CCOO y UGT ganan en la calle la huelga contra la reforma laboral

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Méndez y Toxo, en la parte inferior de la imagen, durante la multitudinaria manifestación celebrada en Madrid contra la reforma laboral, que culminó ayer la jornada de huelga general convocada por CCOO y UGT. / Gustavo Cuevas (Efe).

Centenares de miles de personas  -más de dos millones según CCOO y UGT; 800.000 según el Gobierno- ocuparon ayer las calles para hacer visible su rechazo a la reforma laboral aprobada por el Gobierno del Partido Popular. Solo unas horas antes, según los datos de los sindicatos, un 77% de los trabajadores convocados se habían sumado a la huelga, lo que supera la respuesta de los paros organizados en 2002 y 2010. El Gobierno se limitó a decir que la repercusión de la huelga fue "muy moderada" y que, en palabras de la ministra de Empleo, Fátima Báñez, está dispuesto a hablar de todo para no cambiar nada.

Las multitudinarias protestas ciudadanas cortaron de raíz la estrategia del Ejecutivo de reducir la huelga general a un concurso de megavatios o a un conflicto de orden público. El impresionante dispositivo policial montado por las delegaciones del Gobierno en ciudades como Madrid (donde había desplegados 1.000 de los 3.000 antidisturbios operativos ayer en toda España) dieron pie al secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, a afirmar que en algunos lugares parecía que lo que pretendía el Gobierno era provocar una galería de fotos de actos violentos para las portadas de los periódicos.

Sin embargo, los incidentes fueron contados y aislados y se registraron, fundamentalmente, en Barcelona, donde en una concentración de grupos alternativos -al margen de los sindicatos convocantes- se vivieron duros enfrentamientos con la Policía, registrándose hasta 42 detenidos.

Pero esa no fue la foto. La foto fue la de la gente en la calle. Mucha gente, cabreada pero pacífica. Trabajadores, parados, estudiantes, familias enteras, personas que no participaron en la huelga por miedo a las represalias empresariales o por la precariedad extrema de su situación laboral; y muchos jóvenes, que ayer acapararon la atención de los reporteros de a pie reclamando su derecho al futuro.

Y todo esto sucedió, como bien dijo la directora general de Política Interior, Cristina Díaz -que hasta tres veces compareció ante la prensa y hasta tres veces negó a los periodistas su derecho a hacer preguntas, como San Pedro- en un clima de "absoluta normalidad". En esto sí llevó razón el Gobierno. Tranquilidad, mucha tranquilidad. A pesar de todo, se registraron 176 detenidos y un total de 104 heridos entre miembros de las Fuerzas de Seguridad (58) y manifestantes (46).

Imagen de la manifestación en San Sebastián con motivo de la huelga contra la reforma laboral. / Juan Herrero (Efe)

Pero esa no fue la foto. La foto fue la de un seguimiento histórico de la huelga en Euskadi (donde por primera vez en muchos años la convocatoria fue secundada conjuntamente por CCOO, UGT, ELA y LAB) o en Ferrol, donde los sindicatos dijeron que se trató de la mayor movilización tras el cierre de los astilleros. La foto fue la de medio centenar de actores y trabajadores del espectáculo concentrados frente a la Secretaría de Estado de Cultura para apoyar la huelga.

Hasta el momento de las masivas concentraciones en las calles, fundamentalmente por la tarde, la jornada se desarrolló según el guión previsto y registró, según datos de CCOO, apoyos mayoritarios en todos los sectores. Esto es, los sindicatos hicieron su trabajo y, de madrugada, paralizaron la actividad del transporte (fundamentalmente allí donde no se habían pactado servicios mínimos), los polígonos industriales, las grandes empresas, los mercados centrales, los puertos y los aeropuertos (se cancelaron más de 450 vuelos). Según las centrales sindicales, el paro en la industria y en la construcción superó el 90%, igual que en el Transporte.

Ya entrado el día, la disputa se desplazó hacia el corazón comercial de las ciudades, donde, también como siempre, los trabajadores autónomos y los comercios se resistieron de forma mayoritaria a interrumpir su actividad. De hecho, según ATA (Asociación de Trabajadores Autónomos), solo un 17% de los autónomos participó en la huelga, y no de forma voluntaria en todos los casos. Según los datos facilitados por los sindicatos, el paro alcanzó el 70% en el sector servicios.

Por lo que a la administración pública se refiere, las centrales convocantes sitúan el seguimiento en un 57%.

El final del viaje se celebró en la Puerta del Sol, donde Toxo y Cándido Méndez advirtieron a Mariano Rajoy que, si no rectifica, el clima de contestación social irá creciendo. Dijeron también, con poco convencimiento, todo sea dicho, que el Gobierno tiene hoy mismo, durante la aprobación de los Presupuestos por parte del Consejo de Ministros, la oportunidad de virar el rumbo, de cambiar su política económica, de dejar de ser un títere de Ángela Mérkel y de los mercados, de aunar esfuerzos para salir de otra forma de la crisis y de recomponer el diálogo social. De no ser así, los sindicatos volverán a llamar a la movilización social: el Primero de Mayo, señalaron, será la próxima cita en la calle. Pero esa será otra foto.

1 Comment
  1. manolo says

    Donde han estado todos estos años esta panda de chupopteros

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