Rajoy hace un 'lifting' al PP

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Los nuevos responsables de Comunicación, Pablo Casado, y de coordinación de la campaña electoral, Jorge Moragas (en el centro) conversan con los periodistas, en presencia de Javier Arenas (dcha.) al termino de la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PP. / Efe-PP

Los cambios anunciados por Mariano Rajoy y reclamados por varios dirigentes del PP se pueden resumir en pocas palabras a simple vista: juventud, giro al centro y, sobre todo, fin de la delegación absoluta de responsabilidades. De lo que pase desde este momento hasta el día de las elecciones generales, será Rajoy el único responsable. Si recientemente el líder del PP se ofrecía y pedía la confianza de sus correligionarios, en un acto público, para ser de nuevo candidato a la presidencia del Gobierno, ayer decidió hacer por fin evidente a los suyos que va a tomar las riendas del PP y que él y solo él es el responsable del partido y de su futuro más inmediato.

Para esta nueva andadura, el presidente del PP ha elegido gente joven, amable, con buen talante como carta de presentación y cierto don de gentes. Pablo Casado, el nuevo responsable de comunicación, Javier Maroto, ex alcalde de Vitoria, o Andrea Levy, joven militante del PP catalán, acostumbrada a las batallas dialécticas y las tertulias en la órbita de los medidos de comunicación catalanes (donde se defiende bastante bien, pese a encontrarse frecuentemente en minoría) simbolizan el lifting que, necesario o no, la opinión pública y publicada reclamaba a Rajoy. Cualquiera de los recién llegados a la dirección nacional podría pasar, asimismo, por ser un representante del partido que más votos ha conseguido arañarle a los populares: Ciudadanos. Y eso no es casual. Es uno de los objetivos que se ha marcado Rajoy: recuperar parte de esos votos que se dieron a la fuga en las pasadas elecciones municipales y acabaron en Ciudadanos.

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Los nuevos vicesecretarios del PP: de izda. a dcha. y de arriba a abajo, Fernando Martínez Maíllo, de Organización; Andrea Levy, de Estudios y Programas; Pablo Casado, de Comunicación, y Javier Maroto, de Sectorial. / Efe

Según afirman desde el entorno de Rajoy, su otro gran reto - y quizás el principal - es tratar de rescatar los cerca de 2 millones de votantes que decidieron abandonar al PP pero se quedaron en la abstención. Para ellos, según aseguran los allegados al presidente del gobierno, tiene una doble estrategia: el voto del miedo, el que producen en esos abstencionistas, ex votantes del PP, los gobiernos municipales de la izquierda ciudadana del estilo Podemos, Ganemos, etc. y la mera sospecha de que esos pactos Podemos-PSOE puedan reproducirse a nivel estatal, y el intento de convencer a aquellos que un día le abandonaron, de que la recuperación económica es ya un hecho, que si no les ha llegado ya a sus bolsillos, está al caer. Para ese servir este discurso, repetido machaconamente en los últimos tiempos con escaso éxito, según se refleja en los sondeos o puede deducirse del resultado electoral del 24-M, precisaba caras nuevas, "porque a los anteriores portavoces -explica un dirigente popular- estaban quemados, ya no se los creía nadie..."   Los sacrificados, Carlos Floriano y Esteban González Pons. A este último, según fuentes próximas a Rajoy se le va a encomendar la tarea de reconquistar Valencia para el PP una vez haga efectiva su marcha el todavía líder del PP de la Comunidad Valenciana, Alberto Fabra. A Floriano lo sustituye Fernando Fernández Maíllo, muy poco reconocible para el votante cabreado del PP.

Menos entusiasmo han generado estos cambios en un miembro del gobierno, consultado por cuartopoder.es, quien ponía en duda que "un equipo junior sea lo que los ciudadanos esperan de nosotros". Pero Rajoy no ha dejado margen a la discusión. Es su decisión, como lo es también mantener los dos polos de fricción en partido y gobierno en sus puestos: la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, en la vicepresidencia del gobierno, y María Dolores de Cospedal, en la secretaría general, pese a las muchas voces que desde el fuego amigo, pedían todos los días su cabeza. Además, Cospedal tendrá que seguir cohabitando con el responsable de autonomías y ayuntamientos, Javier Arenas, en el seno del PP. Los "enemigos" y, sin embargo, compañeros de partido, siguen en sus puestos. Pero ahora van a tener menos protagonismo (Javier Arenas, también aunque cueste creer que puede estar más alejado). Para sobrevolar sobre todos ellos y transmitir las órdenes inapelables de Rajoy, el presidente ha echado mano de Jorge Moragas, su jefe de gabinete y quien ya fuera jefe de su campaña, en 2011.

Rajoy ha tomado el mando; ha hecho un guiño a sus potenciales votantes y ha señalado sus dos enemigos más inmediato: el presidente catalán, Artur Mas, por su deriva independientista, y el líder del PSOE, Pedro Sánchez, por estar poniendo a España a los pies de los caballos y "de la izquierda radical". Esbozadas sus intenciones, está por ver cómo las plasma en el esperado cambio de gobierno que nos ocupa y entretiene convenientemente.

2 Comments
  1. Juanjo says

    Que devuelvan lo robado

  2. Rosa says

    Más que un «lifting» es un maquillaje.
    Se quita con toallitas húmedas.
    Además, si la estheticiènne es Rajoy, apaga y vámonos!
    Qué risa

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