Aumentan las muertes accidentales al tomar un ‘selfie’

Las autofotos han existido siempre, pero la popularización de los smartphones con doble cámara –una de ellas situada en el frontal delantero del dispositivo- ha facilitado la toma de autorretratos –individuales o colectivos- considerablemente e incluso ha dado lugar a la proliferación de todo tipo de gadgets: palos, trípodes, gorilla-pod, disparadores a distancia… Se suele señalar como fecha del inicio del boom del 'fenómeno selfie' el 2 de marzo de 2014. Aquel día, la presentadora estadounidense Ellen De Generes realizó con su teléfono móvil una fotografía durante la ceremonia de entrega de los Premios Oscar en la que aparecían actores tan conocidos como Julia Roberts y Brad Pitt, entre otros. La imagen, que fue subida a Twitter por De Generes, se convirtió en el tuit más retuiteado de la historia hasta ese momento, con más de 3,3 millones de retuits y más de 2,2 millones de “me gustas”. Desde entonces se ha originado una auténtica fiebre por tomar el mejor selfie. O el más impactante. Los internautas tratan de sorprender a sus seguidores en las redes sociales tomándose fotos en las situaciones más inverosímiles.

Parece que todo vale, pero algunos no son conscientes de dónde está el límite a la hora de lograr la imagen más llamativa y arriesgan demasiado. Tanto es así que algunos hasta ponen en riesgo su vida por conseguir la mejor autofoto y, en los últimos años, el número de personas que han fallecido mientras se hacían un selfie ha aumentado considerablemente.

Según los datos recopilados por el analista Zachary Crockett, que ha usado como fuente los archivos de Google News y Wikipedia, sólo en los dos últimos años se han registrado al menos 49 casos de personas que han fallecido mientras trataban de realizar un selfie arriesgado. De ellos, el 75% eran hombres, dato curioso porque las mujeres, estadísticamente, se hacen más autofotos que los hombres. Además, la edad media de las personas que han muerto por esta causa en todo el mundo se sitúa en 21 años.

El número de fallecimientos –al menos, 49 en total- puede no resultar elevado, pero supera por mucho a otras causas de muerte accidental que pueden parecer más comunes. Por ejemplo, la cifra triplica el número de personas que perdieron la vida durante ese mismo periodo de tiempo a causa del ataque de un tiburón en mar abierto.

Un tercio de las personas que han muerto al tratar de hacerse un selfie fallecieron tras caerse de una altura considerable desde la que deseaban tomar la fotografía, ya sea la cima de una montaña o el tejado de una edificación. La segunda causa más común es el ahogamiento, seguida del atropello por parte de trenes y otros medios de transporte. Disparos accidentales por armas de fuego, choques de coche o ataques de animales salvajes son otras de las causas que se repiten.

Xenia Ignatyeva, una joven de San Petersburgo, murió a los 17 años en 2015 mientras trataba de hacerse un selfie en un puente practicando la moda del skywalking, muy popular entre los adolescentes en Rusia y que consiste en caminar por rascacielos o edificios simbólicos sin llevar ningún tipo de medida de seguridad. En 2014 el matrimonio polaco formado por Michal Mackoviack  y su mujer cayó por un precipicio ante la mirada atónita de sus dos hijos de 5 y 6 años. Se encontraban de vacaciones en Cabo de Roca, en Portugal, y se acercaron demasiado al desfiladero para hacerse el selfie perfecto. Nunca llegaron a tomarse la fotografía.

Estos son dos ejemplos a nivel internacional, pero también hemos experimentado algunos casos en España. En 2015 una joven polaca falleció a los 25 años de edad al intentar hacer un selfie imposible en el puente de Triana (en Sevilla) y perder el equilibrio. Otro chico, de 21 años, murió en Jaén al subirse al techo de un tren en marcha para hacerse una fotografía y tocar la catenaria.