Sebastián pone una vela a Tierno

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El PSOE ha empezado ya a preparar la campaña de su candidato a la Alcaldía de Madrid, un señor que se llama Miguel Sebastián y al que conocen en su casa a la hora de comer, lo cual no deja de ser un inconveniente para ganar unas elecciones. Cierto que no es la primera vez que los socialistas deben empezar la casa por el buzón, esto es, por popularizar el nombre y los rasgos faciales de su cabeza de lista, aunque en esta ocasión la cosa se complica. A Trinidad Jiménez la cogieron de su mano Rubalcaba y otros dos Migueles, Barroso y Contreras, la subieron a un autobús y la tuvieron meses dando tumbos por la ciudad. Aquello funcionó entonces, pero no parece que los ‘trinimaratones’ estén hechos para Sebastián, quien, no obstante, promete calle y puerta a puerta.
El partido lo soltó el pasado lunes ante los medios en un acto casi privado en Ferraz para ver cómo se desenvolvía ante las ‘fieras’. Y sí, se comprobó que Sebastián es capaz de hilar las frases sin trastabillarse como corresponde a alguien que se ha dedicado a la docencia, que lo que más le pone es hablar del endeudamiento de Gallardón y de cómo sube la presión fiscal, y que va a tratar de tirar de la imagen de Enrique Tierno Galván, en cuyo partido militó antes de hacerse neoliberal, al menos en lo que a economía se refiere. ¿Del viejo profesor al ‘joven profesor’? Veremos.
Poco más se pudo sacar en claro de su proyecto porque Sebastián, de momento, no tenía nada que decir, más allá de anunciar para un futuro miles de propuestas ilusionantes, que tendrán que salir más temprano que tarde del laboratorio porque sólo un suicida iría a unas elecciones pidiendo a la gente que se apriete el cinturón. El resto fue un enorme lugar común: el candidato del PSOE quiere “una ciudad para vivir”. Como todos.
Citó como temas prioritarios la educación, una materia en la que el Ayuntamiento apenas tiene competencias, y la vivienda. Dio un par de pinceladas sobre escuelas infantiles y clases de inglés, y constató que en Madrid hay 300.000 pisos vacíos y que existe una fuerte demanda de viviendas de protección oficial y de alquiler. Es posible que por ahí vayan sus tiros o, mejor dicho, es muy probable que sólo puedan ir por ahí, porque, si es verdad lo que dice, con Sebastián las grandes obras se habrán terminado.
En lo que empleó mucho tiempo fue en justificarse. Lo hizo primero al presentarse como alguien comprometido desde siempre con los valores de la izquierda, algo que, como el valor al soldado, tendría que presumirse en un candidato del PSOE. Sobre este asunto caben dudas razonables. ¿Qué valores de la izquierda defendía Sebastián cuando dirigía una casa de valores como Intermoney o cuando se puso al frente del servicio de estudios de BBVA? ¿O los defendía en silencio?
Y volvió a justificarse al describir su designación digital por parte de Zapatero. "No me considero un tercer plato. Para ser algo hay que querer serlo. Y nadie quería", dijo. A estas alturas resulta más que evidente que el procedimiento de nominación del candidato ha sido una chapuza. El pasado sábado, en el Comité Federal del PSOE que certificó su candidatura, la cabeza visible del guerrismo madrileño, José Acosta, no dejó títere con cabeza al describir el daño que había causado el vodevil de Bono y la humillación a la que el presidente del Gobierno había sometido al Partido Socialista de Madrid.
Es obvio que Sebastián no es el culpable, pero algunos de sus pronunciamientos tampoco ayudan. Es difícil que pueda congraciarse con una organización a la que, según dijo, no piensa afiliarse. Queda muy bien eso de que "la independencia es una opción y una forma de llamar a otros independientes a involucrarse en el proyecto", aunque no debe esperar grandes aplausos de los que ya están en el proyecto y se sienten ninguneados.
¿Estamos ante un ave de paso? El candidato lo niega, pero no hubo forma de sacarle qué haría si no logra sentarse en el sillón de alcalde. En resumen, tenemos claro que si vence a Gallardón se propone estar un máximo de ocho años en el cargo, pero no sabemos cuántos días será capaz de aguantar como concejal en la oposición. Una cosa es que no se plantee perder, porque está muy bien tener ilusiones en la vida, y otra muy distinta que no sea capaz de aceptar el veredicto de los madrileños, que a eso equivaldría tomar las de Villadiego si vienen mal dadas.
Gobernar plantearía otros problemas. El primero de ellos es que sería imposible hacerlo en solitario, dada la correlación de fuerzas que existen en Madrid. La verdad es que sería digno de ver al ex jefe del servicio de estudios del BBVA pactando con Izquierda Unida. «No tengo ningún inconveniente en acercarme a IU», ha dicho ya Sebastián, antes de reconocer una discrepancia que no parece pequeña: «Es verdad que nosotros somos partidarios de bajar los impuestos y ellos de subirlos». Tiempo habrá para preguntar al economista que lleva dentro cómo piensa reducir la deuda de Madrid si baja las tasas municipales y, al mismo tiempo, ilusiona a los ciudadanos, o sea, gasta dinero.
Al ‘joven profesor’ le quedan por delante 200 días. Su éxito o su fracaso será también el de Zapatero. Lo sabe hasta Gallardón.

5 Comments
  1. Master says

    ID: 104259
    Primero pensaba yo ir a votar a Sebastián para dar la patada en el culo a Gallardón, y pasar de votar en las autonómicas ya que Simancas no ha asumido aún su respondabilidad en el tamayazo (ahí sigue el tío como si nada).

    Pero a la vista de lo que nos está contando Sebastián, creo que voy a pasar olímpicamente de votar a nadie. Claro, a no ser que Sebastián acuda al notario y firme públicamente que:
    1.- No va a subir ningún impuesto ni tasa.
    2.- Va a reducir el IBI a niveles de 2004.
    3.- Va a quitar los parquímetros y a hacer cumplir el reglamento de circulación a base de tremendas multas pero sin quitar puntos del carnet.
    4.- Va a reducir sensiblemente la contaminación de la ciudad y mejorar las zonas verdes.

    …total, que creo que no pienso ir a votar a nadie. Si acaso a la Espe, para ver si le sale una úlcera a Gallardón.

  2. soledad says

    ID: 104398

    Master ¡NO! tienes que ir a votar y todos los madrileños para quitar de en medio a estos mafiosos del ladrillo, mentirosos, cínicos y sinvergënzas. La extrema derecha y el Opus gobiernan en Madrid. Siempre es preferible lo desconocido, lo que tenéis ahora es basura

  3. Sarasate says

    ID: 104503
    No le conoce nadie y encima la primera vez que le oigo hablar me doy cuenta de que intenta poner tono mitinero y no le sale, habla sin convicción. Y es que aun para decir las estupideces que suelen decir nuestros políticos hay que valer.

    A lo mejor acaba siendo una ventaja, Vete a saber.

    Saludos.

  4. milimonio says

    ID: 104731
    Mas vale los desconocido, que la asqueroso conocido y el sapo aguirre y su Saez de Tajada de presidente del PP cuando el tamayazo (eso si que fue pucherazo), y el gallardon que se la coge con pinzas. ciudadanos en eplotas ya

  5. Flashman says

    ID: 104769
    Yo debo ser uno de los escasos españoles que le conocían, por sus pulsos con Solbes, su negativa a ser ministro de economía y su calidad de asesor de Zapatero…

    La elección me perece buena con una (gran) pega: nunca ha estado involucrado en la política local, y eso para mí es indispensable. Claro que ni Bono ni De la Vega lo estaban, ese es el problema, el PSOE no se toma en serio Madrid más que como banderín de enganche electoral para el resto del estado, no a efectos de gestión de la ciudad.

    Nuevamente, y como también le pasa a ZP, su principal baza es el hartazgo y el rechazo que provoca la gestión de su rival pero, ¿será suficiente?

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