El IBI y la revisión catastral

La presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, que es muy cheli y castiza, le confesó ayer al alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón:”no tenemos ni un puto duro”. El alcalde, por una vez en la vida, se hermanó con la presidenta (las desgracias compartidas unen el agua y el aceite aunque los dos elementos se repelan), si bien la aproximación del dueño del Palacio de Correos sonó, naturalmente, más aséptica: “ni nosotros tampoco”, fue la réplica del regidor madrileño. Es verdad, las dos Haciendas –la de la Comunidad y la municipal- están repletas de telarañas. Pero, siguiendo con el lenguaje cheli, no resisto la tentación facilona de decir que Alberto está poseído por la esperanza. El futuro fiscal se prevé muy negro para la Comunidad de Madrid y no tanto sino un poco más alegre y optimista para la ciudad. ¿Por qué? Gracias al Catastro.

A partir de 2012 los vecinos de Madrid pagarán más impuestos por la propiedad de sus viviendas, locales o plazas de garaje. El primer tributo en el que notarán la subida (y éste es el regocijo del alcalde) será el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI). Pero, más tarde o más temprano, ese incremento se producirá en cascada en otros conceptos tributarios, como el IRPF, en el que existe un “régimen de imputación de rentas inmobiliarias” para los bienes inmuebles urbanos no afectos a actividades económicas ni cedidos en arrendamiento, con exclusión de la vivienda habitual y el suelo no edificado. La aplicación de este régimen supone la estimación de una renta en la base del IRPF del 2% del valor catastral o del 1,1% si este último hubiera entrado en vigor a partir del 1 de enero de 1994. También se verán afectados negativamente (con cuotas más altas) otros impuestos no periódicos, como el de Transmisiones Patrimoniales o el de Sucesiones y Donaciones (el premio de consolación de Esperanza Aguirre).

Todas estas subidas serán consecuencia de la revisión catastral que con carácter colectivo ha realizado el Ministerio de Economía y Hacienda a través de la Gerencia Regional del Catastro, que tendrá plenos efectos jurídicos desde el 1 de enero de 2012. En esta ocasión, según el Catastro, se “hace innecesaria la notificación postal tradicional” porque se ha inaugurado un servicio de notificación electrónica del nuevo valor catastral. Con este motivo el Ministerio está enviando ya a los propietarios de los inmuebles una carta en la que figura una clave de acceso a la Sede Electrónica del Catastro (https://www.sedecatastro.gob.es) para la descarga del acuerdo de asignación del valor mencionado. El servicio continuará operativo hasta el 15 de septiembre de 2011 y el usuario, además de por la citada clave de acceso, podrá identificarse, si lo tiene, mediante su certificado electrónico. Las personas que no dispongan de acceso a Internet podrán dirigirse, con la carta de Economía y Hacienda, a la Gerencia del Catastro, al Ayuntamiento de Madrid o a los Puntos de Información Catastral (PIC) ubicados en las Administraciones Públicas. En cualquiera de estos servicios les facilitarán el acceso al nuevo valor de su inmueble y –esperemos que sea verdad la promesa ministerial- también el asesoramiento que necesiten, obviamente de forma gratuita.

La primera iniciativa a adoptar, una vez firmado el acuse de recibo electrónico y descargado el acuerdo de asignación de valor catastral, será la comprobación de si dicho acuerdo es conforme o no a Derecho. No cabe descartar errores físicos (como la ubicación, la naturaleza o la superficie del inmueble), económicos (como su uso o destino) o de cualquier otro tipo. En estos casos habrá que impugnar el acuerdo, pues de lo contrario el valor asignado, aunque erróneo, perdurará en el tiempo ya que las valoraciones colectivas de inmuebles rigen durante un período mínimo de cinco años (si el municipio solicita una nueva revisión al Catastro), siendo lo más frecuente una vigencia de diez años.

Por hoy nada más. Pero estoy seguro de que pronto reanudaremos este diálogo sobre los nuevos valores catastrales de Madrid.