Méndez y Toxo denuncian el ‘brutal acoso’ mediático a los sindicatos

Los sindicatos, no diré yo si con razón o sin ella, están hasta el gorro de que les lluevan hostias por todos los lados: por la izquierda y por la derecha. El asunto se viene enredando desde hace ya algún tiempo y deja regustos rancios de titulares de reloj de lujo, de vacaciones en el mar y de ERES o no ERES en Andalucía. Ayer, durante la inauguración del 41 Congreso de la UGT, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, secretarios generales de UGT y CCOO, dedicaron una parte de sus intervenciones a este puñetero asunto. “La lluvia ácida”, dijo Méndez. “Lluvia ácida y ataques con artillería gruesa de todos los calibres, tanto por convocar huelgas como por no hacerlo, por firmar o dejar de firmar acuerdos”. Y Toxo, que intervino unos minutos antes como invitado en este mismo evento, se refirió a los ‘escraches’ mediáticos que tienen como diana a las centrales sindicales.

Piensan unos cuantos en estas millonarias organizaciones -por número de afiliados, digo- que la piñata mediática, la del palo que solo pega y que nunca escupe caramelos, la tiene tomada con ellos por la sencilla razón de que son la penúltima Línea Maginot que les queda a los parias para preservar algo de lo suyo. Y ni tan siquiera ese es un asunto de consenso, porque, al parecer, según algunos de estos parias -esos que se echan a la calle y que no tienen un jodido jefe de prensa con el que concertar una entrevista-, los sindicatos mayoritarios han cambiado el cocktail molotov por el cocktail de gambas… Y en esas mezquinas disquisiciones andamos enredados el común de los pringaos para solaz y alborozo de los malditos usureros. Así es.

“La ofensiva contra la libertad sindical es brutal”, dijo Cándido en el discurso de inauguración de la que se espera sea su sexta reelección como secretario general de UGT y que, hay que ver como son las cosas, debe impulsar la renovación del centenario sindicato. Según los documentos que las distintas comisiones debatirán a partir de hoy, los objetivos del Congreso son tres. En primer lugar, adelgazar la estructura organizativa. “El sindicato”, dijo Méndez, “se adelgaza por arriba y por el medio, pero va a tratar de ensancharse por abajo". Además, y como la crisis nos manosea a todos, es tiempo también de apretarse el cinturón -no sé si rojo o carmesí- y fijar como objetivo que la organización se financie exclusivamente con las cuotas de los afilados (actualmente el 70%). Y por último, y no por ello menos importante, abrir el sindicato a la sociedad, a los movimientos sociales, a los jóvenes, a las mujeres, tal y como ya se ha hecho, por ejemplo, con la participación del sindicato en la Cumbre Social o en la Plataforma Antidesahucios.

Y para que no nos falte de nada, y como no podía ser de otra manera, también hay propuestas en los documentos que va a debatir el 41 Congreso. Entre ellas, la creación de un banco público que dé respuesta a las necesidades de financiación de las pequeñas y medianas empresas, la aprobación de una renta básica universal, por derecho, para que nadie se muera de hambre -o de asco- en medio de la calle, o la creación de un fondo para el fomento del empleo con el 50% de lo que se recaude en la lucha contra el fraude fiscal. Lo cierto es que, dicho así, todo parece muy razonable.