
Europa está poniendo en jaque al sistema bancario y la connivencia de los reguladores con sus malas prácticas. Está ocurriendo en Reino Unido con esa vergüenza llamada manipulación coordinada del Libor, en la que las acusaciones alcanzan incluso al Banco de Inglaterra, y pasa en nuestro país, donde la querella presentada por UpyD apunta directamente al Banco de España, la CNMV y la clase política. El problema no es sólo la pésima gestión, es que el modelo está corrompido en si mismo.
Bankia, junto a Banca Cívica y Caixabank, se vieron obligados a salir a Bolsa a toda prisa, ante los requerimientos del regulador, es decir, el BdE. La CNMV validó los folletos de salida, los auditores firmaron, y los bancos de negocio recomendaron. Por supuesto, las redes comerciales se pusieron a colocar acciones entre sus clientes a marchas forzadas. ¿Quién no recibió una llamada de su sucursal para que comprara en la salida a Bolsa?
Los bancos se echaron una mano entre ellos y todos compraron un poco de sus colegas. A ninguno les convenía un debut bursátil desastroso de nadie. Durante una temporada, los cuidadores mantuvieron en lo posible las cotizaciones. Luego, publicaron sus informes reales.
Y, por si fuera poco, el Gobierno aprobó dos reformas financieras en menos de seis meses, que endurecían muy duramente los requerimientos de capital. Eso fue la puntilla.
Así las cosas, efectivamente, Bankia ha pasado de declarar unos ratios de capital elevados e incluso beneficios a ser intervenida, con una afloración de pérdidas de miles de millones. Todo eso está bien recogidito en la demanda de UPyD.
¿A quién culpar? ¿A los gestores de los años de la burbuja, que generaron ese balance ingestionable, es decir, Miguel Blesa y compañía? ¿Al posterior presidente, Rodrigo Rato, puesto a dedo por el PP, que llegaba con la aureola de súper ministro y ex director gerente del FMI, que lideró unas fusiones impuestas y sacó a Bolsa una compañía también de manera impuesta? ¿A los reguladores y supervisores? ¿A los partidos políticos que han aguantado hasta el final la posibilidad de mantener personas de su confianza en estas entidades? ¿Al Gobierno, por no legislar con la diligencia precisa y facilitar quiebras de bancos, con la consiguiente zozobra de los depositantes, ciudadanos y mercados en general?
El caso es que si no fuera por UPyD, esto amenazaba con quedar en nada. Ahora hay más de 30 imputados, y la cosa parece que no ha hecho más que empezar. Ayer mismo, dimitió el consejero delegado de la entidad.
Esta crisis debe traer un cambio radical en el sector bancario. No más ejecutivos con la gestión orientada al bonus. Deberá traer transparencia real, impidiendo que los gestores busquen el enriquecimiento rápido a costa de lo que sea. Y los gobiernos, por su lado, tendrán que dejar de mangonear en las entidades financieras, a pesar de que sean grandes fuentes de poder y tengan capacidad de prestar generosamente a los partidos y amigos.
Será interesante comprobar si las diligencias avanzan o el caso se archiva. UpyD ha pedido la comparecencia del ex gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, del presidente de la CNMV, Julio Segura, así como del representante del FROB.
No está mal que haya casos ejemplarizantes, pero la solución anglosajona (caen las personas, pero no se cambian las cosas para que no se repitan las malas prácticas) no es ideal. Hay mucho podrido en el sector financiero y cambiarlo será muy difícil.
Importante el final de su articulo, Manel. El modelo anglosajón -piratas del Mar del Norte- no es precisamente ejemplar y, sin embargo, es el que seguimos, embobados por su propaganda, todos. Ojala que en España se metiera mano más profundamente y se cambiara el pervertido sistema financiero. En todo caso, me alegra que el partido al que he votado haya sido el único con el coraje suficiente para denunciar este tinglado corrupto.