Coronavirus: estalla la alarma en Irán por unas cárceles hacinadas con presos políticos

  • Se teme una catástrofe humanitaria debido al gran hacinamiento de la población reclusa
  • Asociaciones de Derechos Humanos y dirigentes políticos piden su liberación mientras dure la epidemia
  • Aumenta el descontento de la población por las continuas mentiras y ocultamiento de la verdad

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La rápida expansión del coronavirus en Irán está provocando alarmas de todo tipo debido al convencimiento de que el régimen está ocultando escandalosamente la verdad por motivos de carácter político.

El descontento aumenta entre la población, según informan medios de la oposición y organizaciones de derechos humanos, sobre todo porque ha hecho lo mismo en los últimos meses con otras crisis o situaciones importantes, como el pasado mes de noviembre negándose a dar la cifra de muertos, heridos y detenidos durante las protestas populares, después al mentir sobre el derribo del avión ucraniano y, tras las pasadas elecciones del 21 de febrero, facilitando datos de participación que nadie cree.

Ahora se ha sabido que también ocultó el inicio de la epidemia en la ciudad de Qom, centro de difusión internacional del chiísmo y que suele recibir visitantes de todo el mundo, también de China. La epidemia comenzó en plena campaña electoral pero el Gobierno guardó silencio para que la población acudiera en masa, como había pedido Alí Jamenei, tanto a las celebración del 41 aniversario de la Revolución como a las urnas el 21 de febrero, ya que el Guía de la Revolución había presentado estos comicios como un plebiscito de apoyo al régimen frente al boicot propugnado por la oposición y varios sectores reformistas.

De acuerdo con algunos especialistas, como el doctor experto en epidemiología Kamiar Alaei, exiliado recientemente, debido a estas motivaciones políticas no se han establecido los protocolos y la preparación necesarias del personal médico, por lo que la epidemia se extiende sin control y con unas magnitudes que nadie sabe calcular con exactitud.

Así, mientras el Gobierno solo reconoce una veintena de muertos y ni siquiera 200 afectados, un equipo canadiense dedicado al seguimiento de la enfermedad en el mundo calcula que los casos se contarían por miles, llegando a dar la cifra de 18.000 en 11 provincias.

Homenaje a la enfermera Nerjes Khanalizade, cuya muerte por coronavirus niega el Gobierno iraní.

Mientras las autoridades siguen manteniendo estas cifras, un diputado de Qom, aseguró que solo en esta ciudad se habían contabilizado ya medio centenar de muertes. Por su parte, una empleada del Hospital Shohada, en el distrito de Yaft Abad, a las afueras de Teherán, asegura que solo en este centro se han producido 17 muertes.

También niega el Gobierno bajas mortales entre el personal médico y las enfermeras, como el caso de Nerjes Khanalizade, de 25 años, cuyas compañeras del Hospital Milad, de Lahijan, aseguran que falleció atacada por este virus mientras que las autoridades sanitarias señalan una simple gripe como causa de la muerte.

Pero la última alarma surgida en Irán tiene una mayor proyección política. En Irán nadie sabe con exactitud el número de presos opositores. Solamente durante las revueltas populares del pasado mes de noviembre se detuvo a cerca de 10.000 personas. Según las afirmaciones de un parlamentario, en todo Irán hay unos 200.000 presos distribuidos por unas cárceles que solamente están preparadas para acoger a unos 60.000, lo que provoca una elevada masificación y hacinamiento de los internos.

Este hecho es el que ahora ha hecho saltar todas las alarmas ante la posibilidad de que el coronavirus penetre en el sistema carcelario y se extienda como la pólvora de prisión en prisión, funcionando como un ángel exterminador.

La abogada y conocida activista Nasrin Sotudeh, encarcelada por defender los derechos humanos, así como las esposas y maridos de otros presos políticos y también organizaciones humanitarias han solicitado, ante esta grave situación, la inmediata puesta en libertad de todos los presos de conciencia mientras dure la epidemia. En concreto, Nasrin Sotudeh pone el ejemplo de una celda de 72 metros cuadrados en la que conviven día a día 60 personas, celda que está situada en una galería de diez habitáculos para 250 personas.

Fotografía de una celda con presos facilitada por la publicación "Akhbare Rooz".

Algunas fotos facilitadas por grupos de la oposición, como la publicación Akhbare Rooz (Las Noticias del Día), el Centro de Derechos Humanos o agencias incluso vinculadas al Gobierno, como ISNA, han difundido fotografías en las que se aprecia con claridad las condiciones de este peligroso hacinamiento.

La petición ha sido avalada por los familiares de 14 presos políticos, que han dirigido una carta formal a Ibrahim Raisi, jefe del sistema judicial iraní, pero también por conocidos políticos reformistas, como Mahmud Sadeghi. Se da la circunstancia de que muchos de estos presos políticos tienen una gran debilidad física debido, no solo a las propias condiciones del encarcelamiento o a la falta de una adecuada asistencia sanitaria, sino también por las protestas y huelgas de hambre que les convierten en víctimas propiciatorias para este agresivo virus.

Las organizaciones que solicitan la liberación provisional de estos presos también solicitan que se tomen medidas especiales de protección para el resto de los reclusos, encarcelados por delitos comunes, pero insisten en que es una barbaridad poner en riesgo la vida de decenas de miles de personas que no debieran estar tras las rejas porque su único delito es oponerse a la dictadura teocrática de la República Islámica.

En la prisión de Evin, la más conocida del país y ubicada en la zona norte de Teherán, Anusheh Ashuri, de 65 años, se ha negado a ser trasladado de la galería 12 a la 4 porque se sospecha que en esa galería ya hay tres afectados. Según este ciudadano británico con doble nacionalidad, tuvieron conocimiento de esta situación cuando uno de los guardianes se quejó de que, sin avisarle, le habían encargado conducir esposado a un interno hasta un hospital de la capital iraní, donde se enteró que había estado unido, esposa con esposa, a uno de los afectados durante todo el traslado.

La falta de información sobre el coronavirus ha llegado a extender el rumor de que en las farmacias no hay mascarillas porque el Gobierno las ha enviado a China debido a las buenas relaciones políticas y comerciales que existen entre ambos países, una muestra más de la incapacidad del régimen para afrontar esta grave situación y que ha llevado al periódico reformista Aftab-e-Yazd a decir que “el virus de la irresponsabilidad es peor que el coronavirus”.

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