
Metámonos unos instantes bajo la piel de un afiliado de CCOO -o de UGT-, que tras los inquietantes acontecimientos ocurridos en la central japonesa de Fukushima se pregunte cuál es la posición de su organización respecto a la energía nuclear. Quizás, lo primero que debería hacer es ponerse en contacto con su federación y, quizás también, la respuesta que recibiría si lo hiciera sería distinta dependiendo de si está adscrito a la de Industria o a la de Medio Ambiente. En la primera le explicarían que es prioritario conservar los empleos del sector y le dirían también que la prolongación de la vida de las centrales es algo más que una opción. En Medio Ambiente, seguramente no le dirían eso. Allí le dirían, y también hablando de empleo, que, por ejemplo, las renovables crean más puestos de trabajo que las nucleares. La modulación de ambas respuestas en una escala de uno a diez varía proporcionalmente dependiendo de la distancia que exista entre el centro de trabajo del afiliado en cuestión y una instalación nuclear.
Por eso, las respuestas requieren, quizás, de mayor perspectiva. Así que si ha guardado en el trastero la carpeta con los documentos del último congreso, nuestro desconcertado afiliado debería bajar a por ella para echar un vistazo a los papeles, aunque, seguramente, tampoco le sacarán de dudas. Los últimos congresos de CCOO y UGT pasaron de puntillas por este asunto y se limitaron a poner encima de la mesa la necesidad de abrir un debate sobre un proyecto energético a largo plazo, un proyecto que tiene que perfilar una "cesta" que no debe excluir ninguna fuente de energía, tampoco la nuclear.
Quizás la forma de salir de dudas sea tirar de hemeroteca (o de Google) y buscar declaraciones de su secretario general sobre el asunto. Y ahí encontraría titulares alertando de la tremenda dependencia energética de nuestro país, del impacto de las subidas de los precios de los carburantes en el empleo o de la contradicción que puede suponer prescindir en España de las nucleares cuando hay que comprar electricidad a las centrales francesas que, total, y hablando de seguridad, están ahí mismo, al otro lado de los Pirineos.
Y todavía se puede buscar un poco más arriba. Basta con acudir a las resoluciones de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) , que, por cierto, tampoco dicen demasiado al respecto. De hecho, su Comité Ejecutivo, que se reunió los pasados 1 y 2 de diciembre, aprobó una resolución sobre la Estrategia Energética para Europa (2011-2020) que, de 17 folios, dedica un párrafo al asunto. Y el párrafo es este: "En cuanto a la energía nuclear, la toma de decisiones y la ejecución debe llevarse a cabo en un clima plenamente transparente y democrático con la contribución de expertos y científicos independientes. Esto requeriría una mejor protección de los trabajadores en la industria nuclear y la adopción de normas estrictas de seguridad y tratamiento de residuos, así como mecanismos de vigilancia rigurosos, teniendo también en cuenta los limitados recursos naturales y los problemas específicos relacionados con el uso de la energía nuclear, como la gestión de residuos nucleares". La resolución desglosa hasta 20 conclusiones sobre esa estrategia energética para la próxima década y aborda asuntos tan dispares como las renovables, el I+D, la biomasa o el ahorro en todas sus vertientes, desde los materiales de construcción hasta los hábitos de consumo, pero ni una sola de ellas alude a la energía nuclear.
Solo unas horas antes de que Ángela Merkel anunciara en sede parlamentaria la paulatina desaparición de las centrales nucleares en Alemania, UGT colgaba en su página confederal una nota -a propósito del debate sobre la seguridad que abre la crisis nuclear japonesa- en la que su secretario general de Innovación e Endustria, Patxi Sanjuán, afirmaba lo siguiente: "Tenemos una dependencia exterior enorme y lo que tenemos que hacer es ir mejorando el tipo de energía e ir utilizando cada vez más energías renovables, pero sin descartar ningún tipo". El último párrafo de la nota que colgaba CCOO en la suya tampoco nos va a sacar de dudas: "CCOO considera imprescindible la adopción de un conjunto de medidas de carácter estructural que contribuyan a la sostenibilidad económica y medioambiental a medio y largo plazo, garantizando la estabilidad frente a los cambios de ciclo económico y político, comprometiendo la formulación de propuestas del mix energético en el horizonte de 2035...".
Si en vez de meternos debajo de la piel del afiliado a un sindicato nos sumergimos bajo la epidermis de un afilado del PSOE o del PP (también se aceptan simpatizantes y votantes) los resultados, en aquello que se refiere a la coherencia de las posiciones, se disparan hasta el absurdo, pero ya hay otros blog que hablan de eso.