Un islam sin minaretes

  • La comunidad musulmana de Catalunya sigue anhelando un centro de culto que reúna las características arquitectónicas de una mezquita tradicional

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A las diez de la mañana un hombre se refugia del sol sentado sobre una silla de plástico. En silencio, contempla el patio que hace sólo unos días albergaba a decenas de fieles durante el iftar, el momento en el que los musulmanes rompen el ayuno durante el mes de Ramadán.

A su espalda, una gran persiana metálica descansa sobre el cemento mientras oculta la gran sala donde todos los días se congregan cientos de personas para hacer su oración. Se trata de un remanso de espiritualidad escondido en un polígono industrial a las afueras de Mataró, a 35 kilómetros de la capital.

Según los últimos datos del Observatorio del Pluralismo Religioso en España, en Catalunya hay 299 oratorios musulmanes. Aun así, ninguno de ellos cuenta con los elementos arquitectónicos y simbólicos que debe tener un centro de culto para ser considerado una mezquita. En muchos casos se trata de garajes o naves industriales situadas lejos de los centros urbanos, salvo algún local que, pese a estar en zonas accesibles, siguen sin ofrecer condiciones dignas para la comunidad.

Sensatez

Algunos colectivos musulmanes llevan años reclamando la creación de una gran mezquita en la capital catalana que siga los pasos de otras ciudades del estado, donde los minaretes forman parte del paisaje urbano. El último intento fue en 2014, después de que el fin de las corridas de toros en Catalunya abriera la Plaza Monumental a nuevos usos. Fue un emir qatarí quién señaló ese espacio como candidato a albergar un macro proyecto que, sin embargo, no prosperó.

Personas realizando la oración dentro de la mezquita Al-Ouahda. / Sergi Conesa

La doctora en filología semítica y profesora emérita de estudios árabes e islámicos de la Universitat de Barcelona Dolors Bramon explica que una de las razones por las que nunca ha prosperado el proyecto de una gran mezquita en Barcelona es la sensatez de la propia comunidad: “Los musulmanes nunca han aceptado las millonarias propuestas económicas de los países del golfo porque saben que los pagadores exigirían la enseñanza de un islam mucho más conservador”.

No habrá islam sin las mujeres

Como pasa a menudo con otras problemáticas sociales, las mujeres acarrean con una doble dificultad. En este caso, son ellas las que tienen más problemas para disponer de espacios de culto donde encontrarse y donde profesar su religión de forma libre. Dolors Bramon, conocedora de la escritura coránica, asegura que en el libro sagrado se establece claramente que tanto hombres como mujeres “tienen el mismo derecho a ir a la mezquita” y puntualiza que “ya en tiempos del Profeta las mujeres y los hombres iban juntos a rezar”.

“Hay personas que hacen boicot a la creación de oratorios en su calle porque creen que esto les va a traer ruidos y ajetreo de coches, pero nunca se escuchan las mismas quejas cuando hay una boda en la iglesia del pueblo"

La Presidenta de la Asociación de Mujeres Marroquís en Catalunya, Faouzia Chati, coincide con la perspectiva de que la falta de espacios suficientemente grandes habilitados para la oración muchas veces provoca que las mujeres renuncien a la oración colectiva.Fue un emir Qatarí quién señaló ese espacio como candidato a albergar un macro proyecto que, sin embargo, no prosperó. “Nosotras queremos mezquitas dignas, que cumplan con la normativa de seguridad y donde mujeres y hombres podamos rezar juntos”, reclama esta licenciada en filosofía.

Puerta de la mezquita Al-Ouahda. / Sergi Conesa

Dignidad sin lujos

Según explica la doctora Bramon, “cualquier espacio que sea digno es útil para rezar, sin importar si se trata de una aula de universidad o de un comedor de instituto”. En ese sentido, la creación de una gran mezquita esconde un anhelo razonable pero no indispensable para el ejercicio de la libertad de culto. “El problema –añade la experta en islam- es que muchas veces los oratorios no son espacios dignos, demasiado pequeños y suelen encontrarse en zonas industriales”.

A menudo se justifica la marginación de los centros de culto musulmanes por razones de orden público, un mensaje que lanzan las administraciones y que cala hondo en la sociedad. La profesora emérita critica que “hay personas que hacen boicot a la creación de oratorios en su calle porque creen que esto les va a traer ruidos y ajetreo de coches, pero nunca se escuchan las mismas quejas cuando hay una boda en la iglesia del pueblo y todo se llena de coches, arroz y confeti”.

Recinto donde se encuentra la mezquita Al-Ouahda. / Sergi Conesa

A escobazos con la diversidad

“Limpiando Badalona” fue el polémico eslogan que esgrimió el actual presidente del Partido Popular de Catalunya, Xavier García Albiol, cuando en 2011 luchaba por la alcaldía de la ciudad costera con una campaña racista durante la cual incluso llamó “plaga” a la comunidad romaní. Unas declaraciones que le valieron un paseo por los juzgados, después de que SOS Racismo interpusiese una denuncia que acabó en absolución.

El presidente de la Comunidad Islámica Al Ouahda de Mataró, Abdessamad Al-Bakali, recuerda muy bien la etapa en la que el partido de extrema derecha Plataforma Per Catalunya, también asiduo a la polémica xenófoba, llegó a su ciudad bajo el lema “primero los de casa”. Al-Bakali critica que “esta gente sólo viene a hacer ruido y a aprovecharse de los problemas del día a día de las personas para criminalizar a todo un colectivo”, mientras lamenta que algunos partidos con discursos fascistas y discriminatorios actúen con impunidad en las ciudades.

Personas realizando la oración dentro de la mezquita Al-Ouahda. / Sergi Conesa

Construyendo puentes

Al-Bakali explica que, en Mataró, el recinto de la entidad que preside ofrece no sólo una nave dónde rezar, sino también un espacio que funciona como centro social. Asegura que la mezquita “tiene que ser patrimonio de toda la ciudadanía, musulmana o no” y que es por eso que ofrecen su local “como lugar de reunión para asociaciones vecinales, entidades de ocio e incluso para charlas de los Mossos d’Esquadra”. Aunque no tiene un acceso directo desde el barrio, el oratorio está muy presente en el día a día de la ciudad a través del trabajo en red.

Para mejorar la accesibilidad a pie hasta el oratorio hace unos años se inició un proyecto urbanístico para construir una pasarela que iría desde las primeras casas del barrio hasta el local de la entidad. El proyecto se puso en marcha y la construcción empezó, pero la llegada de la crisis económica dejó sin presupuesto la iniciativa y nunca se terminó. Sentado en su silla de plástico, con el sol acariciando ya sus pies, Al-Bakali observa las casas de su barrio: “Nos encantaría que finalmente se construyese la pasarela, los cimientos ya están hechos, sólo falta la estructura”.

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