Los hogares monomarentales: más apuros económicos y de conciliación con la covid-19

  • Hay 1,8 millones de hogares monomarentales, según los datos del INE. La mitad de ellos se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión social
  • Para madres como Elena es difícil conciliar y además ha vivido varios episodios tensión en Pamplona, donde ha sido increpada por salir a la calle con su hijo

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Después de sufrir un desahucio en noviembre, las cosas parecían irle mejor a Nancy. Había conseguido pagar la fianza en un piso de una habitación el barrio madrileño Vallecas, y lleva desde febrero viviendo allí con su hija de ocho años. La crisis del coronavirus supone, sin embargo, un buen golpe para su frágil economía. Cogió las vacaciones que le correspondían en su contrato como trabajadora del hogar para poder cuidar de la pequeña, pero se le acaban de agotar. No cuenta con nadie que le ayude a cuidar de la niña, ahora sin colegio, y eso le impide poder volver a trabajar.

“Todo parecía ir de maravilla, teníamos la ilusión de la casa y ahora no sé si vamos a volver a tener problemas para pagar el alquiler”, dice Nancy al otro lado del teléfono, desde un piso casi desnudo. Todavía no había ahorrado lo suficiente para conseguir todos los muebles y cuenta que está a la espera de que los Servicios Sociales le proporcionen una cama que pidió. La niña duerme en la única cama del piso y ella en un sofá de segunda mano que, por suerte, pudo adquirir a buen precio.

El estado de alarma y su consecuente confinamiento por la crisis del coronavirus son medidas excepcionales que sacuden a los hogares más vulnerables, sin ahorros para subsistir hasta que lleguen las ayudas de las instituciones. Y muchas familias monomarentales se ven especialmente afectadas. Hay 1,8 millones de hogares monoparentales y ocho de cada diez están encabezados por una madre, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2018. La mitad de ellos se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión, y sufren una tasa de pobreza infantil 15 veces superior a la media, según alerta la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión social (EAPN, en sus siglas en inglés).

Las madres que cuidan en exclusiva de sus hijos presentan un perfil variado, con situaciones económicas más o menos complicadas. Están las que han enfrentado un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) y reciben una prestación menor a su salario o quienes han tenido que acogerse a la reducción de jornada para cuidar a los menores. Son situaciones difíciles, pero hay otras que todavía lo son más, hasta pender de un hilo. “Hay un gran problema para las mujeres migrantes que se dedican al sector doméstico. Quienes no tienen documentación no tienen contrato y no tienen acceso a las ayudas. Son la población que va a estar más castigada en esta crisis”, explica a cuartopoder Carmen Flores, presidenta de la Federación de Asociaciones de Madres Solteras.

La dificultad de conciliar con la pandemia

Otras madres solteras por suerte tienen empleo y pueden teletrabajar. Sin embargo, los problemas habituales de los hogares monomarentales para conciliar trabajo y cuidados se agravan con la situación de confinamiento. Todas las tareas recaen sobre un solo adulto, que en este caso son mayoritariamente mujeres. “Supone un handicap teletrabajar y tener un menor. Mientras les explicas las tareas del cole y les haces de monitora para entretenerles, al mismo tiempo tienes que encargarte de las tareas domésticas”, explica Flores.

Elena es madre soltera de Eneko, que tiene 3 años. Los dos viven solos en Pamplona, lejos de su familia en Vitoria, así que no hay abuelos ni red familiar que pueda echar una mano. Económicamente van tirando, aunque la canguro del pequeño, quien le cuida para que ella pueda trabajar, se lleva gran parte de su sueldo de 1.400 euros, que tampoco es muy alto. Sin embargo, el niño requiere toda su atención. “No cambiaría por nada ser madre, pero Eneko es un niño muy demandante y me paso la tarde con él, no veo ni la tele”, cuenta ella sobre su experiencia de confinamiento.

Además, Elena ha vivido varios episodios de tensión con sus conciudadanos en Pamplona, quienes la han llegado a increpar por salir a la calle con el menor, a quien no puede dejar solo para ir a hacer la compra. Eso añade malestar a una situación estresante. “El miércoles pasado Eneko se cayó y se dio con los dientes en una mesa. Tuve que llevarlo a Urgencias en taxi y a la vuelta fuimos en el autobús y allí me gritaron “no puedes estar con niños”. También ayer volvía con el carro de Eneko de hacer mi compra, voy una vez por semana, y una persona me dijo por la calle: '¿qué?, ¿de paseo?'”.

Eneko, el hijo de Elena./Elena

Los más pequeños y el confinamiento

Como madre soltera, Elena cree que lo más duro del estado de alarma está siendo no poder salir a pasear a la calle o a las zonas verdes con su pequeño, “especialmente inquieto” desde que era un bebé. “Todos los niños no llevan esto igual. Yo salía con Eneko antes todas las tardes. Los primeros días de confinamiento dejó de comer, no quería jugar, estaba apático. Yo le decía a mis amigos que estaba en huelga de la vida. Creo que va a haber consecuencias psicológicas para los menores y también para los adultos. No se les ha tenido en cuenta”, comenta.

España es el único país donde el confinamiento ha sido tan estricto con los menores. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado este fin de semana que los menores de 12 años podrán a salir a la calle el 27 de abril, aunque aún están por concretar las normas que habrá para estos primeros paseos infantiles del estado de alarma.

En estos hogares lidian también con la brecha social en la educación a distancia de los más pequeños, a la espera de poder reanudar las clases en un futuro incierto. Rocío, que vive en el pueblo de Pedrezuela (Madrid) junto a un menor de cinco años y otro de 9 en custodia compartida con su padre, se quedó fuera de la primera tanda de tablets repartidas en la Comunidad de Madrid. Intenta lidiar con la app que utilizan los profesores desde su teléfono, pero “los niños se dejan los ojos”, indica. Aunque peor es la situación de Nancy: la pantalla de su teléfono se estropeó hace unos días y en casa carecen de ordenador o tablet para que su hija pueda seguir el curso.

Soluciones para los hogares monoparentales

El actual Real Decreto regula un permiso para dejar de trabajar y seguir percibiendo el salario, pero una vez termine la situación de emergencia se deberán recuperar las horas no prestadas, un tiempo del que no disponen las madres y padres que ejercen su paternidad a solas. Desde la FAMS exigen medidas específicas para los hogares monomarentales como un permiso de trabajo para cuidar retribuido al 100% que no deba ser recuperado más adelante.

El Gobierno ha dicho que pondrá en marcha la medida del Ingreso Mínimo Vital (IMV) en mayo, una nueva renta para ayudar a “las familias que tienen serias dificultades para afrontar sus gastos básicos”. De momento las informaciones sobre esta renta son escasas, y desde Moncloa se ha advertido que los detalles tardarán unas semanas en cerrarse. El Gobierno espera que estas ayudas puedan llegar a un millón de hogares españoles. La mitad de ellos tienen hijos a su cargo y el 10% son monoparentales. “Confiamos en que esta renta se la pudieran dar a todas las familias que se han quedado sin ingresos y les pedimos que tengan especial sensibilidad con las familias monomarentales”, indica Flores.

1 Comment
  1. Julio Loras Zaera says

    Alguna gente se pone ridícula con el lenguaje «políticamente correcto». Además, revela su inculltura. Parental viene de parens, no de pater, i parens viene de parire, parir. Nada que ver con padre, que viene de pater. El término «políticamente correcto» lo sería lingüísticamente si el usualmente empleado fuera familias «monopaternales».

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