
Probablemente no hay mejor foto fija en el mundo de lo que ocurre: mientras los EE UU, la principal economía del planeta y la presunta tierra de las oportunidades para el individuo, están a menos de dos semanas de suspender pagos, sus grandes bancos de inversión vuelven a ganar más dinero que nunca. En el primer semestre, Goldman Sachs, Citigroup y JP Morgan Chase han ganado conjuntamente 9.000 millones de euros, lo que garantiza unos nuevos bonus astronómicos a sus directivos.
Por supuesto, esos beneficios se han generado causando más pobreza al resto del mundo. En estos últimos tiempos, la clave ha sido el espectacular encarecimiento de las materias primas. Ya saben, el crudo, los metales, los alimentos... Un estrangulamiento a los bolsillos de la sociedad y de los Gobiernos, que ha ido directamente a la cuenta de resultados.
El momento actual es dramático. EE UU precisa de un acuerdo de estado para elevar el techo de deuda y rebajar el déficit y, a pesar de que la fecha límite es el 2 de agosto, sigue sin llegar la solución. Si no, el default. Obama está lanzando ya mensajes que pasan de lo desesperado a lo apocalíptico. ¿Qué puede pasarnos si los estadounidenses hacen crack como país?
Es un supuesto nunca contemplado. Técnicamente, es lo menos probable que puede ocurrir en los mercados, ya que siempre se ha tenido como techo crediticio soberano al Bono Usa. Era el activo más seguro posible. Más que el oro. Si también cae nadie sabe qué ocurrirá. Sólo una cosa parece cierta: los señores de la banca de inversión volverán a sacar tajada. Parece algo inexorable.
Citi ganó un 24% más en el segundo trimestre, hasta 2.328 millones de euros. JP un 13% más, hasta 3.832 millones, en el mismo periodo. Los de Goldman del segundo aun no se conocen, pero los del primero fueron de 1.900 millones de euros, algo menos del mismo periodo del año anterior por el pago de un dividendo a inversores preferentes (Warren Buffet entre ellos), pero muy superiores a lo esperado por el consenso del mercado. O sea, todo viento en popa. Incluso está devolviendo los créditos a la administración de cuando evitaron su caída. En total, algo más de 8.000 millones en sólo un trimestre.
Analizando el entorno global, EE UU lucha por no caer, mientras que en Europa, Grecia e Irlanda están de facto quebradas, en espera de rescates por parte de la UE. Lo malo es que ahora están en el punto de mira España e Italia y ¿quién sabe?, tal vez en breve las miradas acusadoras se dirijan hacia Francia o incluso Alemania. Por falta de ganas no será.
De esto se ha encargado Standard & Poor´s que sin encomendarse a Dios ni al diablo lanzó dos informes contra Grecia e Italia que se llevaron por delante el principio de acuerdo para el rescate y metió en la lucha por el descenso al país de Berlusconi. ¿Todo esto es casual? Las agencias, que han fracasado a la hora de predecir las grandes caídas de empresas o países (Islandia, Irlanda, Grecia, Enron, Parmalat, Freddy Mac, Lehman...), están logrando desmontar todos los planes de los Gobiernos por poner un poco de orden.
Resulta lamentable que entonces y sólo entonces los gobermantes hayan puesto el grito en el cielo. Ahora cuestionan la independencia de las agencias, cuyo modelo de negocio es intrínsecamente perverso, y hablan de una gran agencia europea. La ciudadanía está furiosa porque la crisis ha mostrado el verdadero nivel de nuestros políticos, marcado a medias por la incompetencia y la corrupción.
Las caídas de Lehman Brothers, Bear Stearns, Freddy Mac, Fanni Mae, en 2008, junto a las rescatadas Merrill Lynch, Morgan Stanley, RBS, UBS e incluso Goldman Sachs, fueron una oportunidad histórica perdida para haber abordado las reformas necesarias sin que los lobbies hubieran podido hacer nada. En aquellos momentos, con los bancos de negocio en encefalograma plano y todo el mundo en estado de shock, se podría haber intervenido de verdad a estas firmas, segregado sus áreas de negocio, parcelando del todo las actividades de la banca de inversión y, de paso, haber implementado una regulación adecuada para los derivados y demás activos tóxicos.
Y, por supuesto, era el momento de meter en cintura a las agencias de rating. Debería saberse siempre quiénes les pagan, por qué emiten los informes y, asimismo, estar sujetas a algún tipo de responsabilidad. No basta su teoría de “yo digo mi opinión, si me hacen caso no es mi problema y si me equivoco tampoco”. Si se mojan, que sea con todas las consecuencias. Y si no, habría que haber diseñado otro modelo para la concesión de ratings.
El siguiente asunto urgente eran, por supuesto, los paraísos fiscales, donde reposa, anónimo y sin tributar, el dinero de las mafias, de los tiranos, de los estados y de las grandes fortunas, con mención especial para los banqueros. Sigo diciendo que si aflorara ese capital se acababa la crisis de golpe.
La gran tragedia para la sociedad es que aquí no pasa nada. La gran banca de inversión causó la crisis y detonó el estallido. Hubo que rescatarla con cargo a la sociedad (y ahora nos hablan de recortes sociales porque no hay dinero para pagar el estado del bienestar), pero ahí están, ganando más dinero que nunca y monopolizando todo. Mientras, el mundo es muchísimo más pobre.
¿Es presentable que Goldman, que precisó de una ayuda superior a los 14.000 millones de dólares, o UBS (más de 60.000 millones de euros) vengan ahora a decirnos cómo tenemos que fusionar nuestras cajas o a colocar nuestras empresas públicas en Bolsa? Loterías la coloca el Estado porque necesita dinero para sanear sus cuentas. Y viene el zorro al gallinero para facilitar las cosas. Ambas firmas citadas son las colocadoras, junto a JP y Credit Suisse.
¿Es aceptable que las mismas auditoras que certificaron que nuestras cajas quebradas estaban en perfecto estado vayan a auditar las entidades resultantes de las fusiones?
¿No es directamente una obscenidad que un ex directivo de Goldman Sachs como Mario Draghi vaya a presidir el Banco Central Europeo (BCE)?
¿Aceptaremos que continúen al frente de las cajas españolas los directivos que han llevado al sistema a esta calamitosa sitación?
Por desgracia, todo sigue igual. Pero si EE UU cae, ya veremos qué ocurre. Nadie es capaz de predecirlo. Seguramente, ni Lloyd Blankfein, el todopoderoso capo de Goldman.
Quién y cuándo van a meter en cintura a este hatajo de mafiosos.
Al parecer en el negocio, muy sucio, por cierto, debe haber más de uno y más dos que, desde fuera de esas lucrativas agencias, que actúan con ánimo lucrativo.
¡La de siempre, aquí se llenan los bolsillos todo el puede!
¡Y lo peor es que, como se ha escrito y dicho en no pocos comentarios, es que no se sabe por donde empezar a cortar orejas…!
Ayer, día 18-7-1936, decía: un hatajo de ladrones se dedican a lo que en ellos es costumbre: robar. Pues eso, hoy, unos años y un día después, otros mafiosos, hijos, nietos o bisnietos de aquellos, vienen a hacer el oficio que heredaron de sus mayores.
Aquí en España, los fascistas, lo son porque lo heredaron de sus mayores.
Echemos una ojeada a los antepasados de los que en numerosas Autonomías des-gobiernan, y se verá de sus orígenes. Todos ellos son descendientes del más negro franquismo.
Nada. No les duele, al contrario, se sienten reconfortados.
¡Es lo suyo!
Si no, cómo se entiende que no salgan por pies cuando se les va a sentar en el banquillo…
Y, cómo se entiende que a más de uno que, por amiguismo no lo llevan ahí. al banquillo…
Sería menester conducir a ambos…, pero, por hablar así, iré yo por delante.
¡No me sería raro!
Aún recuerdo cómo hace años se vieron los directivos de PRISA…
Cómo aquella cosa de juez, de foma rara, se prestó a unos malos ejercicios jurídicos.
Luego, tarde, o demasiado tarde, fue destituído. Normal.
¡Después, o antes, a un alcalde le obligaron a retractarse de sus acertadas palabras: «la justicia es un cachondeo», dijo este, cuando deberían haberlas grabado a fuego en el frontispicio del derecho romano.
¡Un asco, todo un asco!
¡Cuándo va a acabarse en la judicatura española el dogmatísmo!
¡Coño!