Desnudo integral al PP

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Gallardón y Chaves, ayer en los actos del 2 de Mayo. /EFE

Debe de ser verdad que, a la larga, el galgo mata a la liebre. Sepan que si el tiempo no lo impide y la autoridad lo permite –y crean que la autoridad está por la labor- Gallardón verá recompensada su paciencia con un escaño en el Congreso en la próxima legislatura. Lo sugiere sin tapujos un miembro de la cúpula del PP: “Entra dentro de lo posible que sea diputado”. Anotado queda.

Tomen lo de Gallardón como un signo de un nuevo tiempo en el PP, al que sonríe de tal manera la gracia de Neptuno que no es necesario que nadie reme para que el viento hinche las velas. La nave va, que diría Fellini, y lo hace a buen ritmo, con una tripulación en aparente calma, confiada en que tormentas como Gürtel o Matas, que han barrido la cubierta y han dejado al pairo del oleaje a un puñado de manilargos marineros, no provocarán el naufragio ni variarán el rumbo. En comparación con la accidentada travesía de los socialistas, desarbolados por la tempestad económica, los populares navegan por el estanque de El Retiro y hasta dan de comer a las palomas.

Habrá tensiones pero no se manifiestan, y por primera vez en mucho tiempo nadie se amotina públicamente contra el capitán, que puede fumar tranquilamente sus habanos sin el sabor a salitre en la boca. “Las relaciones entre Esperanza Aguirre y Rajoy están en su mejor momento. Todo el mundo está situado, y Esperanza tiene claro que Mariano va a ser el candidato”, asegura el interlocutor antes citado.

¿Está tan resignada la presidenta de Madrid como para aceptar que su cordial enemigo Alberto esté en el Congreso y ella no? Puede, aunque cada cual hace ya sus cábalas. Aguirre no pedirá ir en las listas al Congreso en 2012, como hizo cuatro años antes aun a costa de tener que abandonar su cargo, ya que la condición de diputado era como hoy estatutariamente incompatible con la presidencia autonómica. Recuerden que aquella disputa dejó a Gallardón compuesto y sin escaño.

Lo que se pretendía entonces no era, obviamente, ayudar a Rajoy a ganar las elecciones sino poder aspirar a disputar el liderazgo del partido, para lo que se entendía imprescindible tener voz en el Parlamento. Las cosas han cambiado bastante. De entrada, hay más posibilidades de que Rajoy obtenga la victoria a su tercer intento, lo que convierte en irrelevante asegurarse un puesto en el hemiciclo. Pero en el caso de que no fuera así y el de Pontevedra no tuviera otra opción que abandonar la presidencia del PP, el entorno de Aguirre se ha convencido de que ser diputado no es un requisito imprescindible para liderar la oposición.

Eso, contando, lógicamente con que Rajoy dimitiera, ya que hay quien maliciosamente sostiene que podría no hacerlo. Recuerdan en este sentido lo que pasó hace tres años. En octubre de 2007 correspondía convocar el congreso ordinario del PP. Rajoy preguntó a sus barones y baronesas si era conveniente hacerlo un año antes de las elecciones generales. Aguirre se mostró a favor, pero Rajoy impuso su tesis de aplazarlo con el argumento de que se convertiría en un debate sobre la continuidad del dúo Acebes-Zaplana. No es preciso decir que el congreso se celebró al año siguiente en Valencia, tras la derrota electoral, y le consagró nuevamente al frente del PP.

Pues bien, el próximo congreso toca en 2011 y no hay dudas de que en esta ocasión se celebrará y Rajoy será reelegido y proclamado candidato a las generales del año siguiente. Tendrá por delante otro período de tres años como líder de los populares. “Si pierde las elecciones a lo mejor se quiere quedar”, ironiza un dirigente madrileño.

Tenemos, por tanto, a Gallardón sentado en el Congreso. ¿Cuál es si interés? Pues si Rajoy pierde, aspirar a sucederle, lógicamente. Y si gana, convertirse en vicepresidente del Gobierno, que menos da una piedra. Como no hay nadie en su sano juicio que dude de que en 2011 volverá a ser reelegido alcalde, la carambola dejaría el bastón de mando de la ciudad en manos de uno de sus concejales. ¿De quién? No lo duden: de Ana Botella. Si Dios existe que coja a los madrileños confesados, y nunca mejor dicho.

Pero centrémonos en las autonómicas y municipales de 2011. De entrada una pregunta: ¿aceptará Rajoy que Álvarez-Cascos, uno de sus críticos más renombrados, sea el candidato del partido en Asturias? “Depende”, dicen en Génova. ¿Y de qué depende?  “Elegiremos al candidato que nos dé mejor. Estamos en ello”.   O sea, que no, siempre y cuando puedan evitarlo, aunque no parece que puedan. ¿Y Camps? ¿Será el candidato? "Hoy por hoy sí va a repetir pero no sabemos lo que puede pasar pasado mañana".

Como no podía ser de otra forma ya que el que paga manda, las encuestas de los populares son muy generosas con el partido. Descartan, por ejemplo, que la mayoría de Aguirre peligre por la irrupción de UPyD y auguran que Castilla-La Mancha podría caer del lado de Cospedal pese a la polémica por la retirada del proyecto de Estatuto. Confían aquí en que el último escaño por Ciudad Real, que es el que daría el desempate, acabe siendo suyo.

El optimismo no acaba aquí. Ven oportunidades en Cantabria, donde estiman que hoy contarían con mayoría absoluta, en Aragón y hasta en Baleares, aunque medio partido dude por la mañana si le toca ir a la sede o al juzgado. Por lo que se refiere a las municipales, se cuenta con conservar lo que se tiene y añadir a la hucha Sevilla, Cáceres, Toledo y Albacete. Teniendo como aliado a Neptuno, se entiende que el PP no quiera ningún otro pacto, aunque el que esté en peligro de hundirse sea el propio país. Y hasta aquí se puede leer…

3 Comments
  1. Jose says

    Aunque de los más de 35 Millones de lectores , sólo unos 10 millones votan a la PPería, la desilusión sembrada por ZP y la desunión de los antiPP, pueden llevar a la Moncloa a un marrullero como Rajoy. Esta democracia es francamente mejorable.

  2. amparo says

    parece todo muy cierto. Ojala no sea asi

  3. chuki says

    Aunque el PSOE no nos guste por diversas razones, la unica forma de que la camarilla de sinverguenzas del PP no nos gobiernen es votar al PSOE.

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