Del G-20 al 20-N que no llega: España está condenada a un Gobierno de Rajoy

Mañana y pasado se reúnen los capitostes del G-20, después de que el Eurogrupo sacudiera de lo lindo a la banca española, implementando unas reglas para el cómputo de capital que les ha hecho aflorar unas necesidades de 26.000 millones de euros, de los que descontando las obligaciones convertibles, la cosa queda en 17.000. Esto parece muy malo, aunque no falta ya quien dice que mientras no pasemos de ahí, tampoco vamos tan mal. El caso es que estamos a 20 días de unas elecciones que no acaban de llegar. Serán básicas para ofrecer otra imagen al exterior. Todo lo que no sea un golpe de timón claro y decidido servirá de poco.

De momento, toca estar con el trasero apretado. Este mes pueden llegar muchas más sorpresas, como decisiones más o menos arbitrarias del G20 y, sobre todo, de Alemania, en lo tocante a fondos de rescate, la reevaluación de los test de stress por parte de la autoridad bancaria europea (EBA), que todavía podría provocar algún que otro sustillo… en definitiva, circunstancias que puedan llevar de nuevo nuestra deuda a cotas de país insolvente.

Hay que llegar vivos al 20-N como sea, algo sobre lo que Zapatero parece no tener demasiado interés. La cochambrosa defensa de nuestra banca en Bruselas parece esbozar una estrategia basada en dejarle al PP la peor de las herencias posibles. La cosa ya pinta muy mal, pero si se puede empeorar un poquito, mejor. ¿Es eso lo que pasa por la cabeza de nuestro todavía presidente?

Mal que le pese a todo el mundo, los mercados y la comunidad internacional esperan un golpe de timón decidido, que suponga poner tierra de por medio con el zapaterismo. Y eso nos deja condenados a quedar en manos de Rajoy. Un Gobierno PP+nacionalistas no sería bien visto, según afirman entidades internacionales como BNP Paribas, y si los populares precisaran de apoyos de Rosa Díez, la cosa sería bien recibida, ya que “ello no implicaría concesiones regionales que pudieran afectar al recorte de déficit”.

Sin embargo, si sólo se tratara de Rosa, no supondría un gravísimo cambio de planes para Rajoy, que debería entenderse a la perfección con la jefa de UPyD.

Y otra opción no hay. No hay alternativa por la izquierda a Rubalcaba. Cayo Lara dice muchas verdades, pero le ocurre algo parecido a lo que les pasó a los chicos de Esquerra en Catalunya: su lugar está en el monte. Cuando los independentistas llegaron al Govern, hasta sus votantes se dieron cuenta de que no son esos los políticos que quieren para regir sus destinos. Una cosa es que hagan mucha gracia, otra que manejen las cosas de comer.

Rajoy tiene discurso, cosa que no ha podido decirse nunca de Zp. Fuera de las alianzas de civilizaciones, los derechos civiles y la memoria histórica, está perdido. Eso está bien cuando se crece al 4%. Cuando viene un tsunami económico, lo mejor es entregar la chapa y dejar que se ocupen otros.

En estos días le están metiendo mucha presión al PP porque dicen que va a mejorar la fiscalidad de las rentas del capital. Bueno, eso no es malo en principio. Que a todos nos retengan menos por lo obtenido con nuestras inversiones, empezando por los depósitos bancarios, dinamiza la economía. Si hay más dinero en las cuentas corrientes, en las pensiones, en los fondos, en la Bolsa… eso generará puestos de trabajo y facilitará que las empresas apelen al mercado para financiarse.

De paso, las grandes fortunas se sienten más cómodas y no buscan con tanta intensidad la manera de ‘optimizar’ su factura fiscal. Siempre me ha provocado grima frases como la de Rubalcaba el otro día: “que paguen la crisis los ricos”. Creo que hay que demonizar a los corruptos, no a los millonarios. Deben pagar los culpables, no los que tengan mucho dinero. Yo quiero ser rico. Quisiera triunfar en mi carrera profesional y crear proyectos de valor que generen mucha riqueza y, por supuesto, puestos de trabajo. ¿Alguien no?

Si por eso uno tiene que asumir que le van a mirar mal en el futuro, es un importante factor desincentivador. Otra cosa es que haya un marco fiscal inapropiado, desigual, atrasado… y que haya que adecuarlo a un nuevo esquema, más solidario y eficaz. Pero ese no es el discurso del populista Rubalcaba, carente de propuestas a ese respecto.

El gran reto de Rajoy será meter en vereda al sistema financiero. Las fusiones están siendo un verdadero chiste y todavía quedan muchas pérdidas por aflorar. Si se acelera el proceso de reordenación, con relevos en los órganos de gestión y reconocimiento de los estados de cuentas verdaderos, habrá mucho ganado. Queda mucha corrupción que limpiar.

Hay motivos para ser escépticos, ya que el PP dominaba entidades conflictivas a las que ni osó presionar ligeramente para que dejaran de actuar como actuaron. Pero ahora, para bien o para mal, estamos condenados a Rajoy. Cuanto antes llegue, mejor.