Díaz está dispuesta a liderar el PSOE siempre que no haya terceras elecciones

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Susana Díaz atendiendo a los medios de comunicación el pasado miércoles en el Parlamento andaluz. / Julio Muñoz (Efe)
Susana Díaz atendiendo a los medios de comunicación el pasado miércoles en el Parlamento andaluz. / Julio Muñoz (Efe)

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, está dispuesta a encabezar la batalla contra Pedro Sánchez y a recoger el guante que el secretario general le lanzaba ayer para que diera la cara y se presentase. Sánchez lo expresaba a modo de reto, pero muchos de sus compañeros, barones y críticos a la gestión de Sánchez, se  lo han pedido también. "Estaré donde quieran mis compañeros", dijo ayer la andaluza. Y en eso está. Pero con una condición: hacerse cargo de las riendas del partido si sale elegida en el futuro Congreso del PSOE, pero no concurrir a unas terceras elecciones. En síntesis, si tuercen el pulso a Sánchez, liderados por Díaz, los críticos  intentarán evitar las terceras elecciones. Y eso pasa por el desbloqueo de la investidura de Rajoy a cambio de una serie de condiciones y reformas que el PP debería aceptar.

En todo caso, Díaz quiere blindarse y blindar la actuación de la federación andaluza en el Comité Federal del próximo sábado. Por ello, el PSOE-A ha convocado una reunión del Comité Regional para mañana, jueves 29 de septiembre, en el que los socialistas andaluces, con Susana Díaz al frente, fijarán su posición, la que deben defender ante el Comité Federal del sábado, en su máximo órgano ante congresos. No abundan los apoyos a Sánchez entre los 80 miembros del Comité Federal procedentes de la federación andaluza, pero, si el Comité Regional de Andalucía mandata el sentido del voto, los partidarios de Sánchez que quisieran votar a favor de sus propuestas en el Comité Federal, tendrían que significarse y actuar contra el mandato de sus órganos regionales. Del mismo modo, Díaz explicará a los suyos su planes de pelear por la secretaría general en un futuro próximo, pero sin abandonar la presidencia de la Junta de Andalucía.

Desde el entorno de la presidenta aseguran que Susana "va a por todas, pero respetando los órganos y estructuras del PSOE" y basándose siempre en "la voluntad de de la federación andaluza, pero, ante todo, en los intereses generales y en lo mejor para España, en primer lugar, y después para el PSOE".

Asimismo, desde las baronías hostiles a Sánchez se denuncia "por lo bajini" maniobras del entorno de Sánchez en sus respectivos territorios para organizar conflictos en las federaciones críticas y "mover la silla" a los barones y presidentes autonómicos. Es el caso del extremeño Guillermo Fernández-Vara, crítico con Sánchez y abiertamente partidario de buscar una posible abstención que permitiese empezar a gobernar al PP con una mayoría minoritaria, mientras el PSOE podría recuperarse y hacerse fuerte y determinante en la oposición, para remover las políticas conservadoras de Mariano Rajoy.

La historia corre de boca en boca entre los críticos a Sánchez: el secretario de organización del PSOE y mano derecha de Sánchez, César Luena, llamó a Fernández -Vara para advertirle que estaba frenando, desde Ferraz, una insurrección contra él en el PSOE extremeño por sus continuas manifestaciones públicas. Lo que desde el entorno de Pedro Sánchez se interpreta como una advertencia, con lealtad, en la federación extremeña y otras tantas, hipercríticas con la gestión de Sánchez, se interpretó como una amenaza en toda regla.

Denuncias de "maniobras desde Ferraz" para intentar desestabilizar a Emiliano García -Page, presidente de Castilla-La Mancha; a Ximo Puig, presidente valenciano, o a Javier Lambán, presidente de la comunidad de Aragón. Todos ellos hipercríticos con Sánchez y partidarios de poner fin a sus días al frente de la dirección socialista cuanto antes.

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