La política como el arte de lo imposible

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Artur Mas. / Efe

(“A partir de ese momento ninguno sabía lo que el otro decía; uno pedía argamasa y el otro le daba un ladrillo; el primero, enfurecido, tiraba el ladrillo a su compañero y lo mataba. Muchos perecieron de ese modo y los demás fueron castigados de acuerdo con la naturaleza de su conducta rebelde… y fueron dispersados por toda la tierra y olvidaron que alguna vez les había unido una lengua común ”) . - (De un cuentecito medieval –una aggadá judía– a manera de glosa del libro del Génesis [parashá 11] sobre la construcción de la Torre de Babel).

El lunes de la semana pasada, Artur Mas, presidente de la Generalitat catalana, tras entrevistarse con el presidente del Gobierno, jugó al juego del solitario (o, lo que es lo mismo, abrió la puerta a los periodistas y les habló como hace Dios Hijo, es decir, como el titular de una posición de monopolio informativo ante la opinión pública). Con la venia del Padre, que a los efectos que nos conciernen resulta ser don José Luis Rodríguez Zapatero, Artur Mas les anunció a los periodistas que Cataluña había recibido el permiso del presidente del Gobierno español para emitir “más deuda” en 2011 pese a que durante 2009 y 2010 El Principat no había cumplido los planes gubernamentales de ajuste y control del déficit. Las reacciones de los demás, a los que llamaremos el Club Secundario de los 14 –con exclusión de El País Vasco, Navarra y la propia Cataluña, que integran la Liga de los Mejores en sus tratos con el Estado– y especialmente las Comunidades de Castilla-La Mancha y Murcia, que están en la misma situación deficitaria que la Generalitat, y a las que el Gobierno central les había prohibido endeudarse, fueron las habituales y las que se esperan de los hijos segundones: la voz del resentimiento y el grito en el cielo.

El martes siguiente la Secretaría de Estado de Comunicación aclaró que el permiso a Cataluña no era para afrontar más gastos, sino para refinanciar la deuda ya existente que vence en 2011 y extendió esta posibilidad a todas las Comunidades Autónomas. El Ministerio de Economía y Hacienda, al día siguiente, miércoles, ratificó este criterio en una carta enviada por la ministra a los presidentes de las 17 autonomías.

(Pausa en el relato de una semana muy agitada). Sólo Madrid y La Rioja están en condiciones de contraer deuda nueva en 2011 al haber cumplido ambas Comunidades los límites de déficit en 2009 (último ejercicio del que existen datos completos y desagregados) y presentar unas cuentas presupuestarias ajustadas para el año en curso (desequilibrios inferiores al 0,75% del PIB regional). Las demás Comunidades Autónomas han presentado a Economía y Hacienda planes de reequilibrio presupuestario, que se están estudiando por el departamento que dirige la señora Salgado, y finalmente se aprobarán o no de forma individual y acto seguido, en su caso y también de manera individual, vendrá la autorización de Economía y Hacienda para nuevas emisiones de deuda.   

(Continúo con el relato de la semana pasada). El vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, admitió el último viernes, a la salida del Consejo de Ministros y en relación con este enredo, que las informaciones del Ejecutivo “no se inscribirán en el catálogo de las buenas prácticas comunicativas”. Tiene razón el vicepresidente, pero no podemos zanjar el problema, una vez más, echándole la culpa a un error comunicativo del Gobierno. La pregunta importante es: ¿estamos hablando todos el mismo idioma? Y, si no fuera así, ¿no sería la diferencia de lenguajes la consecuencia, y no la causa, de un suceso anterior que no permite que nos entendamos?

Volvamos a la Torre de Babel: uno dice “pásame la argamasa” (“dame más deuda”) y los otros le responden “que te den donde te quepa” (al mismo tiempo que le lanzan una lluvia de ladrillos). Desde arriba alguien llama a la calma: “Orden, orden, que todos tenéis derecho a la argamasa; ha habido un equívoco, ‘más deuda’ significa lo mismo para todos, la posibilidad de refinanciar la que ya habéis contraído con anterioridad (pese a que todos estáis in artículo mortis y necesitáis que os dé la extremaunción financiera), y aunque sólo dos de vosotros comparecéis ante Mí limpios de pecado y culpa”.

¡Y la semana concluyó en paz porque hay palabras que curan la rabia, como el bálsamo de tigre cura las migrañas!

Pero no: nadie antes había hablado de una barra libre en la que se sirven gratis las copas para refinanciar la deuda. Lo de ahora es un lapsus linguae exigido por una necesidad política que no se aviene con la austeridad que necesita la casa del pobre para salir a flote. No hay más que ver la Ley de Presupuestos Generales del Estado para 2011 (disposición adicional cuadragésima primera), que prohíbe la contratación de todos los entes del sector público estatal con las Comunidades Autónomas que hubieran incumplido sus objetivos de estabilidad presupuestaria para los ejercicios 2009, 2010 y 2011, cuando conlleven una transferencia de recursos a favor de las Comunidades o impliquen un compromiso de gasto para estas últimas, sin la autorización previa, favorable, preceptiva y vinculante del Ministerio de Economía y Hacienda. Además, estos requisitos no se refieren sólo al pasado, ya que bastará, para impedir la transferencia de fondos en el futuro, aunque hubiera habido un rigor presupuestario autonómico durante los ejercicios antes indicados, que Economía y Hacienda advierta “a una Comunidad Autónoma en el caso de que aprecie un riesgo de incumplimiento del objetivo de estabilidad presupuestaria” establecido por el Gobierno.

La política, como el matrimonio, no es un ideal de vida, es el arte de lo posible. Lo posible es una convivencia relativamente en paz. Lo ideal no existe, dura sólo unos segundos, lo que tardan las ideas en enfrentarse con la realidad. Pero el Gobierno que padecemos ha conseguido que lo imposible sea posible (aunque ese imposible sea la cruz de ese ideal de una vida en común perfecta): que todos nos tiremos los unos a los otros los trastos a la cabeza, en vez de convivir de una forma siempre problemática pero, a pesar de todo, razonable. Rodríguez Zapatero ha abdicado de sus funciones de director de orquesta, da el turno según le conviene al primer violín, al pianista o al señor del bombo. Ha organizado un ruido imposible porque no administra las reglas. Deja que cada uno hable en su idioma. ¡Cuánto le agradeceríamos casi todos los ciudadanos que hablara el lenguaje común del Consejo de Política Fiscal y Financiera!    

3 Comments
  1. Aguila says

    Habria que preguntarse si Zapatero cree en el Estado Politico llamado Espana. La impresión que proyecta es que es presidente de una confederación donde cada quien impone su política sin importarle los demás miembros. Asi no se puede competir internacionalmente donde cada quien hace lo que le viene en gana.

  2. J Mos says

    Una cosa buena que se podría sacar de esta crisis, sería el que los españoles pensaramos sobre si merece la pena seguir adelante con este costoso sistema autonómico. España no es ni centralista, ni regionalista , ni federal, sino autonómica, con lo cual cada territorio es autonomo con respecto a los demas, algo que es dificil de coser. Por otro lado hay quién reclama el que nos declaremos federales, pero las autonomias españolas poseen más autogobierno que los lander alemanes, y mientras Alemania viendo que Europa tiende unirse, camina recortando autogobierno, España, un pais con una crisis galopante juega a lo contrario.
    Nuestras autonomias son la puerta de grandes desigualdades. El gran problema de la España actual es que lo territorial ha suplantado a lo social y que los males de nuestra sociedad que son muchos se escapan de toda mejora por politiquilas de reinos de Taifas e intereses independentistas que privan al pueblo español, y habría que volverlo a llamar así pueblo español, de un futuro como sociedad más justa, libre y feliz.
    Pero no nos equivoquemos, todo eso podría empezar a curarse con el cambio de una ley electoral en la que todos los votos valieran por igual y los partidos en el congreso estuviesen representados por lo que sacan a nivel nacional, no por los escaños que sacan segun las diferentes circunscripciones. Con esa ley los nacionalismos estarían relegados a lo que son, una minoria. Pero esa ley beneficia al PP y al PSOE. Ellos son los grandes beneficiarios de que el futuro de España este embargado, gracias a los dislates nacionalistas de ciertos territorios, para la gran mayoria del pueblo español.

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