La EPA de Arias Cañete

Dice el ministro de Agricultura, Medio Ambiente y Alucinación, don Miguel Arias Cañete, que la reforma laboral aprobada por el Gobierno del PP empieza a dar sus frutos. Y lo dice el mismo día que el Instituto Nacional de Estadística (INE) hace pública la Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre de 2012 y nos informa de que España está a punto de precipitarse por el abismo social y moral de los seis millones de parados. Nos hemos quedado a las mismas puertas, en los 5.965.400 desempleados, aunque, eso sí, con una tasa de paro del 26,02% que ha batido todos los record de las series históricas -comparables y no comparables-, gracias a que tras los tres últimos meses, 187.300 ciudadanos más engordan el ejército de los desempleados que, con el paso de los meses, se está convirtiendo también en el de los desamparados.

"¿Y por qué dice ese señor estas Cosas?", me pregunto. Pues porque aquí cada uno dice lo que le da la gana e interpreta los cuadros como le parece. Es posible que tenga razón respecto a que la reforma laboral empieza a dar sus frutos -no los deseados, pero sí los esperados-, porque organizaciones internacionales (OIT), sindicales, analistas de distinta condición y comentaristas de cierto tipo de pelaje vienen advirtiendo que abaratar el despido solo servirá para disparar el paro. Y vaya si lo está haciendo. Lo que se reduce, eso sí, es el número de activos, que ha disminuido en 176.000 personas, principalmente entre los jóvenes menores de 25 años. La ocupación también bajó en 363.300 personas (74.500 en el empleo público y 288.700 en el privado) y se situó, con un total de 16.957.100 ocupados, en niveles de 2003.

"¿Y entonces -me insiste mi yo jodón- por qué ese señor dice estas cosas?". "Aquí va la explicación", le contesto yo con el tono mortecino y lastimero de una canción de Diego El Cigala.

Según el ministro, "la reforma laboral entró en vigor en julio y desde entonces la destrucción de empleo ha sido de 275.000 empleos frente a los 439.000 en el mismo periodo del año anterior, donde solo hubo un trimestre en recesión económica, mientras que ahora ha habido dos". El nivel de sofisticación de la ocurrencia es el mismo que el que tendría la afirmación de que hay menos despidos porque cada vez hay menos gente a la que despedir". La verdad, un poco chusco todo. Fundamentalmente, porque el número de desempleados se ha incrementado en 2012 un 13,1% respecto al año anterior o porque en 2012 se destruyeron 850.500 puestos de trabajo (-4,8%), frente a los 600.600 que se perdieron en 2011. Y chusco también porque el paro femenino creció en 357.400 personas (+14,7%), mientras que el masculino lo hizo en 334.300 (+11,7%) o porque la tasa de desempleo juvenil se sitúa en el 55,1%, lo que significa, ni más ni menos, que 930.200 jóvenes no pueden trabajar.

Y hay más, el número de parados de larga duración (más de un año en el desempleo) se incrementó en 470.700 personas en 2012 y este colectivo ya supera los tres millones... Y más, los hogares con todos sus miembros en paro subieron en 2012 en 258.700, lo que supone un 16,4% más que en 2011, hasta situarse en 1.833.700. Solo en el último trimestre, 95.800 familias alcanzaron la desoladora condición de nada de nada.

Y aún así, el Gobierno insiste, y no solo en sus pastosas y lamentables declaraciones (añadiré las de la ministra de Empleo, Fátima Báñez, en cuanto lleguen... si es que llegan), sino en sus políticas de ajuste de caballo, esas que nos llevan por el buen camino, eso sí, a la maldita ruina.