¿Por qué es tan importante que Juno haya llegado a Júpiter?

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Miembros del equipo Juno celebran la llegada de la sonda a la órbita de Júpiter, en el Laboratorio de Propulsión de la NASA en Pasadena (EEUU) / Aubrey Gemignani (NASA) - Efe

El lunes la sonda Juno consiguió llegar a la órbita del planeta Júpiter cinco años después de ser lanzada en agosto de 2011. “Se trata de la hazaña más difícil que ha conseguido nunca la NASA”, señaló Scott Bolton, responsable de la misión, segunda dentro del programa New Frontiers, con la que la agencia espacial norteamericana ya se acercó a Plutón hace ahora un año.

La nave no está tripulada, mide 3,5 metros de diámetro y de alto y, siendo propulsada únicamente por energía social, es la que ha conseguido llegar más lejos en el espacio. De hecho Juno es la primera que orbitará en torno a un planeta situado más allá del cinturón de asteroides que divide el Sistema Solar, algo para lo que hasta ahora era necesario emplear energía nuclear. Sin embargo, los tres paneles de nueve metros de largo que incorpora la sonda le permiten autoabastecerse y generar la energía suficiente como para llegar tan lejos, a tan “solo” 4.667 kilómetros del planeta gaseoso.

El proyecto de Juno, en el que se han invertido 1.300 millones de dólares, supone la acción más importante llevada a cabo en el citado planeta desde que la nave Galileo, también de la NASA, entrase en la órbita de Júpiter en 1995. En aquel entonces, gracias a la expedición se logró descubrir cómo se habían formado los anillos del astro (a partir de partículas de polvo de satélites propios) pero no se obtuvo información sobre su núcleo o los campos magnéticos que alberga. Para ello, era necesario acercarse hasta los polos del planeta, donde Galileo no pudo llegar pero a los que Juno sí tendrá acceso.

Este es uno de los motivos por los que es considerada una hazaña tan importante la llegada de Juno a la órbita de Júpiter. La sonda permanecerá rastreando la órbita del planeta alrededor de 20 meses. Durante este periodo se aproximará a las nubes superiores del astro–la zona de mayor radiación y un lugar al que nunca antes se ha podido acceder- cada 14 días y, además, dará 37 vueltas alrededor de su órbita con un objetivo: obtener cuanta mayor información sobre el planeta gaseoso. Además, Juno será capaz de tomar las fotografías de mayor resolución que jamás se hayan realizado a Jupiter, analizará las auroras en el planeta y medirá la cantidad de amoniaco que alberga su atmósfera. Todo ello antes de chocar contra ella y quedar totalmente destruida en febrero de 2018, fecha en la que se prevé que finalice su misión.

Con toda esa información que recopilará Juno y el análisis de las bolsas de agua que se encuentran en la atmósfera del planeta, se podrán concluir nuevos datos sobre la formación de su núcleo y sobre su origen. Gracias a eso, también se tendrá mayor conocimiento sobre el momento en el que se creó el Sistema Solar, cómo éste ha ido evolucionando a lo largo del tiempo y cómo se crearon los planetas de mayor tamaño (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno), así como la influencia de éstos en el desarrollo del resto.

Como curiosidad, cabe citar que se ha llamado Juno a la sonda porque en la mitología griega y romana el dios Júpiter lograba ocultar sus encantos escondiéndose tras las nubes. Sin embargo, la diosa Juno –como la sonda- era la única capaz de ver a través de ellas y, por lo tanto, de conocer la verdadera faz del dios Júpiter. En la actualidad, los misterios del planeta, uno de los más desconocidos para los científicos, están más cerca de ser desvelados gracias a que la sonda Juno también se acercará a sus nubes más elevadas y podrá recabar todo tipo de información mirando a través de ellas, como ocurría mitológicamente hace millones de años.

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