Rajoy crea un banco malo de acreedores públicos, ¿para cuándo uno para el suelo?

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De izquierda a derecha, Mariano Rajoy; el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro italiano, Mario Monti, ayer firmando el pacto para la disciplina presupuestaria y la consolidación fiscal, en Bruselas / Francois Lenoir (Efe)

El Gobierno anunció ayer una línea de crédito para las corporaciones locales, para pagar a sus acreedores. Dinero del ICO y préstamos bancarios, todo con cargo a la liquidez del Banco Central Europeo (BCE), eso que quede claro. Algo que no es más que un “banco malo de deudas públicas; de retrasos con la obra pública, gasto sanitario y facturas de la luz”, comentaban desde una entidad financiera. ¿Hará lo mismo Rajoy con el banco malo de suelo? En varias entidades recuerdan que “antes de fin de año nos lo prometió, aunque nos pidió que esperáramos al fin del proceso de fusiones. A ver qué hace entonces”.

El celebérrimo banco malo es algo que los jerifaltes de la CECA, Isidro Fainé y Rodrigo Rato, han preferido llamar banco de suelo. Rajoy también, porque no le gusta ese término peyorativo.

Mediante dicho vehículo, las entidades sacarían de sus balances y le entregarían al Gobierno el suelo que tanto les obliga a provisionar y, por tanto, les aleja de la solvencia, en algunos casos definitivamente.

Cuidado, el Ejecutivo podría hacer un buen negocio con ese activo tóxico dentro de unos años, cuando la economía se recuperara y pudiera vender suelo a buen precio o promover vivienda social barata. El suelo, que ahora vale cero, es un bien tangible que no cuesta casi nada mantener y tarde o temprano se revaloriza. El problema es que ahora parece que será muy tarde.

Rajoy había dado buenas expectativas a los banqueros aunque, según cuentan, les pidió que aplazaran ese proyecto hasta que finalizara el proceso de fusión contra reloj iniciado el pasado mes, porque, de lo contrario, muchas entidades inviables se agarrarían a ese banco malo para continuar su andadura.

Las fusiones han empezado ya y el galaneo deberá haber concluido a finales de este mes. Será en dos o tres meses cuando el Gobierno podrá dar un giro a su pública cerrazón a este proyecto. “No tendrá más remedio”, comentaban ayer desde una de las grandes entidades financieras.

En el Gobierno, Luis de Guindos ve con mucha claridad esta iniciativa, y también está medianamente convencido Cristóbal Montoro, indican las fuentes. Por el contrario, Rajoy está reticente, porque le suena que es algo que va a ir con cargo a los contribuyentes… “¿Y qué es, sino, una línea ICO de liquidez?”, señalan los expertos consultados.

Tampoco aprueba la creación del banco malo Álvaro Nadal, jefe de la Oficina Económica de Moncloa, aunque en las entidades financieras indican que es un experto demasiado teórico, al contrario que un Guindos o incluso un Montoro.

Pero la cuestión del suelo continúa estando ahí. Veremos cuándo se decide un Rajoy envalentonado en Bruselas a tomar una decisión al respecto.

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