Alianza de civilizaciones (suma y sigue)

Pónganse cómodos, dejen los ojos en blanco y paladeen esta hermosura: “Las religiones representan una dimensión significativa de muchas sociedades y una fuente importante de valores personales y colectivos. En ellas se encuentran algunas de las preguntas que el ser humano se ha planteado desde los orígenes de la humanidad, y otros tantos intentos de respuesta, que han contribuido al desarrollo del pensamiento”. Y, ya con los ojos en sus órbitas, lean esta otra máxima insuperable: “No existe una jerarquía de las culturas; todas ellas han contribuido a la evolución de la humanidad. La historia de la humanidad es una historia de intercambios e interpelaciones culturales”. O, por no cansarles más, concentren su atención en el siguiente epigrama, rotundo pero esclarecedor: “El terrorismo nunca tiene justificación”.

¿Su autor? No, no es el predicador Fray Gerundio de Campazas, ni tampoco un discípulo de Cantinflas, sino la voz bienintencionada de algún asesor, sostenido y sostenible, del círculo de pensamiento cercano al presidente del Gobierno español. Sea como fuere, lo cierto es que las frases reproducidas se recogen en un Acuerdo adoptado, a propuesta del Presidente, por el Consejo de Ministros reunido el pasado jueves, 20 de mayo, que se ha publicado en el BOE este último sábado. Los funcionarios todavía no saben el recorte que van a sufrir en sus nóminas y los jubilados siguen con el alma en vilo, porque a fecha de hoy todavía no conocen el Real Decreto-ley que les afecta. Sin embargo, ya podemos apreciar con todo lujo de detalles el II Plan Nacional para la Alianza de Civilizaciones, aplicable al período 2010-2014, que se aprobó, como se ha dicho, el mismo día que el tan famoso como, en cuanto a su verdadera dimensión, ignoto “tijeretazo”. Paciencia, la prisa es mala consejera y ya nos enteraremos la semana que viene.

Aunque la Secretaria de Estado de Cooperación ha confirmado la disminución de la ayuda inicialmente prevista al desarrollo para no agravar el déficit público, la Alianza de Civilizaciones va viento en popa lanzando a los cuatro vientos su mensaje de paz, amor y fraternidad entre todos los pueblos (especialmente los que son de tez oscura y porvenir todavía más ahumado), porque, en medio de la recesión que está sufriendo la economía española, de forma más intensa que otras, la Alianza de Civilizaciones va a comprometer en los cuatro próximos años a trece ministerios y a numerosas fundaciones públicas y organismos autónomos. Será el día permanente del Domund y la consagración definitiva de Rodríguez Zapatero al bien de “los otros”. Como dice el acuerdo refrendado por los ministros, se van a reforzar todas las actuaciones del sector público en pos de tan noble afán de diálogo ecuménico, y el Gobierno incluso levantará la primera piedra de la Biblioteca de la Alianza de Civilizaciones y establecerá un Buscador Global de Expertos en civilizar a la gente, así como un Observatorio del Pluralismo Religioso, una red de centros de pensamiento y -¡temblad, embajadores de librea y clavel en el ojal- hasta una “diplomacia ciudadana”. También, respecto a los medios de comunicación, Zapatero prevé el desarrollo de programas de “alfabetización mediática”(¡) y el relanzamiento de la imagen de España, como campeona de la tolerancia, al son de la rosa de los vientos, sin excluir al “judaísmo diaspórico”. Bien dicho, ya era hora de enterrar a la España de Isabel y Fernando.

Lo mejor de todo es la “dimensión autonómica y local” de la Alianza de Civilizaciones, que llevará su mensaje hasta la aldea más apartada de nuestra bendita piel de toro gracias a los nuevos “Planes Locales de Sensibilización” orientados al fomento de la igualdad, el multiculturalismo y la difusión de los valores de la paz, lo quiera o no Cogeces de Abajo o Villaverde de Trucios. Porque el Plan II les pone las pilas a las comunidades autónomas, a los municipios y a las diputaciones provinciales para practicar el bien universal y difundir el evangelio “civilizatorio” entre todos los vecinos, incluido el subalterno que da la puntilla al toro en los festejos veraniegos. Como las arcas municipales y autonómicas rebosan dinero contante y sonante y han saltado por los aires las bisagras de sus tapas, exhaustas de tanto abrirse para recibir los impuestos recaudados por la prudente gestión edilicia y la de los austeros gobiernos de las regiones y nacionalidades del Estado español, nada hay más sensato en estos momentos que emplear el sobrante en el consuelo del menesteroso allende las fronteras patrias y satisfacer las necesidades de la humanidad.

Ángela Merkel nos quiere meter en cintura a los españoles para que las telarañas de nuestro erario y el déficit de nuestras administraciones no comprometan más de lo que ya lo han hecho el valor del euro en los mercados de capitales, y el propio ministro español de Fomento, don José Blanco, acaba de anunciar la suspensión de toda la inversión pública contratada diciendo que, mientras él siga siendo ministro, tendrán que pasar sobre su cadáver los irresponsables que pretendan gastar lo que no tenemos, comenzando por las futuras líneas del AVE. Pero ninguno de los dos conoce bien a Zapatero. Él sabe que los españoles tenemos “pasta” por un tubo y su próximo eslogan electoral tendrá un corte “nazareno”. Será, más o menos, del siguiente tenor: “Si quieres ser como yo, regala lo poco o mucho que tengas a los pobres del mundo, vístete con ropa talar y sígueme”. Lo que no le ha impedido electrificar la triple valle metálica de Melilla para que no puedan saltarla los desarrapados que pretenden tomarse la justicia por su mano, o llenar las aguas del Estrecho y de Canarias de patrullas de la Guardia Civil, de radares y de satélites de vigilancia de los desesperados que ni siquiera saben que les va socorrer la Alianza de Civilizaciones. Los hambrientos no tienen temas para las conversaciones de sobremesa. ¡Ay, “los otros”, que maleducados son y qué poca paciencia demuestran!

En el apartado 6 (“Organización”) del acuerdo reseñado, se da un plazo de dos meses a los ministros concernidos por la Alianza de Civilizaciones para que aprueben los oportunos programas de actuación, que “se financiarán con los créditos efectivamente disponibles por cada departamento”.  Me parece que tanto “a los otros” como a los que somos “nosotros” nos va a cortar el pelo el mismo peluquero. Una de dos: o (si todavía queda algo de dinero en el Tesoro del Reino de España) la ejecución de la Orden citada será una burla a los 4.600.000 parados de nuestro país y a la Comisión Europea; o (si no tenemos un euro) será una nueva estafa a los pobres de solemnidad, aunque no creo que esperen demasiados favores de nuestra parte. La recesión está desquiciando aún más el poco sentido que tienen algunos. Parodiando a Thorstein Veblen y su Teoría de la clase ociosa, parece que a Zapatero le gusta subvencionar el ocio de la clase teórica. Ni “nosotros” ni los “otros” estamos para muchas bromas, querido presidente.