…y al César lo que es del César

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Isidro Catela, director de la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal. / conferenciaepiscopal.es

No darás falso testimonio ni mentirás. Tampoco amenazarás. Y, por supuesto, respetarás al poder civil, que, por cierto, es el que te da de comer. Sin alzar tu mano insumisa para restregarles en la cara a tus contribuyentes incrédulos  o de otras confesiones que son unos pigmeos comparados con tu sagrada soberbia. Ya sé que nada ajeno a tu santidad te conmueve, que encarnas la verdad absoluta desde el día en que empezaste a afirmar que eras un embrión divino. También sé, aunque digas lo contrario, que no haces caso ni a Dios. Pero, como realmente eres un pobre de espíritu y un mentiroso compulsivo, te voy a decir mi pequeña verdad. Por si acaso alguna vez has tenido, y todavía te acuerdas, una molécula de amor propio y un átomo de dignidad.

Insistes en tus filípicas de costumbre porque tu jodienda no admite enmienda, si bien la Iglesia a la que perteneces simula que regala chocolatinas sin reconocer que lo que hace es comprar acciones personales en beneficio de su autocartera. Todos los días del año y especialmente con redoble de tambores en la época de la declaración de la renta tu Iglesia vende la Cruz por la crucecita de Hacienda. La Iglesia es Esaú y su plato de lentejas.

Una señora que es una santa me ha dado una carta tuya, don Isidro Catela Marcos, que firmas como Director de la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española. Se titula “10 preguntas, 10 respuestas sobre financiación de la Iglesia y régimen de fiscalidad” y, al parecer, la has distribuido por todas las parroquias españolas para incitar a los feligreses a marcar la “x” eclesiástica en sus declaraciones del IRPF sin caer en las trampas del temor humano ni en la vergüenza de arrodillarse ante sus propias conciencias. Las nueve primeras preguntas y tus consabidas respuestas son las de siempre. Así que, después de acusar recibo de tu aseveración de que la Iglesia española está muy contenta con el sistema que con cargo al Estado garantiza su financiación actual, meto la directa y llego al interrogante número 10 de tu lista listísima, en la  que planteas a tu auditorio la siguiente cuestión: “¿Y si hubiera un cambio en la legislación fiscal?”. A la que das la siguiente contestación: “La Iglesia estará siempre a lo que dicte la Ley. Si hubiera un cambio en la legislación fiscal, estaría a lo que dictara la norma, siempre con el límite de los beneficios previstos en los Acuerdos [suscritos con el Estado], que tendrán rango superior.

Ante este intento de proclamar e imponer a la sociedad española, en mi opinión no las verdades evangélicas, sino la continuación del parasitismo de la Iglesia Católica a costa del interés general, y con tu argumentación jurídica de la existencia de una particular Ley del Candado a su favor, conviene puntualizar, a mi juicio, lo siguiente:

1.- Que las normas jurídicas contenidas en los tratados internacionales suscritos por el Estado Español tienen el mismo rango que el resto del ordenamiento interno. La única excepción jerárquica de preeminencia dentro del sistema jurídico español es la Constitución de 1978.

2.- Que ojalá el Acuerdo sobre asuntos económicos suscrito por el Estado Español y la Santa Sede el 3 de enero de 1979 tuviera el rango superior que le atribuyes, Isidro Catela; pues en su artículo II la Iglesia Católica declaró “su propósito de lograr por sí misma los recursos suficientes para la atención de sus necesidades”, renunciando al sostén económico del Estado. O, lo que es lo mismo, que el Acuerdo dice todo lo contrario de lo que tú dices, Catela, y no garantiza eternamente a la Iglesia el régimen de recursos con los que le asiste el Reino de España (primero a través de su dotación directa con cargo a los Presupuestos y después mediante la asignación tributaria en la imposición personal, dos sistemas transitorios que la Santa Sede no contempló como recursos permanentes). Cosa bien distinta es que a la Iglesia le haya interesado, como también sucede en la actualidad, que su promesa de autofinanciación de 1979 se mantenga como una fruta podrida indefinidamente en el tiempo.

3.- Que el Estado Español, por las razones que sean, se ha rendido a los batallones del Papa de Roma. Porque, desde el 1 de enero de 2007 y gracias a José Luis Rodríguez Zapatero, la Iglesia española no sólo disfruta de una asignación superior (entonces pasó del 0,5% al 0,7% de la cuota íntegra del IRPF), sino también de una revisión del sistema que le garantiza esa financiación con carácter indefinido. Obviamente, esa disposición legal se puede derogar por otra posterior, pero esto resulta muy improbable si los representantes legítimos de la soberanía popular han sido secuestrados espiritualmente por la Curia y van a remolque de las sotanas ahítos de una extraña enfermedad, a la que podemos denominar el Síndrome del Vaticano.

4.- Que, por el contrario, la asignación a fines sociales sólo tiene vigencia anual y depende de lo que quiera hacer con ella el legislador presupuestario de cada ejercicio, que incluso tiene las manos libres para suprimirla.

5.- Que, ante las afirmaciones tuyas, señor Catela Marcos, de que “los contribuyentes eligen libre y voluntariamente, cada año, poner la X en la Declaración de la Renta” y de que “la Iglesia no recibe nada de los Presupuestos Generales del Estado”, sólo podemos decir, estupefactos: MILAGRO, MILAGRO. Pero si el portavoz de la Conferencia Episcopal Española acudiera al Manual Práctico (Renta 2011), editado por la Agencia Tributaria y leyera en su página octava que “la elección de cualquiera de las opciones anteriores [la asignación religiosa o la aplicada a fines sociales] o la ausencia de elección, no tendrá coste económico alguno para el contribuyente, por lo que la cantidad a ingresar o a devolver resultante de la declaración no se verá, en ningún caso, modificada”, comprobaría que la asignación a la Iglesia no la pagan sus feligreses, sino la Hacienda española, que en cada ejercicio económico en curso tiene algo así como un daño emergente y en cada ejercicio venidero algo así como un lucro cesante.

6.- Que es una bendición del Cielo poder jugar limpio con el prójimo y recibir la gracia de Dios. Que no es exactamente lo mismo, dicho sea en términos sólo seculares y pertenecientes a este mundo profano, que ser tan gracioso como eres tú, santísima eminencia y portavoz don Isidro Catela. Gracioso y listo, que no se te escapa una peseta.

3 Comments
  1. Zaratustra says

    Me impresiona la falta de fe de esa cúpula clerical y el amor al dinero del prójimo, al que toman por tonto. Por eso me alegra que alguien como el señor Borstein nos explique las mentiras de esos vividores

  2. Luismi says

    Respecto del punto 1º habría que matizar que los tratados internacionales están jeraárquicamente por encima de cualquier otra norma interna (leyes orgánicas, leyes ordinarias, reglamentos, órdenes) excepto la Constitución. Y también matizar que los tratados pueden denunciarse (romperse).

  3. Nuwairah says

    O Arie de Geus, que trabalhou muoits anos na Shell fez um estudo com as 500 maiores empresas da The Economist e chegou a uma concluse3o estarrecedora: metade delas tinha FALIDO 10 anos depois!!!! Mas tinha um reduzidedssimo grupo de 20 empresas que ne3o sf3 ne3o tinha desaparecido como eram empresas com mais de 100 anos de vida!! Resolveu estude1-las para ver se tinham caracteredsticas em comum e descobriu que SIM! Batizou-as (com a juda do Peter Senge) de LEARNING ORGANISATIONS (organizae7f5es que aprendem) e apontou que A PRINCIPAL CARACTERccSTICA DELAS c9 QUE TINHAM UM PROPd3SITO, QUE Nc2O TINHAM O LUCRO COMO OBJETIVO CENTRAL.O Peter Drucker, na mesma linha, cunhou uma frase que adoro: O lucro e9 o oxigeanio das empresas, mas viver e9 muito mais do que respirar! . Existe uma diferene7a sutil, MAS FUNDAMENTAL, entre ter foco no lucro ou no propf3sito. No primeiro caso, e9 o vale tudo que conhecemos. No segundo, o lucro aparece como consequeancia do trabalho bem feito, dos objetivos coletivos atingidos, do reconhecimento, da confiane7a que vocea consegue estabelecer com seus clientes, parceiros e a sociedade.Vamos cada vez mais nesta diree7e3o e acho que este1 corretedssimo o que vocea diz. A rede e as redes ve3o acelerar ainda mais este processo!

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