos se les ponen las neuronas como escarpias. Ese mismo día, el diario que dirige Casimiro García Abadillo titula en portada: "La amenaza del Podemos griego sacude la Eurozona". Miedo da cuando la Eurozona se la sacude. Y editorializa: "Incluso si Syriza forma Gobierno y lleva a cabo su programa económico y social --calcado al de Podemos-- y hunde el país, eso impediría un buen resultado del partido español [...]. Por primera vez desde la llegada del euro, la izquierda radical podría gobernar un Estado de la UE y de ello han tomado nota los inversores". Los seis millones de parados españoles no durmieron esa noche pensando en la nota que han tomado los inversores, a quienes, profundamente, aman y respetan.

Antes el mensaje era el medio. Ahora el mensaje es el miedo. El País de fin de año acuña para Podemos y Syriza la expresión "partidos protesta". La gran diferencia entre un editorial y un chiste de periódico es que el chiste te lo puedes tomar en serio. Lo hace en su editorial titulado Regeneración urgente. Una joya de idioma transgénico. Mientras Podemos es calificado de "partido de corte populista", nos cuentan que "el PP controlaba todo el espectro desde el centro derecha hasta las posiciones más conservadoras". Quizá quisieron sugerir franquismo y fascismo, pero adjetivar a un partido como el PP debe de costarle más miedo y dinero a Juan Luis Cebrián que adjetivar a los de las coletas. El último párrafo de este dulce texto arranca estupefaciente: "Aunque en España no haya un grado de corrupción sistémico..." (risas enlatadas).

Hay una gran guerra en la política y en la prensa españolas entre la palabra y la no palabra, o entre el verbo y la antipalabra, que son las nuevas maneras cool de enfrentar la mentira con la verdad, la antimentira con la antiverdad. Yo no sé si Pablo Iglesias es un buen tipo y lleva razón, pues solo soy un simple marinero gallego de entendederas cortas. Pero dice palabras. Pedro Sánchez y sus antipalabras solo me provocan melancolía de socialismo y olor a rosa vieja. También en El Mundo, Pedro Simón explica lo que diferencia a San Pedro y San Pablo entre líneas. Pues entre líneas es donde habita la buena prosa: "No es hora de cerrar los ojos, sino de cerrar los puños". Lo de rapelar en un aerogenerador parece algo menos urgente para España, señor secretario general.

3 Comments
  1. campus says

    Espanto de personaje público, comparsa y hermano gemelo del otro personaje nacional, Rajoy, por más que ambos aparentan ser opuestos. Síntoma los dos de las enormes carencias de nuestro pueblo, al que se intenta dejar siempre en la ignorancia, en la confusión y en la carencia de una vida digna. Objetivo del todo conseguido.

  2. Patronio says

    Pregúntate qué es lo que hace tu partido, tío, que más perdido y hundido no puede estar.

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