El insalvable compromiso moral de Zapatero

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Sobre si repite o no como candidato presidencial del PSOE, José Luís Rodríguez Zapatero no tiene compromiso alguno. Si acaso, puede reprochársele que no hace mucho, cuando aspiraba a rejuvenecer la política española, hablaba con pasión de la necesaria renovación de los cargos públicos para que el poder personal no se prologase y acabase anquilosando a las organizaciones, despolitizando a las bases y, en definitiva, desmovilizando a la sociedad.

No entramos, pues, en un asunto que, razonablemente, el presidente remite al “cuando toque” que tanto le gusta verbalizar a su segundo, José Blanco. Especialmente, para no dar más armas al adversario con sus mensajes ambiguos y cargados, sin querer, de incertidumbre, justo lo contrario de lo que pretendía. Aunque, en este punto, quiero adelantar una opinión. En contra de lo que piensan sus enemigos, estoy convencido de que Zapatero acabará presentándose si las cosas están mal y podría no hacerlo si las encuestas aventuran una recuperación del PSOE a finales del 2011, lo que todo el mundo considera harto improbable, por la crisis (aunque cualquiera sabe).

De lo que no puede escaparse el líder socialista, sin embargo, es de otro compromiso personal que, en el fondo, le obligará a retratarse sobre la candidatura unos meses antes de las elecciones siempre que se guarden los tiempos legales establecidos. Se trata de la Secretaría General, el liderazgo del partido.

En los Estatutos y Reglamentos del PSOE, dentro de la sección primera titulada “Estatutos Federales”, hay una disposición adicional muy precisa. Es la quinta. Dice: “Ningún cargo orgánico ejecutivo podrá ser ocupado por la misma persona durante más de tres mandatos consecutivos”. Y no excluye al Secretario General.

 Zapatero fue elegido secretario general del PSOE, por primera vez, el 22 de julio del 2000, cuando venció a José Bono por sólo 9 votos en el 35º Congreso. Luego volvió a ser proclamado máximo responsable del partido en el Congreso siguiente, el 36º, el 4 de julio del 2.004. Entonces ya le votaron el 95% de los delegados porque había sido proclamado presidente del Gobierno unos meses antes, tras vencer en las elecciones del 14 de marzo. Y en el 37º Congreso, el último que se ha celebrado (entre el 4 y el 6 de julio de 2008), fue reelegido por tercera vez.

El año 2.012, inmediatamente después de las elecciones que tocan en marzo si no se adelantan, tiene que celebrarse, en consecuencia, el 38 Congreso Federal del partido que ahora gobierna y que, a pesar de que las encuestas pintan mal, podría seguir gobernando el país, con el apoyo de CiU y el PNV, entre otros, cuatro años más. En esa hipótesis, que no puede descartarse, si Zapatero repite y sigue presidiendo el país, dejará de ser Secretario General. Y la bicefalia habrá vuelto.

Desde que Pablo Iglesias fue elegido el máximo responsable del PSOE en su primer Congreso de 1888, celebrado el mes de agosto en Barcelona, nunca un asunto semejante inquietó el alma del partido. Con Felipe González, además, quedó resuelto el problema. El primer presidente socialista de la reciente democracia libró una batalla para que en el PSOE no pasara lo que en Euskadi con el PNV, donde mandaba más el partido que el Gobierno. Derrotó a Alfonso Guerra en dos tiempos. El último, por cierto, en Andalucía, donde entonces colocó al presidente Manuel Chaves en la secretaría general que tenía Carlos Sanjuán y ahora, curiosamente, es Chaves quien la cede a José Antonio Griñán precisamente para que no haya bicefalia.

El líder socialista ya pensó en ello, de seguro, cuando apostó por dos mujeres para potenciar su imagen de manera singular. Una, Carme Chacón. Otra, por si acaso, Leire Pajín. Porque Zapatero quiere que quien le sustituya tanto en el partido como en la presidencia de Gobierno sea una mujer. Es su forma de rematar dos mandatos presidenciales centrados, entre otras cosas, en el avance hacia la igualdad de hombres y mujeres.

No hay “tapadas” porque cada vez que ha apostado por alguna, como la andaluza Mar Moreno, a quien sorprendentemente aupó a la Ejecutiva, se ha equivocado él o ha fracasado ella. La única excepción es la ministra de Igualdad, Bibiana Aido, a la que todo el mundo, incluido él, considera muy válida, pero todavía inmadura.

Siempre le quedará, para la Secretaría General, el fiel escudero José Blanco, sobre todo si sigue siendo presidente (si no lo es, en el PSOE dicen que el vicesecretario se retirará con él). Pero, opte por quien opte, incluso si se trata de un tapado, el nombre aflorará, de seguro, antes de las generales. Y el debate sobre lo uno implicará el debate sobre lo otro.

Hay quien dice que Zapatero podría optar por ser presidente, si pudiese, y seguir en la Secretaría General a pesar de los Estatutos, cambiándolos en el propio Congreso. Pero ahí es donde adquiere significado el titulo de este post. ¿Se atrevería el líder del PSOE a romper las reglas de juego? Aparentemente, su compromiso es sólo político. Pero no es así. También es moral. Y ahí, en ese territorio del cumplimiento de los compromisos, es donde se mide la dignidad de un político.

3 Comments
  1. Posidonio says

    Los estatutos se cambian y se votan antes de comenzar el congreso, en el comité federal, donde la oligarquia directiva decide. La modificación es muy simple …»siempre que no ocupe responsabilidades de gobierno»

  2. Franesco says

    El 38 Congreso será divertido, en efecto. Y el ganador puede depender de si se es Gobierno, en cuyo caso ZP lo dirá casi todo… Si no, la elección está abierta.

    Se te olvida (¿o no?) un nombre de mujer: Trini, quien rivalizará con Chacón. Los dos candidatos varones también darán juego: el citado Blanco y quien para mí es el favorito, Caldera. Esos cuatro nombres se jugarán el poder tras la más que segura derrota electoral de 2012. Y según quien gane, así será o no presidente/a en 2016. Lo que es segura es la victoria orgánica de Nueva Vía.

  3. Pablo C says

    Insalvable compromiso moral de Zapatero:
    – Envío de tropas a Afganistán, a pedido de Obama: qué diferente el Zapatero que no se levantó ante el paso de la bandera yanqui a éste que corre a rezar junto a Obama.
    – Su contrarreforma audiovisual o la entrega al neoliberalismo mediático televisual.
    – Su sí pero no respecto a las centrales atómicas: ¿recuerdan el OTAN, de entrada, no… para entrar de cabeza en ella?
    – La pleitesía a Juan Carlos de Borbón, hasta transformarse el PSOE en el gran soportal de la monarquía de Borbonia, con el millonario Felipe González de primer mosquetero real.
    ¿Será necesario hablar más de «insalvable compromiso moral» de Zapatero?: ¿será con el rey, con la SGAE, con Obama? ¡De pena cómo ha fallado!!

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