El poder económico seguirá desplazándose hacia el Este. Con toda seguridad. Bajo la certeza de que los países emergentes –pivotando alrededor de China- continuarán incrementando su dominio de la economía global durante los próximos años, los analistas financieros convocados el pasado 7 de abril por Altae (el “banco privado” de Caja Madrid y a partir de ahora del grupo Bankia) explicaron sus apuestas de inversión a varios centenares de grandes ahorradores y gestores de patrimonios millonarios.
Lógicamente, no voy a fungir aquí de altavoz publicitario de los productos que los intervinientes en esa reunión madrileña ofrecieron a sus clientes potenciales. Pero sí resumiré sus perspectivas macroeconómicas y de evolución de los mercados financieros, porque nos interesan a todos. Para comprender en qué situación relativa se encuentra la economía española y cuál puede ser su futuro a medio plazo. Y también para, con independencia del nivel de rentas de cada uno, meditar sobre lo que nos conviene hacer con nuestros ahorros en una situación de aguda inestabilidad de los mercados.
“Economías emergentes” es un concepto polisémico y no siempre bien definido. Aquí nos valdrá una indicación muy sencilla, la de que son economías que por diversas circunstancias están todavía muy lejos de su potencia de crecimiento REAL hasta alcanzar su madurez y, por tanto, en las antípodas de la “economía de casino” que ha arrasado los fundamentos del “modo de producción” del capitalismo occidental, si se me permite la justificada categoría del abuelo barbudo de Tréveris. Esas economías emergentes, acaudilladas por China, India, Rusia y Brasil, crecerán probablemente el triple que los sistemas industriales desarrollados en los próximos veinte años debido a los siguientes factores:
1.- La población
Representan más de la mitad de la población mundial (alrededor del 60%), lo que por sí mismo podría ser un lastre. Sin embargo, se trata de una población joven (con pocas cargas pasivas), con rentas muy desiguales pero en su conjunto crecientes, que disfruta de altos niveles de empleo y formación profesional acelerada. Estos países han establecido unos mercados internos en los que cada vez van a ser más decisivos el consumo y la demanda nativos. Ahora les toca disfrutar de los retornos de sus privaciones históricas impuestas por sus necesidades exportadoras.
2.- Su tesorería
Son los prestamistas de la deuda soberana de Estados Unidos y de las principales economías desarrolladas. Su stock de capital financiero total (acumulan en su poder el 73% de las divisas internacionales) también ha permitido gran parte de la inversión y el consumo occidentales.
3.- Las cuentas públicas
Sus Haciendas están saneadas y (todo lo contrario de lo que nos sucede a nosotros) por ello no van a drenar recursos al crecimiento económico. Son ajenas al drama del déficit y la deuda. Son economías sin desequilibrios financieros.
4.- Su responsabilidad financiera
No son economías basadas principalmente en la especulación. Sus mercados financieros han estado mejor regulados que los nuestros: Ni China ni La India han sido intoxicadas por las hipotecas subprime, lo que, sobre todo a la primera, les ha permitido ser el motor financiero de repuesto de la economía global sustituyendo a los genios del Consorcio Wall Street-Tesoro USA-Fed. A todos los motores de la economía occidental los ha gripado la economía vudú de Chicago.
5.- Su capital físico
Aquí casi todo está por hacer, con un potencial de futuro explosivo en el consumo y la inversión de los países emergentes: carreteras, aeropuertos, construcción residencial…Pensemos, por ejemplo, en la relación habitantes/automóviles privados: de cada 1.000 estadounidenses, 800 son propietarios de un vehículo; en China los propietarios son algo más de 30 y en India apenas 15 por cada 1.000 habitantes. Además, los países emergentes, por su gran capacidad productiva, son menos vulnerables que los occidentales a los posibles repuntes de la inflación y a las políticas restrictivas de tipos de interés.
6.- Su ‘efecto de arrastre’ sobre las actividades exportadoras
Forman un conglomerado de economías complementarias en el que la locomotora industrial (especialmente China) “tira”, en contraprestación por sus ventas de productos terminados, de las exportaciones de materias primas (sobre todo energéticas) de Brasil, México o Rusia. En este juego lo tiene muy difícil Estados Unidos, pese a su gran fuerza tecnológica, y mejor otros países de tradición exportadora de bienes de alto valor añadido (Alemania, Israel o las naciones escandinavas de Europa).
En la reunión de Altae se hicieron apuestas sobre la posible revalorización de algunas Bolsas a un año vista. Yo no confío demasiado en estas previsiones, pero, por si acaso, aquí van, todas con signo positivo: USA (4%); Europa en su conjunto (24%, por el tirón de Alemania y Francia); Países Nórdicos (30%); Rusia (55%). Un caso aparte es el de España. Todos los analistas coincidieron en que estamos en un pozo del que nos costará mucho tiempo salir. Incluso nuestras empresas con mayor presencia en los mercados internacionales han sido dañadas por el riesgo país. La marca España cotiza a la baja en estos momentos. Pese a ello, se estimó en el 16% la revalorización del Ibex en los próximos meses por la capacidad de expansión de nuestras empresas internacionales.
Ya ven que las previsiones de futuro no son malas para el inversor español con posibles. Todo lo contrario de los nubarrones que se ciernen sobre el empleo y la inversión productiva en un país –el nuestro- al que, pese a sus problemas, me niego a adjetivar de imposible. Sin negar tampoco que en una economía abierta (y yo no pretendo que se cierre) no deja de ser un sarcasmo que el capital financiero de nuestro país vuele hacia otros mercados cuando tanto lo necesitamos aquí.