ENTREVISTA / Escritor y colaborador de cuartopoder.es que acaba de publicar la novela 'Palos de ciego'

Torres: “Para escribir lo que nos viene encima hay que recurrir a la literatura zombie”

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Palos de ciego
El escritor y colaborador de cuartopoder.es David Torres. / Efe

David Torres descubrió un día que llevaba el mismo nombre que un hermano mayor que murió en una clínica conocida por dedicarse al tráfico de bebés. Buena historia para narrar en un libro, ¿no creen? Pues en el estupendo 'Palos de ciego' hay mucho más: el recuerdo del hermano que no fue volvió a aflorar cuando Torres se peleaba con una novela que no salía: la historia de cientos de músicos ciegos exterminados en las purgas estalinistas. El resultado es un libro raro, honesto, extraño, caótico y original, nada que ver con lo que se vende por kilos en el mercado, lo que Torres llama “forraje literario”. Llevo un vinazo que me ha regalado mi padre y David me sirve un arroz cojonudo de su madre, la que parió al hermano ausente por el que nace su novela.

Esta entrevista (más bien charla de amigos) no solo habla de un libro raro, también de lo que es escribir y dedicar tu vida a la literatura. Una locura. Y de paso de lo que nos viene encima sin que movamos ni un meñique. En fin, la esclavitud.

-- Empecemos por el final. Hace mucho que no lloraba al cerrar un libro. No me esperaba ese desenlace, que no desvelaremos, en un libro tan lleno de giros y nunca previsible. Pensé en lo difícil que es escribir sin un final que ya tienes en mente, lo perdido que te puedes encontrar. ¿Lo tenías pensado?

«Lo que más me sorprende del libro es que todo es verdad, como cuando cuento que iba en el metro y descubro el libro»

-- No. Si tienes el final, ya sabes por dónde tienes que ir, estructuras de tal manera que todo desemboque ahí. Pero este era un libro tan caótico, tan escrito a borbotones, que no sabía como iba a acabar. Lo que más me sorprende del libro es que todo es verdad, como cuando cuento que iba en el metro y descubro el libro de familia con el nombre de mi hermano.

-- El libro está dedicado a Álvaro Muñoz Robledano. Él te animó a escribirlo.

-- Trabajábamos en la librería Crisol y le conté la historia de los ciegos. De hecho, Álvaro empezó un poema sobre el tema. Y, como tantas otras cosas suyas, no lo acabó. Y ese verso, que meto en el libro, ni siquiera lo tenía él, que también es muy de tirar cosas. El libro habla de no concluir, de la incapacidad de conocer nada a fondo, de conocer la verdad con mayúsculas. Y era el libro que le debía a Álvaro.

-- 'Palos de ciego' es un rompecabezas, un mecanismo complejo. ¿Cómo decides que tienes que empezar este puzzle donde lo empiezas?

-- Tenía tantos fósiles de mi novela inacabada... Y empiezo recordando cómo iba andando al colegio.

-- Del tan literario fin de la infancia.

«Me di cuenta de la cantidad de ficciones que nos han dado sobre la URSS, desde la propaganda comunista hasta la anticomunista»

-- Sí, y cuando escribo esa parte me encuentro con un vacío: ¿Y mi hermano el vivo, Dani? Yo tenía que ir con mi hermano al colegio, pero no tenía ese recuerdo. Y le llamo por teléfono y me dice que claro que íbamos juntos. Y ahí aparece la primera relación metafórica del libro: igual que Stalin borraba a sus enemigos en las fotos, yo había borrado a mi hermano. Y entonces piensas que la vida de cualquiera está hecha de ficción, de muchas ficciones. Y la ficción no surge del vacío, se alimenta de la realidad. De esa complejidad de los límites entra la ficción y la no ficción. También me di cuenta de la cantidad de ficciones que nos han dado sobre la URSS, desde la propaganda comunista hasta la anticomunista.

-- Un día descubres que tu libro no vale, no te convence la música de los diálogos, el ritmo, no te lo crees. Es honesto que lo confieses, tu libro es tremendamente honesto.

-- La literatura es el reino de la honestidad absoluta. Cuando alguien me da un manuscrito y me pide “una opinión sincera” le pregunto: ¿de verdad quieres que sea sincera? Yo aquí quería ser honesto. Mi primera dificultad es que el tema me venía grande. El tema, la estructura, los personajes... todo. Y cuando ya tuve el rodaje de escribir otros libros, la dificultad fue otra: ¿de verdad pasó esto? Mataron a los ciegos, pero ¿así? Ante esa dificultad, la honestidad es clave. Mentir es necesario en la vida real. Para el trabajo, para mantener un matrimonio, una amistad... pero en la literatura no vale.

-- Dices en el libro que escribir novela se basa en “el tesón, la astucia, la polifonía, los pilares y las perspectivas”. Explícame un poco eso de la polifonía y las perspectivas.

«El novelista es lo más parecido a dios y se tiene que repartir entre sus criaturas y, en lo posible, desaparecer entre ellas»

-- La polifonía es saber ponerse en la piel de todos los personajes. Normalmente el novelista se identifica con los buenos. Flaubert dijo eso de “Madame Bovary soy yo”. Y Cervantes era Quijote pero también Sancho y también el cura que quería quemar los libros. El novelista es lo más parecido a dios y se tiene que repartir entre sus criaturas y, en lo posible, desaparecer entre ellas. Esa es la polifonía. Y la perspectiva es el sitio desde el que narras la historia, la voz desde la que narras. No solo si es una primera o tercera persona, sino el punto desde el que eliges narrar esa historia. Las partes que escondes, las que sugieres, las que te escondes a ti mismo... Por eso es tan difícil encontrar a un novelista bueno con menos de 25 años. Pero hay grandes músicos y poetas a esas edades. Anthony Burgess decía que no conviene que un novelista sea demasiado inteligente. Los grandes filósofos, cuando se han puesto a escribir novelas, la han cagado. Quijote es la hostia, pero ¿y Sancho? Hay que saber escribir a Sancho, entenderlo.

Palos de ciego
Documentación que utilizó David Torres para su novela 'Palos de ciego'

-- 'Palos de ciego' habla de la locura vital que supone dedicarse a escribir.

-- Todavía estoy esperando que alguien me explique por qué el autor se lleva solo el 10% de un libro. Es el gran misterio, espero que algún día baje dios y me ilumine (Risas). Salvo excepciones, casi nadie ha podido vivir de la literatura. Lo que más vale es el papel, la tinta y la furgoneta.

-- Gana más dinero que tú el de la furgoneta. Escribimos porque estamos locos.

-- Los ligues se creen que, como escritor, vives como en las películas de Hollywood, en una casa al lado del mar. Y un escritor las pasa muy putas para llegar a fin de mes.

-- La importancia del azar a la hora de escribir me fascina, como cuando descubres, en un viaje a Cracovia, a un músico callejero que te revela algo clave para el libro. A parte de la documentación, la estructura y el trabajo, ¿cuánto hay de azar a la hora de escribir?

-- Aunque suene a Paulo Coelho, mucho. Pero tienes que estar absolutamente enamorado, metido en tu historia, obsesionado. Igual que cuando estás enamorado y empiezas a ver coincidencias: ¡anda, mira, le gusta la misma película que a mí!

-- Escribimos la vida. Otra vez la ficción.

«En la vida no podemos descartar secuencias, como en el cine, o hacer borradores, como en la literatura. Tenemos que apechugar con todo»

-- Oscar Wilde puso todo su talento en la vida y menos en su obras. En la vida no podemos descartar secuencias, como en el cine, o hacer borradores, como en la literatura. Tenemos que apechugar con todo. En la novela quitas la hojarasca y queda la verdad. Pensé en el centenario de la revolución soviética y que tenía que publicar el libro entonces. Y cuando tiré la toalla por última vez, cuando me sonaba todo a latón, se me ocurrió que yo tenía una historia como esa, que es mía, la de mi hermano. Fue una iluminación: tengo que contar este libro desde mi hermano, desde el otro David Torres, el doble mío. ¿O yo soy el doble de él? Una historia de fantasmas.

-- Y luego descubres relaciones intelectuales, de otros artistas que han sufrido algo parecido. Nietzsche, Dalí...

-- Me acordaba de Dalí y de Philip K. Dick. Y hoy tenemos el Google, en 1994 no. Al poner “hijo de reemplazo” salen otros, como Van Gogh. Y me dije: esto es mucho más común de lo que parece, y solo hablando de artistas. Y vi que mi hermano tenía que ver con los ciegos rusos. Son tragedias que no se pueden comprobar, historias donde no hay justicia, como en este país. Freud dijo que lo mejor para romper una nuez es usar otra nuez. ¿Qué sale si choco estas dos tinieblas? La suma no va a ser tiniebla.

-- Impartes clases de escritura creativa, eres también profe. Cuando leía el libro me decía que 'Palos de ciego' es una gran obra para aprender sobre la locura que es escribir, las relaciones, inspiraciones, frustraciones, renuncias... Se lo recomendaría a cualquier loco que decida escribir su primera novela, relato o ensayo.

-- Me alegra que lo digas. 'Palos de ciego' es el libro más original, raro y ambicioso que he escrito. Cuando lo empecé yo no era escritor y ya tengo 15 libros, pero he trabajado mucho en prensa. Y en este libro están todas las técnicas, todo lo que yo sé sobre el arte de escribir. Hay reportaje, investigación filológica, pura novela, diario...

-- Autobiografía, ensayo, novela histórica, retrato familiar, libro de montaña... y todo de forma caótica, en el buen sentido. Estás hablando de lo caótico que es escribir.

-- Es bueno saber a dónde vas, pero no por dónde vas. Hay gente que tiene el libro hecho en la cabeza y es una buena estrategia si quieres ganar el Premio Planeta o hacer una novela prefabricada. Es mejor descubrir el libro mientras lo escribes. Luchar con las palabras, el lenguaje y los personajes es lo que te hace ir descubriendo la novela. Y el lector siente que eso es vida, no un cuerpo muerto.

-- Al leer tu libro notas tu desnudez. ¿Dónde va? Este tío está muy perdido... Encima lo llamas 'Palos de ciego', que es un titulazo.

«El libro es la historia de un no libro y de un hombre, mi hermano, que duró en este mundo solo unas horas»

-- Decidí no esconderme, no ocultarme detrás de una novela. El libro va de un libro que no puedo escribir. Es la historia de un no libro y de un hombre, mi hermano, que duró en este mundo solo unas horas. Y no fue por mala suerte, fue una injusticia.

-- En las clases de escritura se aconseja mucho eso de “escribe sobre lo que conoces”, pero en este libro mezclas lo que conoces, lo que investigas y no conoces y lo que crees que conocías. Tu hermano, tú, tu investigación... Casi nada.

-- Lo que no sabes, lo que está debajo del iceberg, el monstruo... es donde la mayoría de los escritores no se meten. No se atreven a meterse, a cuestionar cosas muy jodidas sobre ti mismo.

-- Tienes huevos a la hora de hablar de Stalin, que fue un bicho de cuidado, pero en absoluto comparable, como muchos hacen, con los que gasearon a millones de judíos de forma industrial. Esos “100 millones de muertos”. Digamos que empiezas a contar, haces matemáticas. Y menudo repasito le das a Churchill...

-- La hambruna que provocó en Bengala al requisar el trigo... cerca de 4 millones de muertos. Y nadie lo llama genocidio. Y, como digo en el libro, los nazis se basaron en las leyes raciales de los Estados Unidos. Hitler en Mein Kampf alaba a los Estados Unidos como un estado racista.

-- Tu libro propone ver la historia desde una perspectiva real, huir de ese Stalin paleto con ojos muertos que se ha dibujado tanto.

-- Stalin era un tirano ilustrado al estilo de Iván El terrible, lo cual no lo hace menos cabrón. Quizás lo hace más perverso y cruel todavía. Pero era un hombre de una cultura enorme. Tuve miedo de que la investigación histórica se comiese al libro, las cifras... Pero si hay algo peor que la propaganda comunista es la propaganda anticomunista. Te repiten como loros lo de los 100 millones de muertos. ¿De qué estás hablando? Si comparas el nazismo con el comunismo trivializas el nazismo. El nazismo no es equiparable a nada.

Palos de ciego
Cubierta de 'Palos de ciego', la última novela de David Torres. / Editorial Círculo De Tiza

-- En el libro se habla de la censura, de perseguir el arte incomodo. Ahora nadie incomoda, el artista no tiene poder.

-- Hoy da todo igual, el escritor que dice algo de verdad se pierde en una masa de libros inanes. Pero no hay censura, hay un censura mucho más sutil y funesta que es silenciar a un escritor mediante el estruendo. No con el silencio, con el estruendo. Premios apesebrados, editoriales que solo publican forraje literario, conjuras de templarios... No me hables de conjuras de templarios, háblame de conjuras de banqueros, háblame del Club Bilderberg. ¿Que se adoctrina a los catalanes? Vale. ¿Y el otro adoctrinamiento que sufrimos a diario? “La democracia es muy buena”. ¿Perdona? Yo voto a un señor por un programa y cuando llega al poder se limpia el culo con mi voto. ¿Libertad? Yo he dado mi libertad a un hijo de puta que hace lo que quiere con ella. Franco y Stalin serán lo que quieras, pero hipócritas no eran. Vivimos en una dictablanda en la que se han propuesto asfixiarnos y quitarnos todo lo que tenemos. Primero con una estafa bancaria monumental, con la que voy a arrebatarte el futuro. Y luego voy a por las pensiones y ya veremos qué más se me ocurre.

-- En plan distopía, ¿qué crees que sucederá de aquí a 10 años, la que nos viene encima?

-- Para escribir sobre lo que nos viene encima hay que ir a la literatura zombie. Ahora mismo somos una sociedad zombie, la gente aguanta cosas insoportables. Somos una sociedad de esclavos. En prensa, donde tú yo yo estamos, hay gente que estaría dispuesta a escribir lo que tú escribes (lo digo entre comillas) por 20 euros, por 10, por comer. El sistema esclavista se acabó porque los esclavos salían caros. Hay que alojarlos y darles de comer. Lo mejor es que se paguen todo. Y los esclavos no se rigen por el color, siempre han sido los pobres. El gran problema no es el feminismo o el machismo, es el clasismo. Y la lucha de clases sigue estando ahí. ¡Es la lucha de clases, estúpidos! Por eso gana Trump. No hay diferencia entre Obama y Bush. Política interior, exterior, política anti-inmigrantes... Ah, pero es que es negro. Es política superficial. Lo que los izquierdistas no ven es que un blanco pobre vota a Trump porque no engaña, no se pone una máscara de tipo bueno, como Obama. ¡Si el muro con México lo empezó Clinton hace ya un cojón de años! ¿Cual es la diferencia entre tener un partido único, como en la URSS, y tener dos iguales? Es la ilusión de la libertad. Mira, volvemos al inicio: al final a la gente le gusta la ficción (Risas).

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