Reforma laboral: barato, barato

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La ministra de Empleo, Fátima Báñez, a la derecha, acompañada por la vicepresidenta Sáenz de Santamaría durante la rueda de prensa en la que dieron cuenta de la reforma laboral. / J. Martín (Efe)

Sería injusto no empezar reconociendo que en esto de la reforma laboral, que es fundamentalmente un asunto que tiene que ver con el abaratamiento del despido, el bueno de Mariano ha sido mucho más previsible que en otros asustos previos, como el de la subida de los impuestos. Y es que existe una diferencia entre que el programa electoral de uno no diga nada sobre algo (“haremos una reforma laboral integral”, se limitaban a escribir los ‘populares’ en sus papeles) o que diga lo contrario a lo que haces luego; esto es, asegurar que no vas a subir los impuestos para subirlos después.

Respecto al mercado de trabajo –el término mercado llega a resultar irritante- el Partido Popular ha hecho, sencillamente, lo que la patronal llevaba pidiendo desde hace años, esto es, no sólo acabar con la indemnización de 45 días por año trabajado en caso de despido improcedente de los contratados fijos, sino acabar con el despido improcedente (que ahora se pagará a 33 días por año trabajado) facilitando las cosas para que cualquier empresario que no lo vea claro o que lleve nueve meses -o así- con las ventas de aquella manera pueda despedirte de forma procedente (20 días por año trabajado) y que seas tú, el que se va a la calle, el que tenga que recurrir al juez para demostrar que el ladino de tu jefe te la está pegando con lo de las pérdidas, que no perdidas, y "que vaya usted a saber, señor juez,  qué pérdidas serán esas". De Gila.

El caso es que de un plumazo nos cargamos 22 días de indemnización by de face y todo esto, eso sí, no con el objetivo de que echen a menos gente (parece que echarán a más si resulta más barato), sino con el de que se contrate más. ¿Y cómo se consigue eso? En esto Mariano no ha sido tan previsible como con lo del despido y nos ha dejado a todos con la mosca detrás de la oreja y a la espera de que algún cámara de Euronews se le acerque por el flanco bueno en Bruselas para ver si así nos enteramos de alguna cosilla.

Nunca antes se le había metido un tajo de este calibre a la indemnización por despido y nunca antes se había hecho tan de espaldas a los agentes sociales, que se han enterado de los recortes -por lo menos los sindicatos- por la radio.

La patronal está encantada; los sindicatos, no. A la oposición tampoco le gusta la receta popular. Jesús Caldera, portavoz socialista en la Comisión de Empleo del Congreso, dijo ayer que esto es “un paso atrás”. Y seguro que lo es. El problema de esta nueva dirección socialista -que no es nueva y que ahora, de repente, quiere ser socialista- es que la memoria todavía nos echa humo. Creo recordar que el señor Caldera, que estuvo una temporada al frente de una fundación muy in y con muchas Ideas, fue incapaz de presentar una alternativa progresista, imaginativa y eficaz para nuestro mercado de trabajo: ni en inglés, ni en francés, ni en castellano. ¡Qué le vamos a hacer!

Pero hay otra cosa todavía peor. En el contexto de este alambicado juego de palos y zanahorias que ha emprendido Rajoy con sus queridos súbditos - o sea, con todos nosotros, los unos y los otros-, el Ejecutivo popular ha aprovechado el palo a los pobres para meterle también un mordisco a la zanahoria de los que no son tan pobres. Que haya tenido que ser la derecha, que haya tenido que ser el señor Luis de Guindos -el amigo de los hermanos Lehman- el que ha llevado al Consejo de Ministros una limitación a las indemnizaciones por cese de actividad de los directivos de las entidades de crédito -que así es como reza el decreto en su desbordante literalidad-, es como para echarse a llorar y no parar en tres días. Yo empecé ayer por la tarde y todavía sigo. Menudo fin de semana me espera.

4 Comments
  1. celine says

    Bravo articulo. Ser de izquierdas no impide ver la viga en el ojo de la izquierda. Lo malo de llorar -que eso sí, consuela mucho- es cómo se te ponen los ojos al día siguiente. Menos llorar y más Puerta del Sol.

  2. ANTONIO ORDOÑEZ says

    TERREMOTO CON SORDINA
    Ha sido un terremoto de escala 8 con sordina. Como PP él se encuentra fuerte con los votos, no solo de los empresarios, que ven sus sueños más ambiciosos cumplidos con la reforma, sino de los trabajadores, que seguro no se cumplen los suyos, ni se esperaban que su presidente después de prometer una cosa haga la contraria, como en mi pueblo se dice a joderse toca.
    Decía que es un terremoto de escala 8 porque ha destruido los cimientos de nuestros derechos sociales y laborales y nos retroceden cincuenta años, y digo con sordina porque son pocas las voces de protesta que se oyen, I.U y poco más, será porque se esperaba y no se podía evitar, pues la fuerza del PP es aplastante o, porque es difícil articular esa protesta con cierta garantía de éxito, existe una atonía social, pues hasta los indignados están desaparecidos tras la elecciones y no digamos los sindicatos.
    Los sindicatos lo tienen muy difícil y de ahí su silencio hasta este momento, estarán analizando que hacer y como digo lo tienen difícil, si orquestan una huelga, como siempre se hizo en estos casos y este es el más grave, tienen el riesgo de fracasar (no está el horno para bollos), otra respuesta se queda corta y carente de credibilidad, sería como cumplir el expediente y pasar página esperando tiempos mejores, para entonces, todos calvos y en el paro.
    Siguiente capítulo del PP las pensiones y el derecho de huelga, vivir para ver.

  3. Jose says

    Los recrsos humanos no son propiedad de los empresarios; y sin ellos ninguna empresa puede funcionar. Así pues al empresario que se atreva a aplicar eswtre bodrio de reforma PPera, ls reuros humanos pueden cerrarle la empresa. Nosostros los consumidores podemos ayudarles a ello boicoteando los productos de ésta en el mercado. Que los produzcan y consuman los votantes de Mariano.

  4. Luca Caballero says

    Una interpretación acertada y oportuna sobre los disparates de este Gobierno y la memoria frágil de la ahora radicalizada oposición socialista. En cualquier caso, la batalla la tendremos que librar con este ejecutivo conservador -por momentos ultraconservador-,que parece servir firlmente a Merkel, FMI y BCE.

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